Una caricia hacia el alma...

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Joaquín

Mi anillo...

Me senté muy rápido en la cama. Emilio seguía hablando. Dejé de prestarle atención. Sentí mi garganta picar. Mi respiración comenzó a agitarse.

Quiero llorar. Me levanté, puse el celular contra mi hombro y oreja.
Busqué en el baño, en mi cama.

¿Cómo pude haber perdido lo único que me quedaba de André? ¿Cómo no me di cuenta?

Comencé a llorar.

¿Cómo pude haberlo perdido?
¿Cómo se me cayó del dedo?
Me quedaba bien, no era para que se me cayera. Estaba entrando en desesperación.

- ¿Joaquín? ¿Estás bien?-

- No, no lo estoy.- comencé a sollozar. Miraba donde se suponía debía estar mi anillo.

- ¿Porqué? ¿Que pasó, Joaquín? ¿Estás bien? - No podía parar de llorar.

- Perdí... Perdí lo único que... Que me quedaba de André.- no podía hablar bien. El llanto me estaba ganando. Tengo sus cartas, nunca tuve el valor suficiente para tirarlas; el sicólogo me decía que las debía de tirar, que por qué me hacían daño. Cada mes era una carta, tengo más de 36 cartas.

- ¿André? ¿Tu ex pareja?-

- Si Emilio, no sé dónde está. Le prometí que lo guardaría, siempre, pasará la que pasará.- lloré más- Y lo primero que hago es perderlo.- mi llanto no cesaba, cada vez sollozaba más y más.

- Joaquín, tranquilo. No sé qué es lo que hayas perdido, pero se que lo vas a encontrar.-

- Es que no me puedo tranquilizar. No sé desde a que hora lo perdí. No sé si lo perdí en tu casa o la calle. ¡O en el supermercado!- me senté en mi cama. Tenía mi teléfono en la oreja, recargue mi codo en mi rodilla. Me sentía mal, impotente, desesperado, estúpido.

- Joaco, tranquilo, inhala, exhala.- le hice caso, mi respiración se entrecortaba.- Una vez más.- lo volví a hacer, lo repetimos unas dos veces hasta que mi respiración era normal. Después de un rato habló.
- Lo que sea que hayas perdido, lo vas a encontrar. Lo presiento, aquí en mi panza.- Dijimos lo último al mismo tiempo.

Se escuchó la risa de emilio, yo también reí un poco. Ya estaba más calmado, suspiré.

- Joaco, se que lo que te duele no es el objeto que perdiste, si no, el valor sentimental y el significado que tiene. No estés triste, Joaco, no quiero que la tristeza apague ese brillo tan hermoso que desprendes .- me sonroje un poco. Su voz era suave y calmada, transmitía paz. Sonreí mientras me acostaba.

- Gracias, Emilio. Gracias por escucharme.- sonreí.- Encerio te lo agradezco.

- No hay de qué. Para eso estamos los novios.- se escuchó su risita, yo también reí.- Joaquín.

- ¿Mhm?- yo ya estaba calmado y cerré mis ojos. Emilio me transmitió un poco de paz.

- Descansa, ya es tarde. Mañana vienes a mi casa. Mamá te invito a comer; no quiere que comamos solos y le caiste bien.-

- ¿Encerio?- me asombré por la noticia.

- , mamá es muy especial con la gente. Pero tú le caiste bien.-

- Menos mal, no me gustaría caerle mal a tu mamá.- me reí. Sería feo tener problemas con la gran vedette.

- Ahora sí, buenas noches Joaco, descansa.-

Un tropiezo con el amor (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora