Con olor a miel...

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Emilio

-Joaquín. Espera, tengo algo que darte.- Metí mi mano al bolsillo donde estaba el anillo.
-El día que se te perdió el anillo, te pusiste muy mal. Sé que amas demasiado ese anillo. Así que tuve que voltear mi cuarto para ver si lo encontraba. No tuve éxito.- reí.- Pero...-

Joaquín me miró con mucha curiosidad.

-Hoy por accidente lo... Lo encontré.- lo saqué del bolsillo y se lo di.

Joaquín abrió la boca y ojos con asombro, tomo el anillo entre sus manos y se lo puso. Sus ojos se volvieron a cristalizar y me dió un enorme abrazo. Yo no reaccione rápido, pero correspondí a su abrazo. Recargue mi barbilla en su hombro y aspiré su aroma. Joaco huele rico. Joaquín tiene un aroma dulzón, pero no empalagoso.

-Gracias, gracias, gracias. No sabes cuánto habría dado por volver a ver este anillo.- escondió su cara en mi cuello y comenzó a llorar.- Creí que nunca lo encontraría.- yo lo abracé más, tratando de tenerlo más cerca.

-No es por nada, Joaco. Sé que lo querías demasiado.- Joaquín no me soltaba, yo tampoco quería. El cálido abrazo, no sé pensaba romper.

Solo pensaba.

Los brazos de Joaco, ahora son mi lugar favorito...

°°°
Llegué a mi casa, directo a mi cuarto.
Con un ligero cosquilleo en mi estómago y el olor a Joaco impregnado en mi camisa. Está será mi favorita de ahora en adelante.

Me metí a bañar, salí a cambiarme, me acosté en la cama y traté de dormir.

Joaquín huele a miel...

°°°
Joaquín

Me levanté tarde, es viernes pero, no hay clases; fin de mes.

Ninguno de los dos pensaba romper el abrazo. Abrí los ojos y ví a mi Nana.
La abuela estaba en la ventana. Otra vez. Asi que decidí deshacer el abrazo aunque no quisiera. Entré a la casa después de despedirme de Emilio.

-Joaquín.-

-Nana.-

Hablamos al mismo tiempo. Reímos y se levantó del sillón.

-Joaquín, ¿Que es lo que te dió Emilio?- me observó curiosa.- Se ven bien hermosos juntos.- a mi abuela le brillaban los ojos de anhelo.

-Abuela, me dió un anillo.- sus ojos brillaron, otra vez.- Mañana hablamos, me siento un poco cansado. Iré a acostarme.- dije con dulzura, mientras le daba un beso en la frente, para luego subirme a mi cuarto.

Bajé a la cocina y nomás estaba mi abuela, se estaba preparando un café. Renata parece que no se ha levantado.

- Buenos días, Nana.- saludé a mi abuela para luego besarle la mejilla.

-Buenos días, Joaco. ¿Cómo dormiste? Ayer tenías tú carita triste.- hizo un puchero.

-Dormí bien, Nana.- agarre un plato para servirme cereal, ignorando lo último.- ¿Y mamá? Creí que los viernes entraba tarde.- mi mamá siempre prepara el desayuno los viernes.

-Bueno, tu mamá entro otra vez temprano. Ya le dije que se consiga un trabajo donde no la consuma tanto.- es cierto, a veces entra demasiado temprano y sale super tarde, yo solo asentía. La abuela tiene razón.- ¿Y? ¿No me vas a contar?- yo la mire y sonreí un poco.

-Bueno, solo me dió el anillo que había perdido, el que me había dado André.- le enseñé el dedo donde tenía puesto el anillo.

-¡Santo Jesús, Joaco! ¿Cómo que lo habías perdido?- yo solo levanté los hombros.

Un tropiezo con el amor (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora