• Capítulo 3 •

2.9K 380 337
                                    

Si eres una persona homófoba o no estás libre de prejuicios, no creo que este capítulo sea de tu agrado.

Era la una y media de la tarde. Acababa de terminar el almuerzo y su madre le mandó que ordenase su cuarto. Aquello parecía una leonera. La tenía hecha un verdadero desastre. Se dispuso a colocar todos sus comics, a guardar su ropa en el armario y a ordenar todas sus pinturas y pinceles. Mientras guardaba su ropa interior en los cajones, vio su reloj encima del armarito. Eleven se lo había devuelto. Sonrió. Sin duda tenía a la mejor hermana del mundo.

Estaba colocando todos sus antiguos juegos en la estantería cuando se topó con el más famoso de todos "Dragones y Mazmorras". Una cantidad infinita de recuerdos le vinieron a la cabeza. Se sentó en la cama y abrió la caja roja. Cómo echaba de menos jugar a ese juego. Recordaba las partidas interminables en casa de Mike. Todos los días bajaban a su sótano y se tiraban más de seis horas seguidas jugando. Lo bien que se lo pasaban, las risas que se echaban y lo unidos que estaban... Sin duda esas memorias siempre formarán parte de los mejores recuerdos de su vida.

Sabía que ya no eran unos niños, pero él quería seguir jugando a D&D. No quería crecer, no del todo. No estaba preparado. Ojalá tuviera una máquina del tiempo que le llevase de vuelta a esa época, cuando todo era más fácil, cuando no había sentimientos de por medio, cuando era feliz.

En ese instante escuchó la puerta de la casa. Oía voces femeninas que provenían del salón pero que lentamente se escuchan más de cerca. Will podía entender perfectamente la conversación.

— Venga, pregúntaselo.

— No, todavía no.

— ¿Por qué no? Cuánto antes mejor.

Reconoció al momento las voces. Se trataba de El y Max. ¿A qué se referirán?

Se produjo un silencio. ¿Dónde habrán ido? De pronto sonó un ligero golpe en la puerta de su habitación. Toc, toc.

— Will, ¿podemos pasar?

— Cl-Claro. Pasad.

Entonces El abrió la puerta, se la veía triste y avergonzada. Detrás de ella estaba la pelirroja que no paraba de mirar a su amiga ¿Qué habrá pasado?

— ¿Le-leiste mi nota?

No podía ser. Se estaba disculpando de nuevo. Eleven no paraba de sorprenderlo de lo buena que era.

Will se levantó de la cama y cogió el reloj que estaba sobre la mesilla. Se dirigió a El y extendió su mano.

— No pasa nada, puedes quedartelo si quieres.

— ¿Enserio? —una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Antes tenía el reloj que le regaló Mike. Pero tras su ruptura se lo devolvió.

— Por supuesto. —Su hermano le devolvió la sonrisa.

Eleven cogió el reloj y se lo puso en su muñeca izquierda. Antes de que se marchara de su cuarto, Will la detuvo para poder disculparse. No quería que pensara que estaba enfadado con ella.

— ¡El!

— ¿Sí? —dijo la chica volteandose. Max también se dió la vuelta

— Lo siento por lo de ayer. Ya sé que no te hablé en todo el día. Pero no era por lo del reloj. Ni por tí. Solo había tenido un mal día.

— ¿Un mal día? ¿Qué pasó?

Will se quedó sin palabras. Aquello le pilló por sorpresa. No sabía que excusa decirla. Obviamente no podía contarle la verdad. El pulso le iba a mil. Tartamudeaba mientras pensaba una mentira factible.

SUMMER 1985: ❝una historia de Will Byers❞ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora