Luego de un año y medio Meredith Ukai regresa a Japón encontrándose con la sorpresa que su primo ahora es el entrenador del antiguo equipo de su abuelo, por lo que termina uniéndose al club para ayudar a los cuervos y que puedan volver a volar en la...
El día siguió al igual que los partidos de práctica, esta vez estaban jugando contra Ubugawa quienes estaban ganando 17 a 12, la mayoría seguía teniendo energía suficiente para jugar, aun después de todas las corridas que hacían, claro que había uno que no poseía el mismo espíritu que sus compañeros.
-Profesor, ¿Qué piensas de Tsukishima?- cuestiono el entrenador buscando el punto de vista de él. -Creo que se esfuerza. -Diría que su nota llega al aprobado, pero nunca se esfuerza al máximo- comento el rubio tras su respuesta- no pido que sea más intenso, pero si sigue sin darlo todo, tendré que cambiar de titulares, necesitamos jugadores que puedan ganar un partido, es el más alto y esencial para el equipo, si Tsukishima fuera un experto bloqueando, nuestra defensa mejoraría mucho. -En efecto- se adentro a la conversación la peli-roja- él podría ser nuestra mayor defensa, no, él será nuestra mayor defensa- se corrigió llamando la atención de ambos- solo denme un poco de tiempo, estoy en medio de un complot para motivarlo. -¿Complot?- cuestionaron el profesor y su primo. -Sí, pero no tengan muchas esperanzas, ese niño es difícil- aseguro como si ella no tuviera casi su misma edad, su mirada estaba centrada en el juego, Daichi y Noya había chocado en su afán por salvar el balón- me alegro que la motivación del resto el equipo sea buena- sonrió.
Al minuto después en la cancha paso algo sorprendente, tras una levantada que había quedado algo corta Hinata la iba a rematar aún cuando no estaba dirigida a él, su estado era igual al del otro día cuando ocurrió aquel <Choque>, no obstante el aura que desprendía Asahi lo detuvo en el momento.
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Todo en él gritaba que <Ese era <Su> balón y su remate lo confirmaba, pues había logrado atravesar el bloqueo de tres hombres de Ubugawa.
-Creo que me enamore- soltó la peli-roja al ver al as de Karasuno afianzar su posición, pero su primo al momento que dijo eso había girado su cuello completamente hacía ella como si fuera un búho. -No, no, no, no, ni lo pienses, borra eso de cabeza o le diré al abuelo- amenazo tan seriamente que se podía sentir su sed de sangre. -Tranquilo Keishin, no lo decía literalmente- trato de calmarlo en vano, al ver que eso no le convencía para nada volvió a hablar- mejor me explico, cuando dije que me había <Enamorado> no me refería a él, sino a su juego, la forma como acaba de demostrar su posición frente a Shoyo dejándole en claro quién es el as del equipo, si él no lo hubiera hecho estaríamos en problema y lo sabes- el rubio se relajo tras escucharla, pero decidió vigilarla de cerca solo por si acaso.
“Bueno… aunque no me desagradan lo hombres que muestran iniciativa o una fuerte voluntad durante un partido” pensó para sí misma con una sonrisa, había cosas que esta ella sabía que no debía decir en voz alta y menos cerca de su primo.
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Finalmente el día termino y mientras la peli-roja veía a sus compañeros de equipo correr cuesta arriba una idea cruzo por su cabeza, no sabía si tendría resultados enseguida o no, pero al menos esperaba que ayudara un poco.
