Conociendo al milagro...

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Emilio

Me desperté por el insistente ruido de mi alarma. Estire mi brazo para poder apagarla, pero no me acordaba que la había puesto encima de los cajones, lejos de mi hermosa camita. Tuve que levantarme para poder apagarla. Eran las 5 de la mañana, ahora es viernes y por ende, tendría escuela.

Me senté un rato en mi cama para poder despavilarme un poco, me quedé media hora viendo un zapato, pensando en donde estaría el otro.

Cuando regresé del más allá, me levanté por ropa y meterme a bañar.

Estando ya en la regadera, puse música en aleatorio.

-And i still you, turururururu, and i miss you turururururu, and now I wonder- Cantaba con los ojos cerrados, tallandome mis bellos rizos, cuando escuché que alguien entraba. Me di cuenta que era Romina, mi hermana mayor.

Si ya se, soy un pendejo por no ponerle seguro al baño... Pero yo tenía baño en mi cuarto, así que no sé qué hace aquí.

-¡Romina! ¿No ves que me estoy bañando o qué?- exclamé haciendo un tipo berrinche.-A parte ¿Que haces en mi cuarto?- Pregunté, me talle el cabello para quitarme el resto del shampoo. No ha dicho nada desde que entró al baño y no me gusta.

-Romina ¿Que pasa? Me estas asustando- dije al ver su cara seria.

-Tapate- fue lo único que dijo, para luego taparse la cara. Me percate de que me estaba bañando y pos no traía nada puesto. Me puse colorado de la pena y de un poco de coraje.

-Pos que querías, Romina, me estaba bañando ¿O tú te bañas con tenis?- dije un poco burlesco, mientras me amarraba la toalla a la cadera. No dió risa, lo sé.
- ¡Ja! Que simpático hermanito tengo. ¿Ya te tapaste?- dijo Romi, destapandose la cara.

-¡NO! Nah, mentira. Ya quítate las manos de la cara.- le dije mientras salía de la ducha ya con la toalla amarrada. Salí del baño, con Romi pisandome los pies.- Romina, necesito cambiarme, por favor, salte de mi cuarto.- le dije mientras agarraba la ropa que había escogido.- A ver, ¿Que quieres, Romina? Ahorita no puedo atender...- Romina me interrumpió- Papá ya sabe- dijo seria.
-¿Que sabe?- dije asustado, analizando que pude haber hecho y de qué se pudo haber enterado- Romina, contesta.- volví a decir, después de salir de mi pequeño trance.
- Que eres un pendejo- dijo Romi, para luego estallar en carcajadas. - Que has de haber hecho que te pusiste así- Bueno... A Romina le encanta molestarme, son sus bromas mañaneras.

-¿Nomas veniste a eso Romina? Porque estoy demasiado ocupado para tus pendejadas- dije molesto.- Salte, salte, salte. Necesito cambiarme, Romina. - le dije, empujándola por la espalda. Cuando llegamos a la puerta, la saqué y le cerré la puerta. Ahora sí con seguro.

Termine de arreglarme. Era todavía demasiado temprano para irme a la escuela, apenas eran las 6:45 de la mañana, yo entraba por allí de las 8:00 a. M.

En esta familia todos madrugamos, ya que escuchaba a mamá y a papá despiertos.
Salí de mi cuarto con la mochila y baje a desayunar. Mamá preparaba el desayuno mientras que papá leía algo en su computadora y luego escribía.

Era su herramienta de trabajo, nunca la suelta y cuidadito con agarrarla sin pedírsela... A veces papá me da miedo. Con mamá era diferente, ella era demasiado cariñosa para quien le callera bien. Es mejor tener una enfermedad mortal a tener problemas con la Niurka.

A papá... Bueno, no te le acerques cuando no está de humor. Cuando su humor es el mejor, que casi no es, hasta él te saca plática.
Saludé a todos, a mamá que estaba en la cocina y me fui al comedor con mi plato en la mano.

Un tropiezo con el amor (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora