Will se sentó en el sofá junto a su hermano Jonathan. Tanto ellos como Eleven no sabían lo que su madre iba a decirles. Se produjo un momento de silencio.
— ¿Qué pasa mamá? —preguntó el hermano mayor nervioso.
Joyce cogió una silla y se sentó justo enfrente de ellos. Forzaba una sonrisa mientras miraba al suelo.
— Veréis chicos... —dijo frotándose las manos inquieta.— Ya sabéis que desde qué el StarCourt Mall abrió mi negocio no va del todo bien. Y ahora que las tiendas han vuelto al centro tengo mucha competencia. Y ya sabéis que las tiendas nuevas gustan más... —hizo una pequeña pausa.
— ¿Qué quieres decir mamá? —dijo el castaño temiendose algo muy malo. Toda esa situación era bastante extraña y su madre se veia algo triste.
— Pues... —suspiró— Me ofrecieron un puesto de trabajo en unos grandes almacenes. Y cobraría mucho más de lo que estoy ganando con la tienda últimamente... cómo ya sabéis andamos justos de dinero.
— Acepta el trabajo mamá. —dijo el mayor— No veo que hay de malo en todo esto.
— No, sí sí Jonathan ya lo sé, acepté el trabajo. El problema es... —miró a los tres niños con cara de desilusión. Miró al suelo y suspiró.— El problema es que es en otro estado.
El rostro del los chicos cambio completamente. Se les abrieron los ojos como platos y se quedaron boquiabiertos. En cambio El no para de mirarles confusa. No entendía que pasaba.
— Pero eso significa que... —Jonathan fue el primero en hablar.
Joyce asintió. Will se quedó atónito. No podía creerlo. ¿Sería verdad? Más vale que estuviera soñado o que todo aquello fuese una broma de mal gusto.
Eleven seguía confundida.
— Espera. ¿Qué significa?
— Que... tendremos que mudarnos. —suspiró Joyce.
— ¿Mu-mudarnos?
— Sí cielo. Significa que tenemos que cambiar de casa. —le dijo a El con lágrimas en los ojos. Ella comenzó a llorar también.
— ¿Lejos?
— Sí cariño. —Joyce se levantó a darla un abrazo. Recostó su cabeza encima de la suya.— Muy lejos.
La niña no paraba de llorar, al igual que el hermano mayor aunque él lo disimulaba mejor. Will seguía en estado de shock. No reaccionaba. No podía dejar que esto pasara.
— ¿Ni siquiera nos llega con él trabajo de Jonathan? —su madre negó con la cabeza— ¿Y no te pueden contratar en la comisaría? ¿O el el videoclub? ¿O en alguna otra tienda?
— Chicos, ¿os importa si hablo con Will a solas? —dijo Joyce refiriéndose a sus otros dos hijos.
Los chicos asintieron. El castaño y su madre se dirigieron a su habitación y Joyce cerró la puerta. Esta le pidió que se sentará en la cama y ella se sentó junto a él.
— Will, tú sabes que no me movería de esta casa sino fuese por una gran razón... No solo por el dinero...
— Espera. ¿Ha-hay otro motivo?
Joyce asintió mientras contenía las lágrimas.
— ¿Cuál? ¿Cuál es mamá?
Esta vez su madre sonrió.
— Es que no te das cuenta Will. Es por tí.
— ¿¿Por mí??
— Will... Estos dos años han sido de locos. Desapareciste. Te rescatamos de aquel sitio mientras matábamos a seres de otro mundo. Esa... Esa sombra te cogió y se metió dentro de tí. Casi te matamos para sacartela... Y este año ese monstruo vuelve amenazando con destruirnos a todos. Y los rusos-
— Pero mamá ya estoy bien. Ya estamos bien. Esa cosa ya no va a volver, la matamos entre todos, y tú-
— Eso pensamos el año pasado pero volvió. —dijo Joyce, esta vez más seria.— Will, no podemos arriesgarnos y no quiero perderte de nuevo.— Aclaró su madre mientras acariciaba su rostro— Antes teníamos a Eleven pero ahora que no tiene poderes estamos más desprotegidos que nunca. Y ahora ella también es mi responsabilidad. Y como madre debo protegeros.
