𝐌𝐀𝐑𝐑𝐈𝐀𝐆𝐄 ━ JOHN SHELBY

011.

—Último pedazo de pan, luchen por ello—Amelia agitó la comida sobre las cuatro cabezas pequeñas que trataban de agarrarla.

Hubo una conmoción de felicidad de los niños cuando todos intentaron agarrarlo. Katie se lanzó al aire, quitó el pan de la mano de su madrastra y salió corriendo hacia la otra habitación, seguida de cerca por sus celosos hermanos. El pobre bebé avanzó por detrás pero comenzó a llorar al darse cuenta de que no era realista mantenerse.

—Oh, ven aquí—arrulló al bebé que lloraba y la levantó. Finalmente el llanto cesó y la pequeña niña se acurrucó en el cuello de Amelia.

—¿Qué le has hecho a esos niños, Amelia? Eran como animales.

Dan entró en la cocina a través de la pelea a gran escala entre los tres hermanos por el pan.

—Inculcar la competitividad en ellos. La vida es una perra y necesitan aprender a luchar para llegar a la cima.

Amelia tomó un sorbo de té mientras su gemela la miraba desconcertada.

—Wow. Definitivamente eres un Shelby ahora, Dios mío—Dan negó con la cabeza—. ¿No tienes trabajo?

—Turno nocturno.

La rubia colocó al bebé en su catre mientras se dormía.

—¿Entonces vas a permanecer despierta por veinticuatro horas? ¿Estás enojada?

Dan ahogó una risa solo para ser detenido por una palmada en el brazo.

—No. Voy a ver a John...—fue interrumpida por un silbido de Dan—. Luego iré a ver a mamá y papá, después iré directo a la cama y despertaré más tarde para trabajar—anunció, bastante impresionada por su propia planificación.

—Entonces vete, él está allí esperando.

Dan asintió hacia la sala de apuestas mientras comenzaba a buscar comida en los armarios. Amelia empujó la pesada puerta, dejando que el ruido de la guarida perpetuara dentro de la casa. La voz de John retumbó por la habitación cuando anunció los caballos corriendo y las probabilidades para el día.

Varias anteojeras estaban diseminadas por la habitación cumpliendo las órdenes que Tommy les había dado. Finn estaba ocupado tratando de contar las monedas que había recogido, pero su falta de educación se lo impedía. La joven rápidamente pasó junto a los hombres e hizo una línea recta hacia el hombre posado en el taburete con el micrófono.

—Hey, arriba.

Ella sonrió y se acercó a él.

John había estado mucho más alegre ahora que su padre estaba fuera de escena. Ni siquiera parecía preocupado de que Arthur hubiera intentado suicidarse la noche anterior.

—Buenos días. Pensé que estabas en el turno de noche. Necesitas dormir.

Apartó el micrófono de su boca y se volvió hacia su esposa, que estaba apoyada en la barandilla a su lado.