Tomas.
Son exactamente las 9:32am.
Ha sido una mañana cargada de emociones, me encuentro cerrando mi gran maleta y colocándola en el suelo de mi habitación.
En este momento daré un gran paso en mi vida, luego de haberme especializado en el ISMM recibí varias ofertas de trabajo.
Entre tanto pensar y mirar oferta tras oferta, me terminé decidiendo por una, es una gran oferta de trabajo, pero requiere un sacrificio, como toda buena oportunidad.
Me he decido por el trabajo en Thoumieux, un reconocido restaurante ubicado en París, Francia.
Es un sueño para cualquier chef cocinar para un restaurante de ese nivel.
Pero, para poder trabajar en el, debo trabajar tres meses en Buenos Aires, Argentina dictando clases de Gastronomía en una nueva y pequeña academia.
Eso explica el porque estoy terminando de hacer maletas.
El punto es que debo vivir tres meses en Argentina.
Daré clases en una academia del mismo restaurante, no me agrada mucho la idea de dar clases pero con tal de trabajar en el Thoumieux doy todo, hay que sacrificar algunas cosas para tener mayores ¿cierto?
Mi vuelo sale a las 6:00 p.m., eso significa que debo estar en el aeropuerto a las 4:00pm.
Termino de empacar y me siento en el borde de la cama, observo mi habitación y me pongo un tanto pensativo.
Extrañaré Venezuela, nunca he estado tanto tiempo lejos de mi familia... Eso me asusta un poco... Sí, es extraño escuchar eso de un chico de veintiún años, pero bueno, la verdad soy muy apegado a mi familia, siempre hemos sido muy unidos, extrañare el café de mi abuela y ver a mi mamá molesta, extrañare que los vecinos nos vengan a reclamar por la musica a alto volumen y aun mas las noches de cena familiar, sin duda extrañare esos momentos.
Suelto un suspiro y me levanto de la cama, necesito una ducha.
Unos quince minutos después ya me encuentro de nuevo en mi habitación, me debato mentalmente el que me pondré, finalmente me decido por Jeans azul claro, converse blancos y un suéter blanco con rayas azules.
Una vez vestido acomodo un poco mi cabello y bajo a la cocina.
—Hola mamá. —Digo mientras me siento en el taburete.
—¡DIOS SANTO! —Grita mi mamá colocándose la mano en el corazón. —Tomas ¿Me quieres matar de un susto? —Dice con la mano aun en el corazón.
—Lo siento mamá —Digo evitando no reírme, siempre me ha parecido cómica la cara que coloca cuando se asusta.
—Que mala maña la tuya de asustarme. —Dice volviendo a picar los vegetales. —¿Terminaste de empacar?
—Lo hice.
—¿Llevas suficiente ropa?
—Sí mamá, igual allá compro más si necesito.
—¿Metiste tu pasaporte?
-Sí mamá.
-¿Suficiente ropa interior?
-Sí mamá.
-¿Cepillo dental?
-Sí mamá, calma esta todo en orden -respondo ya agobiado de tantas preguntas.
-Ay lo siento, es que no puedo creer que mi renacuajo se vaya por tres meses -dice abrazándome.
-Mamáaaa, sabes que odio ese apodo -digo devolviéndole el abrazo.
-Bueno no es culpa mía que cuando nacieses parecieras un renacuajo -Se encoje los hombros.
-Ajá está bien -digo colocando los ojos en blanco.
-Bueno renacuajo voy a comprar unas cosas a Moll -dice tomando las llaves del auto-. Vuelvo antes de las 3:00 p.m. para llevarte al aeropuerto.
-Bueno vaya viejita, estaré en mi habitación terminando de organizar lo demás -Camino hacia las escaleras-.
-¿Cómo que vieja, chico? ¿Tú no respetas Voy a publicar una foto tuya de chiquito desnudo en feisbu para ver si me respetas, renacuajo -dice saliendo de la casa.
-¡Es facebook, pronúncialo bien! -grito desde las escaleras para que me escuche-. ¡Te amo vieja! -acentuó la palabra ''vieja'' y subo a mi habitación riendo.
Después de terminar de arreglar todo me recuesto en mi cama y boto un largo suspiro, tomo mi teléfono para ver la hora 2:30 p.m.
¡¿Qué?! Las horas se me fueron volando debo salir a las 3:00 p.m. al aeropuerto, le marco a mi mamá para ver si le falta mucho, pero ella me dice que vaya bajando.
Tomo mis cosas y comienzo a bajar mi equipaje, una vez abajo puedo ver a mi mamá hablando por teléfono, se le nota algo molesta y cuelga al verme.
-¿Pasó algo? -digo sentándome en el mueble de la sala.
-Tu papá no nos podrá acompañar al aeropuerto -dice algo cansada.
-Mamá tranquila, siempre es así -Hago una mueca-.Es mejor que salgamos de una vez para no agarrar tráfico -Cambio el tema.
-Vale, vale, voy por mi cartera y nos vamos -dice mientras sube a su habitación.
Después de unos minutos mi mamá vuelve y nos dirigimos al auto para ir al aeropuerto.
2 horas después.
Luego de dos horas atrapado en el tráfico de Caracas, finalmente llegamos al aeropuerto, ya eran las 5:12 p.m. así que no faltaba mucho para que saliese el vuelo, termino de bajar mis maletas de la maletera y puedo ver a mi mamá hablando por teléfono, coloco los ojos en blanco y espero a que cuelgue, a mi mamá la llaman constantemente y eso es atorrante, no podemos mantener una buena plática sin que suene su teléfono.
Luego de colgar se dirige a mí con una mueca.
-Hijo... Estem, me llamó Cristina... Dice que necesita verme pronto, tuvo un problema con su esposo Alex y necesita hablar conmigo, ¿no te importa si me voy verdad? -Hace una mueca.
Cristina es la mejor amiga de mamá, esa mujer vive teniendo problemas... Cuando no son sus hijos es su esposo, con suerte mamá siempre está para ayudarla.
-No mamá, tranquila, ve con Cristina -digo esbozando una leve sonrisa.
-Gracias por entender, mi amor -dice dándome un beso en la mejilla-. Que tengas feliz viaje, consíguete una novia -dice esbozando una sonrisa pero antes de que le pudiese responder ya se había montado en el auto y había arrancado.
Entro al aeropuerto y me siento en una de las sillas de espera a esperar que llamen para empezar a abordar.
Comienzo a ver a cada persona... Todas con un rumbo diferente de aquí para allá, de allá para acá, este lugar está lleno de emociones, se pueden ver parejas tristes despidiéndose, otras felices abrazadas de verse de nuevo, familias felices, niños saltando de felicidad, y otros como yo, simplemente solos, se pueden ver caras de decepción de tristeza, alegría, nostalgia, soledad, se pueden ver lágrimas tanto de alegría como de tristeza, esto es un lugar cargado de emociones.
Una voz me saca de mis pensamientos, sí, es la voz diciendo que los del vuelo para Argentina comiencen a abordar.
Me levanto de mi asiento y comienzo a pasar por todas esas cosas de seguridad y bla bla bla luego de unos diez minutos ya estoy montándome en mi avión y buscando mi asiento, una vez visto, me siento y con suerte tengo vista a la ventana.
Luego de unos 20 minutos una voz por el micrófono dice que apaguemos nuestros celulares y abrochemos el cinturón ya que estamos a punto de despegar.
Hago lo que me pide y espero, luego de estar una vez en el aire veo por la ventana y se puede ver mi caracas, mi Venezuela, esbozo una sonrisa mirando aún por la ventana.
Adiós Venezuela...