El chico seguía sin creer aquello. No iba aceptarlo así como así. No quería que su vida cambiase de nuevo y menos si era por culpa de unos rusos y monstruos de otra dimensión.
— No-no es justo mamá. Yo no quiero irme de aquí. —dijo el chico con lágrimas en los ojos.
Joyce se inclinó hacia él y le dió un abrazo.
— Will, ya se que este es un asunto delicado para tí, pero créeme, este cambio nos va venir bien a todos.
— ¿Enserio mamá? ¿A todos? Tú tendrás un trabajo mejor, Jonathan estará más cerca de su universidad y Eleven podrá llevar una vida normal. ¿Y qué pasa conmigo?
— Tú estarás a salvo. —dijo arragandole la mano— Además será una gran oportunidad para que conozcas gente nueva y hagas nuevos amigos.
— ¡Sí claro mamá! ¡Ese el problema! ¿Tú crees que alguien se va a acercar a mí? ¿Con lo raro que soy? —dijo el castaño con un tono más enfadado que de costumbre.
— Cariño, tú no eres raro.
— ¿Enserio mamá? ¿Enserio lo crees de verdad? —dijo entre sollozos— Además no quiero hacer amigos nuevos. Me gustan los que tengo ahora.
— Lo se Will. —dijo Joyce acariciando la espalda de su hijo— Pero tienes que entender que—
— ¡No mamá! —gritó el chico apartando la mano de su madre.
Se levantó de la cama y se fue corriendo a su habitación. Pegó un portazo y se tumbó en la cama boca abajo mientras no paraba de llorar. Las lágrimas no paraban de caer de sus ojos y sus sollozos se oían desde la cocina.
¿Por qué las cosas no paraban de ir de mal en peor? ¿Por qué le pasaba todo a él? Y justo ahora... Justo ahora que las cosas iban a salir bien. Justo ahora que el monstruo había desaparecido. Justo ahora que sus amigos volvían a estar juntos. Justo ahora que había aclarado sus sentimientos por Mike. Justo cuando había encontrado alguien en quien confiar...
Miles de pensamientos no paraban de rondar por su cabeza. Mudarse a otro estado suponía muchísimos cambios. Casa nueva, colegio nuevo, gente nueva... Con lo que le había costado adaptarse a la nueva "fase adolescente" por la que estaban pasando sus amigos como para conocer a otros chicos que pasaban por lo mismo. El único escape que tenía de toda esa revolución de hormonas era Max, y ahora iba a perderla a ella también.
La pelirroja ha sido un gran punto de apoyo para él estos últimos días. Con ella sentía que podía ser el mismo, que podía confiar en ella, que podía contar con ella para cualquier cosa... Encontrar a alguien con el que se sintiese tan agusto como con Max iba a ser imposible.
Pero eso no era lo que más le dolía. Cambiar de casa también suponía no volver a ver a Mike. Se le encogía el corazón cada vez que pensaba en ello. Cómo iba a echar de menos su voz, sus pecas, su pelo negro, sus consejos o el simple hecho de tan solo verle... Sin duda el azabache era lo mejor que le había pasado en la vida. ¿Y como reaccionaria al saber que nunca más va ha volver a ver a Eleven? Le romperá el corazón y solo de imaginar la cara del chico cuando le diese la noticia... Eso le ponía aún más triste. Lo que más le llenaba era ver a su amigo feliz, pero sin El... No creía que Mike pudiera superar perder al amor de su vida, al igual que él tampoco.
ESTÁS LEYENDO
SUMMER 1985: ❝una historia de Will Byers❞ [COMPLETA]
Fiksi PenggemarDespués de haber derrotado al Azotamentes, la vida en Hawkins vuelve a la normalidad, y nuestro peculiar grupo de amigos podrá disfrutar de lo que queda de verano. Todos menos el protagonista de esta historia que tendrá que lidiar con su nueva vida...