C A P I T U L O 1

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Han pasado varios dias, desde que aquella batalla fatal que llevo a Hipo caer por aquel risco que prácticamente lo sentencio, por lo cual su cuerpo inerte fue llevado por la corriente del mar hasta una nueva isla, que se encontraba oculta entre la neblina, para la cual paracia estar desolada, al menos eso se pensaba, hasta que alguien se asomo a la orilla y vio el cuerpo del chico, al cual se acerco, tomo de los brazos y lo arrastro lejos de allí. Por unos cuantos segundos se quedo analizando la situación, sin quitarse la mascara que llevaba puesta, hasta que  al mover la cabeza del chico, con cuidado descubrió una marca que se le hizo muy familiar, por lo que sin dudar, se quito rápidamente la mascara de la cara e intento durante varios minutos auxiliarlo. Al ver que este no reaccionaba se volvió hacia el bosque, para salir con un brinca nube, al cual subió el cuerpo, para luego subirse a el y salir volando por encima de todo el bosque, hasta llegar a una cabaña ubicada en el centro de esta isla, al cual con ayuda de su dragón, lo cargo hasta colocarlo sobre una pequeña cama que se encontraba allí, donde lo siguió revisando hasta que finalmente pudo salvarle la vida al chico por el momento, quien aun se encontraba inconsciente, por lo que no esperaba que reaccionara rápido, asi que salio un momento de la cabaña para tomar un poco de aire, mientras lo hacia, le dijo al Brinca Nube " pensé que no lo volvería a ver..."

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Mientras tanto en Berk, Estoico ya hacía en el Gran Salón, leyendo el Libro de los DRAGONES el cual Patapez decidió entregarle voluntariamente, por lo que empezó a  leerlo para tratar de entender un poco más lo que eran en realidad los dragones, al mismo tiempo en que esto ocurría eso, en la Arena, que prácticamente habían dejado de utilizar hace algunos cuantos años ya, se encontraba Bocón con los chicos, a los que había puesto a limpiar el lugar.

--Por que tenemos que limpiar este lugar si ni siquiera lo hemos vuelto a utilizar...??---Pregunto Patán, por lo que Bocón se acercó a él, y se apoyó sobre su hombro, dejar salir un suspiro, haciéndole creer a este que iba a decir algo importante sobre ello, pero no fue así, pues apenas suspiro siguió caminando, para ver cómo iban los gemelos a quienes prefiero dejar en paz, pues estaban peleando por las escobas como siempre lo suelen hacer cuando les tocaba hacer limpieza, por lo que siguió derecho y se fue con Patapez, quien se encontraba limpiando las celdas, al cual miro por un momento para luego darle la espalda e ir con Astrid, quien parecía estar bien, pero todos sabían que no era así, por lo que Bocón le dijo que se fuera y tomara un descanso, del cual está se quejó al principio, cuando todos los demás se voltearon a verla, por lo que al final termino aceptándolo y se fue de la arena, para ir al bosque y terminar en el Claro.

Narra Astrid

Al llegar al Claro, vi a Chimuelo sentado cerca de la cabaña esperando que Hipo llegará, lo cual me llenaba de tristeza, pues sabia que no iba a llegar, por lo que me acerque a la orilla, tome unas cuantas piedras y empecé arrojarlas al agua, hasta que una cayó cerca de un objeto que se me hizo familiar, por lo cual me retiré las botas y me metí al agua, para seguidamente recoger aquel objeto, que resultaría ser el medallón, que Hipo había tallado hace unos cuantos años y que había decidido arrojar al agua por el enojo, el cual me quedé mirando por un momento, para luego guardarlo en mi bolsillo. Tras cansarme de tirar piedras, fui y me senté cerca de la cabaña al igual que Chimuelo, a quien a penas oí gruñir un poco

CONTINUARÁ

Corazón Marginado: El Pasado Siempre VuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora