Capítulo 2

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La semana había comenzado tan movida como siempre. Clientes entraban, salían y todo el personal y las chicas estaban ocupados en sus áreas. Kirei Moon era próspero y aunque todavía no era un gran salón de belleza como los más famosos, poco a poco las chicas lo hacían lucir más confortable y exclusivo.

A pesar de que tardaron más de lo pensado para poder comenzar a buscar personal que les brindara apoyo para poder atender a los clientes que cada vez aumentaban en número y demanda de atención, una vez que consiguieron a una ayudante, poco a poco el resto se fue sumando y sin darse cuenta el lugar se llenó de un agradable, productivo, proactivo y equilibrado equipo de trabajo. Serena irónicamente se encargaba de la parte administrativa y Mina de supervisar que cada quien estuviera cumpliendo de manera correcta sus funciones y de que los clientes estuvieran a gusto con el trato que les estaban dando.

Cada día era igual que el anterior y así el tiempo avanzaba rápido. Una semana terminaba y otra comenzaba sin darse cuenta pero lo bueno era que al final de cada día y cada laboriosa semana, cuando cerraban siempre había algo nuevo que contar.

––¡En serio! La señora tenía todo un desastre en la cabeza y quería que Yukio hiciera un milagro. No lo quería corto pero tampoco largo pero no tenía tiempo para un tratamiento hidratante... pero, pero, pero ––le contaba Mina mientras caminaban a la estación de autobuses.

––Pobre Yukio, me imagino que estaba de todos los colores.

––Parecía una paleta de pintor ––dijo entre risas.

––Es una suerte que sea tan tolerante, hay clientes que son todo un problema.

––Y siempre hay que darles la razón.

––Esa es la peor idea que pudieron inventar... ¡hey! Hoy voy a casa mis padres, ¿quieres acompañarme?

––No Serena, prefiero ir a mi casa. Necesito descansar.

––Entonces supongo que nos veremos mañana.

––Claro que sí tontita, siempre nos vemos. Saluda a mamá Ikuko de mi parte y que me disculpe por robarte por tantos días.

––No te preocupes, a mamá le gusta que me quede contigo ya que es muy poco lo que te quedas con nosotros.

––Es que allá tenemos que comportarnos como niñas grandes ––y volvió a reír––. Hay que dormir temprano y nada de películas de terror.

––Y levantarse temprano para ir a la escuela y que no te dejen fuera del aula ––agrego también entre risas recordando sus años escolares––. Cuídate mucho ¿sí?

––Si, si, tú también... y no te preocupes tanto.

––No te hagas demasiadas ilusiones, siempre lo haré ––y la abrazó.

El autobús llegó y tuvieron que despedirse hasta un nuevo día. Al llegar a casa en el silencio de aquellas cuatro paredes, la tristeza de Mina fue su compañía a pesar de que en serio se había propuesto intentar mantenerla alejada.

Era increíble lo cansada que estaba y todavía a la semana le quedaban algunos días. Sus intenciones eran simples, solo quería ir directo a la cama pero ese era uno de esos tantos días en los que su mente era un ser independiente de ella y su inquietud no la dejaba descansar por más que el cuerpo se lo pedía.

––De nuevo aquí estas, con tu sombra como mejor compañía y estos monólogos que ni siquiera te sirven como buenos consejeros ––dijo para sí misma mientras veía su reflejo en la ventana del balcón––. ¿Qué nos pasó Venus? ¿Acaso esa maldición también acabará contigo?

¿Qué nos espera al Amanecer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora