Entra en su habitación. Lo primero que hace es mirar debajo de su cama. Allí estaba. La mochila que le regaló su madre el año pasado. Era bastante grande y alargada. De color turquesa, su color favorito. Se sentó en la cama y empezó a soplar para quitar el polvillo que tenia después de haber estado meses guardada. Nunca la había tenido que usar hasta ese momento. Rápidamente cogió un rotulador de su escritorio y escribió "Will Byers" justo debajo de la cremallera. Sonrió. Es la primera vez en mucho tiempo que volvía a estar feliz.
Ya ha pasado un mes desde "el desastre del StarCourt" o así es como lo calificó el Hawkins Post. En realidad fue más que eso. Aquel cuatro de Julio fue el día que marcó sus vidas para siempre.
Después de un pequeño flash-back de aquel horrible acontecimiento, abrió la mochila. Metió su toalla, su bañador nuevo y su protector solar. Apenas conteniendo la emoción salió de su habitación acomodando la mochila a su espalda.
— ¿Qué hora es?
— Las tres y media —dijo Joyce mientras lavaba los platos en la cocina. Se le dibujó una sonrisa en cara. Estaba tan feliz de que su hijo estuviera contento de nuevo. Lo echaba de menos—. Todavía es pronto, Will. ¿No habíais quedado a las cuatro?
Will no escuchó lo último. Abrió la puerta del salón y salió a la terraza para esperar a sus amigos. Era una tarde soleada, hacía calor y una ligera brisa despeinaba su flequillo. Miró a su izquierda, allí estaba ella. La chica con la que todo empezó. Estaba sentada en el banco, mirando inquieta su reloj cada cinco segundos. Will se acercó a ella.
— Ey.
— Hola —respondió El tímidamente. Aunque llevasen casi un mes viviendo juntos, no tenían una relación muy cercana todavía, y eso sumando que ambos son personas de pocas palabras.
Él le hubiese preguntado que qué hacía allí sola, pero era obvio, y Will sabía perfectamente que no hubiera querido hablar del tema. Seguramente le hubiese respondido con un "estoy esperando a Max" pero no era la única persona a la que quería ver aquella tarde. Su relación con Mike ya no era como hace dos meses. Se dieron un tiempo. Bueno. Más bien rompieron. Pero nunca han vuelto a hablar del tema y ahora actúan como simples amigos.
— Me gustaría ir a la piscina con vosotros.
Will se sorprendió. No esperaba que le fuese a hablar. La miró y se sentó junto a ella.
— A nosotros también que vinieras. Pero ya sabes, hay demasiada-
— Gente. Lo sé. —interrumpió la frase antes de que Will la terminara. Cuántas veces la habrá escuchado...
Will sabia que no estaba bien pero sentía lástima por ella. Su único contacto con una "piscina" había sido un búnker lleno de agua en el que la metían y la utilizaban para encontrar personas en su mundo y en el upside down. Pero al mismo tiempo sentía que desde que ella llegó, el grupo no era como antes, aunque no podía estar enfadado con ella. Le salvó la vida dos veces y siempre le estará agradecido. Ha intentado en varias ocasiones darle las gracias por todo lo que ha hecho por él, pero nunca se ha atrevido a decirlo.
[...]
Habían pasado veinte minutos desde que Will estaba listo y El no había vuelto a decir una palabra. Estaba nerviosa, ambos lo estaban. Su mirada era inquieta y no paraba de mover la pierna. El único sonido que se escuchaba era el constante taconeo de los zapatos de la chica contra la madera. Eso le irritaba aun más... Si solo supiera que los dos estaban nerviosos por la misma razón.
De repente Will empieza a escuchar otro sonido a parte del repiqueteo de la madera. Parecían campanas. ¿O timbres? ¿Las bicis? ¡Eran ellos!
Detrás de los matorrales aparecieron cuatro niños, cada uno en una bicicleta distinta. El primero de todos era Dustin. Seguro que retó a Lucas a una carrera, siempre hacía lo mismo. Llevaba su característica gorra del campamento y una camiseta gris de mangas azules con la frase "Regreso al futuro" escrita en ella. Después le seguían Lucas y Max. Venían discutiendo. Hacía mucho que no se peleaban. Su relación se consolidó mucho después de lo ocurrido el cuatro de Julio.
El último en aparecer fue Mike. El chico de pelo negro azabache llevaba unas deportivas blancas, unos shorts azules y la camiseta de rayas amarillas que tanto le gustaba, y es que le quedaba tan bien... Iba sonriente. Se le veía realmente contento. Seguramente era porque desde que salió entre los arbustos no podía apartar la vista de ella. Eleven. La chica por la que estaba tan locamente enamorado. Siempre se preocupaba por ella. No recordaba una sola vez en la que hubieran quedado y no hubiese preguntado por ella. "¿Cómo está El?" "¿Cómo lleva lo de su nuevo hogar?" "Si le pasa cualquier cosa dímelo." Sabía que ya no eran pareja, pero Mike era realmente un buen novio.
— Hola chicos —dijo Dustin nada más dejar aparcada la bici. Se dirigió a Will con una sonrisa permanente— ¿Listo para nuestro primer día de piscina?
Will asintió devolviéndole la sonrisa y dándole un gran abrazo. Los echaba de menos y ahora el grupo por fin estaba reunido. Todos se saludaron y abrazaron, especialmente El y Max. Las chicas que pasaron de enemigas a mejores amigas. La ruptura con Mike fue lo que más las unió. Max le enseñó que en la vida hay cosas más importantes que los chicos, a imponer sus propias reglas y ser más independiente, aunque ella nunca ha necesitado a nadie que la ayude. Ambas estaban pasando por uno de los peores momentos de sus vidas. Max perdió a su hermano y El a la única figura paterna que había tenido nunca. Maldito cuatro de Julio. Necesitaban ese abrazo.
— ¿Cómo estás? —dijo Max tocándola el hombro con su mano derecha y acariciándole el brazo con la izquierda.
— Bien —una tímida sonrisa apareció en su rostro, pero rápidamente miro hacia abajo intentado contener sus lágrimas. Realmente quería ir con ellos. Pero sabía que si iba podrían reconocerla y llevarla al laboratorio de vuelta. Aunque lo que más le aterrorizaba de ello es poner a sus amigos en peligro
— Eh, venga, no estés triste. Te prometo que mañana pasaremos la tarde juntas. —sonrió— Pregúntale a Joyce si mañana me puedo quedar a dormir y hacemos una fiesta de pijamas, ¿vale?
— Sí —suspiró, se limpio las lágrimas y la volvió a abrazar.
— ¡Venga tios! A este paso nos cierran la piscina.
— Dustin tiene razón, tenemos que irnos ya —dijo Lucas que ya estaba montado en su bici.
Max terminó de despedirse de El. Los cuatro chicos cogieron su bicicletas y volvieron a desaparecer entre los matorrales.
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SUMMER 1985: ❝una historia de Will Byers❞ [COMPLETA]
FanfictionDespués de haber derrotado al Azotamentes, la vida en Hawkins vuelve a la normalidad, y nuestro peculiar grupo de amigos podrá disfrutar de lo que queda de verano. Todos menos el protagonista de esta historia que tendrá que lidiar con su nueva vida...