JULIO 2016.
Nadie nace bueno y nadie nace malo. La vida es la que te hace así.
Mi hermano Carlos no nació de esa manera, yo lo comprendo. Mi madre llora todas las noches por él, dice que es su culpa, y en verdad lo es. Ella siempre le exigía a Carlos ser el chico perfecto, papá no era mejor ni peor, él tiene un oscuro pasado.
Cuando eramos unos niños de 6 años, mi hermano y yo salíamos de la escuela, felices. Pero era otra cosa cuando llegábamos a casa, para ese entonces mi padre no tenía empleo, tomaba mucho alcohol y era demasiado violento. A mi nunca me tomaban en cuenta, era invisible para ellos.
Papá golpeaba a Carlos por ningún motivo y ¿Él qué podía hacer? Solamente tenía 6 años. El hombre también se culpa de la enfermedad de Carlos, pero sabían que algún día el no iba a poder más, todos tenemos nuestros límites.
Carlos pensaba que lo que hacía estaba bien, él quiere una vida mejor, algo que nuestra familia nunca pudo darle.
Al principio pensaba que Carlos lo hacía porque quería, hasta que encontré un escondite en nuestro closet. Ahí tenía fotos nuestras, no puedo negar que me puse a llorar cuando las estaba viendo, eran fotos nuestras de pequeños.
Y también había varias hojas llenas de escritos largos.
Cuando comenzó todo, cuando él me hizo pensar que yo lo había matado, él ya tenía planeado todo. Los escritos decían que unas voces dentro de su cabeza le decían que hacer, no podía alejarlas, esas voces le decían que matara, Carlos respondía que no y las voces se burlaban de él.
Mi hermano está enfermo por su trauma de la niñez.
-¿Alejandro? ¿Qué pasa? - me pregunta Sebastian. Juan, él y yo estamos en el coche de Sebastian, ayer fue nuestra graduación de la preparatoria y en dos días será nuestro viaje de fin de curso al sur del país. Estamos en el estacionamiento de la preparatoria, teniamos que venir por nuestros papeles.
-Nada, estaba pensando en Carlos. - confieso en un tono de voz cortante, mirando hacía la ventana.
-¿Te sientes bien? - me pregunta Juan con curiosidad, alzando una ceja.
-Claro, solo un poco nostalgico. ¿Pueden encender la radio? No quiero pensar en Carlos. - les digo y Sebastian asiente sin decir nada. Él enciende el coche y enseguida la radio.
Están las noticias pero yo no las escucho, aún sigo en mis pensamientos, hasta que mencionan al Manicomio para enfermos mentales de la ciudad. Sebastian se estaciona en una esquina y le sube al volumen del aparato.
-Estos últimos días, una serie de acontecimientos horribles han sucedido en el Manicomio Para Enfermos Mentales. Cada día, un paciente amanece muerto en su habitación sin grandes pedazos de piel, lo extraño de todo el asunto es un mensaje que el asesino firma con sangre en el lugar, el mensaje es "VUELA". Nadie en el lugar sabe qué significa, los trabajadores confirman que nadie ha entrado ni salido en los últimos días. Por el momento nadie es sospechoso, pero recordemos que hace unos meses el maniaco Carlos Gonzal... - Juan apaga el aparato y me voltea a ver, en su mirada veo un poco lástima.
-Alejandro... - comienza a decir haciendo una ligera mueca. Tengo mis ojos llenos de lágrimas, joder... Estoy temblando.
-No puedo dejarlo en ese maldito lugar. Él no tiene la culpa. Es mi hermano. - digo lentamente.
-Pero lo que él hizo... - comienza Sebastian, yo ya estoy llorando.
-¡ES MI HERMANO! - grito en el coche, y abro la puerta. Salgo de allí y comienzo a correr por las calles, gritando el nombre de Carlos, llorando como nunca lo había hecho.
Corro, y corro hasta llegar al parque que está cerca de mi casa. Sigo corriendo hasta que tropiezo en el césped. Me arrastro hacía un árbol y recargo mi espalda allí mientras me abrazo a mí mismo.
Carlos no.
Él no tiene la culpa.
Mis padres la tienen.
Yo la tengo.
¡Todo es mi culpa!
ESTÁS LEYENDO
El Secreto Del Manicomio. (Secretos #2)
Mystery / ThrillerSEGUNDA NOVELA DE LA SAGA "SECRETOS". Me llamo Alejandro, era un chico callado y tímido. Tengo un hermano gemelo llamado Carlos, tiene una enfermedad metal, gracias a él viví un verdadero infierno, ahora está encerrado en el manicomio de la ciudad y...