Noche Escolar

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Cap. 17

Me acerqué a la puerta para salir, cuando Scott me detuvo.

—Creo que escuché algo. —Me informó mi mejor amigo.

— ¿Algo? —Lo cuestioné.

—Shhh. Silencio. —Me dijo, con una mirada seria en su cara. Miré a mí alrededor y caminé de espaldas, lejos de la puerta. Scott me quitó la lámpara, y la apagó. —Escóndete.

Me metí a un locker, ya que era flaco y chaparro. Scott imitó mi ejemplo, pero no logró cerrar el locker porque sus músculos de Hombre-Lobo no cabían. ¿De qué sirve tener un cuerpazo como ese si no le sirve para sobrevivir? Mejor me quedo con mi pálido y esquelético cuerpo que es perfecto para esconderse.

La manija de la puerta se abrió, y mantuve la respiración. Vi a alguien entrar al baño y recé porque no me encontrara. Poco a poco, los pasos se fueron intensificando, y yo supe que nos había encontrado.

Por eso cuando el conserje abrió nuestros lockers, sentí un peso fuera de mis hombros. No voy a morir ahorita.

El conserje nos gritó, y cuando le intentamos explicar porque estábamos en la escuela en medio de la noche escondidos en los lockers, nos corrió.

—Un segundo y le explicamos. —Le pedí una vez que nos había empujado fuera del baño.

—Cállense y largo. —Nos gritó y se volvió a meter al baño, cerrando la puerta. Su voz se distorsionó a un grito de ayuda en el momento que cerró la puerta totalmente.

Lo vimos gritando, mientras que era empujado contra el cristal en la parte superior de la puerta. La sangre brotaba a montones, y Scott intentó abrir la puerta para salvarlo, pero sus intentos fueron inútiles. La puerta estaba cerrada y el conserje ya estaba muerto.

—Vámonos. —Le grité a Scott mientras que lo jalé conmigo fuera de la horrible escena que probablemente jamás sacaré de mi cabeza.

Corrimos hasta la salida, que había sido bloqueada. Scott se asomó y se dio cuenta que era un contenedor de la escuela. El Alfa era inteligente y no nos iba a dejar ir.

Mientras caminábamos hacía otra salida, empecé a sentir el ataque de ansiedad llegar.

—No voy a morir aquí. Me niego a morir en la escuela. —Dije, molesto. Decidí hacer mi mejor esfuerzo por controlar el ataque. No podía tenerlo ahorita. No después de tanto tiempo sin ataques. No en esta situación.

—No vas a morir. —Me aseguró mi mejor amigo, aunque dudaba de la validez de sus palabras.

—Dios. ¿Qué está haciendo? ¿Qué quiere? —Grité. Ese es un modo de controlar el ataque. Gritar. Aunque es pésima idea considerando que hay un Alfa asesino listo para matarme.

—A mí. Derek dijo que es más fuerte con una manada. —Me contestó Scott. Creo que él no se da cuenta de la situación en la que estoy.

—Genial. Un Hombre-Lobo Alfa al que le gusta asesinar en equipo. Es perfecto. —Dije, el sarcasmo brotando de mi boca. Por extraño que suene, me hizo sentir mejor.

Scott dejó de caminar en secó y miró a la ventana. Me asomé y vi al Alfa, quien nos había estado observando todo este tiempo desde la azotea del edificio.

Lo peor fue cuando empezó a correr en nuestra dirección. Ahí fue cuando la ansiedad regresó, aunque no como un ataque, sino como una realidad.

Scott y yo corrimos por nuestras vidas mientras que el Alfa brincó por las ventanas, rompiéndolas, y nos empezó a perseguir.

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