No era necesario...

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Joaquín

Estábamos caminando por el parque, íbamos a lado de un pequeño lago. La noche era perfecta, las luces alumbrando el parque, no había tanto movimiento, el silencio que producía el parque era cómodo. Paramos en una banca, nos sentamos, y comenzamos a hablar. Hablamos de cosas triviales, los temas abundaban, hablamos de todo y de nada a la vez. Hasta que se quedó callado, mirandome a los ojos...

- ¿Que pasa? ¿Estas bien? No te quedes en silencio.- sonreí. Se acomodo mejor, volteando hacia mi, suspiró nerviosamente y comenzó a hablar.

- Nunca creí, que encontraría a alguien que, realmente, me haga sentir yo mismo.- me miró a los ojos, sus ojos brillaban, su sonrisa también. Volvió a hablar.-Joaquín, tú... tú me enseñaste a sentir.- yo realmente no sabía que hacer, solo sonreí. Se acomodó mejor y habló nuevamente.
- Con está mano... yo sostendré tus anhelos- agarró mi mano, yo estaba un poco confundido.- Tu copa nunca estará vacía, pues yo seré tu vino.- Sonreí tierno al recordar la escena de la película. Yo solo observaba, con mis ojos llorosos, como se incaba en una rodilla, sin soltar mi mano.- Con esta vela, alumbraré tu camino... Y con este anillo... te pido que seas mi novio.- abrió una cajita con un anillo, tenía marcada la fecha de ahora, está ya estaba planeado. Me sorprendí, aunque no se porqué si ya lo presentía. Asentí repetidamente mientras mis lágrimas bajaban. La imagen de André, de sus ojos cristalinos, su sonrisa tan resplandeciente, se veía nervioso, pero tranquilo a la vez, me puso el anillo y se levantó. No pude resistir más, lo besé y me separé un momento, mirando aquellos ojos tan hermosos.
Cerré los ojos y trate de abrazarlo, pero.

Ya no estaba...

Me levanté, sentía mis lágrimas caer por mis mejillas, sin embargo, no me sentía triste. Sentía nostalgia, el recuerdo de André seguía fresco. Sonreí. Estos recuerdos-sueños me hacen recordar lo feliz que fuí. Ese anillo, aún lo conservo. Lo he tenido siempre, lo llevo en el dedo anular.

-La parte más difícil, fue decirte adiós, André.

Me limpié la cara con mis manos, me talle los ojos y voltee a ver mi reloj.

5:43 a.m

Me senté un rato en mi cama y me despavile un poco. Sonreí al ver que mi uniforme de deportes estaba limpio. Gracias mamá.

Me levanté a agarrar ropa y la deje en mi cama. Me metí al baño, puse música, una movida, no quiero comenzar el día de mal humor, y entre a la regadera.

- Que me dice que me quiere
Que vivir sin mi no puede
Que lo agobian los momentos en que no estoy junto a él.- yo bailaba al ritmo de la canción. Me ponía mi shampoo con aceite de argán, debo mantener sedosa está cabellera.
- Que siempre me había esperado
Que era quien había soñado
La que su mamá quería pa' que fuera su mujer.- Después de no sé cuántas canciones decidí salir de la regadera.

Mientras me estaba secando y poniendo mis cremas -esta piel no sé mantiene suave por si sola- escuche toques en la puerta de mi baño. Quité la música y me puse mi bata de baño.

-¿Quien osa interrumpir mi rutina de belleza?- dije abriendo la puerta. No había nadie.

Volví al baño a recoger mi teléfono y luego salir de allí.

Me cambie con algo simple pero que me quede bien. Aunque todo me queda bien, soy Joaquín Bondoni, cariño.

Arreglé mi mochila y la mochila con mi uniforme de deportes, y baje a desayunar.

Un tropiezo con el amor (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora