Prólogo

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Byounggon se encontraba llegando a su salón como de costumbre todos lo miraban, tenía algo en su rostro que llamaba la atención y las miradas que le daban sus compañeros confirmaban eso. Se resumía en belleza, lo que tenía en el rostro era belleza, toda la extensión de la palabra. Su mirada profunda era difícil de no ver. 

Al sentarse en su lugar (tenían lugares designados) encontró una carta. Le pareció extraño encontrar algo así, creyó que era de alguien más pero al veer su nombre en el destinatario saco un libro para poder leerla mientras fingía estudiar. 

—Veamos que es esto —murmuró para sí mismo. Cuando termino de abrirla notó una caligrafía muy bonita. Todo iba bien hasta que llegó a la mitad de la carta, lo que decía lo estaba poniendo de mal genio. A Gon nunca le habían gustado esas cosas del amor y menos que le resaltaran sus rasgos. Él ya no creía en esas palabrerías ni en los sentimientos de los demás. 

Se empezó a sentir estresado, en serio quien sea que le haya escrito esa carta debe estar bromeando. Él no se sentía para nada atractivo. Recuerdos vinieron a su mente, esos recuerdos lo habían convertido en un chico inseguro y tímido, dudaba de si mismo y su amor propio era poco.

—Que basura —hizo bolita la carta y la tiró en alguna parte de su mochila. Faltaban 10 minutos para que empezara su clase y salió para lavarse la cara así despejándose del mal sabor de boca que le provocó la carta.

Notando que faltaban 2 minutos camino de vuelta hacia su salón, estaba tan concentrado en su camino que no notó que de frente venía alguien. Chocaron y Gon solo supo pedir disculpas y ofrecerle la mano para que se levantará. Una vez estando de pie el otro chico, Gon se fue casi corriendo.

—¿Puedo pasar? —preguntó al profesor.

—Adelante joven Lee —le sonrió el profesor y fue directo a su lugar a sentarse. 

Toda la clase se la pasó pensando en quien podía ser esa persona que le escribió esa carta. Le daba curiosidad, quizá era algún tipo feo y gordo o quizá era un acosador. Su curiosidad era grande, pero no se atrevía a preguntarle a nadie de su salón si vieron a alguien dejando una carta en su asiento. 

Su miedo era más grande que su curiosidad.

Creo que te odio [GonHun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora