STEREK

Stiles, Te Quiero

Cap. 19

Desperté en mi cuarto con un dolor de cabeza indescriptible, al grado que hasta oír mis pensamientos dolía.

De la nada, un recuerdo inundo mi mente.

—Mira a estas dos perras bebiendo. —Dijo un extraño en el recuerdo. El extraño estaba acompañado. Ambos eran grandotes y fuertes. El hombre agarró nuestra botella.

—Dámela de regreso. —Ordenó Scott.

— ¿Qué dijiste, chiquitín? —Se burló el extraño. Una parte de mí no quería seguir recordando esto.

—Que me des la botella. —Repitió Scott. Esta vez, el recuerdo de su voz mandó un escalofrío por mi espalda.

—Scott, deberíamos irnos. —Dije yo, y me di cuenta que para ese momento se me había pasado la borrachera.

Este sentimiento de recordar era tan extraño. Era como si hubiera entrado en mi propio cuerpo, solo que en el pasado.

—Me trajiste aquí para que me emborrachara, Stiles. Todavía no estoy borracho. —Refutó mi mejor amigo, y si las miradas mataran, el hombre estaría en el piso.

Cuando el extraño acercó la botella a sus labios, supe que era hombre muerto.

Scott se levantó, caminó hacía el lentamente, y repitió: —Dame la botella.

El hombre solo sonrió y negó con la cabeza.

Scott estaba de espaldas, por lo que no podía ver su cara. Lo único que vi fue como la cara del extraño se transformó.

—Dame la botella de whiskey. —Ordenó Scott una última vez.

Vi las garras de Scott crecer, ya que tenía las manos atrás de la espalda, y deduje que le había enseñado al hombre sus ojos amarillos.  

—Scott. —Dijo mi voz con preocupación. Se sentía tan extraño estar en mi cuerpo y no ser el que habla.

El hombre le dio la botella a mi mejor amigo, quien la lanzó con su fuerza inhumana contra un árbol.

El recuerdo acabo y regresé a mí mismo. Un mal presentimiento recorrió mi cuerpo.

Sonó mi despertador, y mi papá entró a mi cuarto.

— ¿Listo para regresar a la escuela? —Preguntó, sentándose a lado de mí.

—No. Solo quiero dormir. —Contesté honestamente.

—La resaca debe ser terrible. —Dijo mi papá, y en el momento que esas palabras salieron de su boca, supe que estaba en problemas. —No me veas así. Note que no estaba mi botella de whiskey favorita.

No dije nada. Si algo había aprendido de vivir con un Sheriff es a no admitir ni negar nada.

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Llegue a la escuela con la misma cantidad de energía con la que siempre llego. Ninguna.

Mi papá me había dado unas pastillas para la resaca, y no me castigo porque entendió que estuve en una situación difícil y quería olvidarla.

Vi a mi papá entrar a la oficina, así que me senté afuera. Cuando por fin salió, me miró y se acercó a mí.

— ¿No tienes un examen al que llegar? —Preguntó, pero lo ignoré.

— ¿Qué pasó? ¿Encontraron a Derek? —Pregunté, deseando que la respuesta fuera no. Me sentía muy mal culpándolo a él.

—Estoy trabajando en eso. —Me contestó. La alegría inundo mi cuerpo. —Tú tienes que ir a presentar tu examen.