Capitulo - 86

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Jimin tenía razón, la iglesia que Jungkook estaba presenciando era hermosa. Era enorme, perfecta para muchas personas; al estilo medieval y con las ventanas hechas a base de vidrio de colores. El ambiente era agradable, una entrada perfecta para que las personas pudieran apreciar al novio desde sus asientos. La vista era mejor con el sol chocando contra las ventanas, haciendo parecer un aura hermosa. El alfa sonreía al verlo tan emocionado y dando vueltas alrededor.

—Es perfecta Jimin. —fue lo que dijo con una sonrisa. Ya podía visualizar todo; desde la entrada hasta su alfa de pie esperando por él.

—Perfecta porque combina contigo. —dijo con una sonrisa, acercándose a Jungkook, le rodeó la cintura con cuidado y besó su cien. —¿Ya no te duele el estómago? —Jungkook negó. —Perfecto.

—Tengo hambre...—el alfa miró la hora en su reloj. Apenas eran las diez de la mañana. Jimin sonrió y sacó unas golosinas de su bolsillo, al omega le brillaron los ojos.

El mayor hizo ademán de dárselas a Jungkook pero justo antes de que el omega las tomara se las llevó a la boca con una sonrisa.

—Tú vas a comer frutas. Nada de dulce por ahora. —dijo con una sonrisa masticando el chicle. —¿Jungkook...? ¿Amor?

Jungkook levantó la mirada rojo del enojo y se lanzó al alfa trepándose en su espalda y jalándole los cabellos con fuerza. Park gritó de dolor al no poder conducir sus manos ocupadas con los dulces donde su castaño le estaba tomando del pelo. Los gritos de dolor del alfa se escuchaban en ecos por las paredes de la iglesia.

—¡Míos! ¡Mis dulces, dámelos infeliz! —gritaba quitando cada dulce de las manos del mayor. —¿Fruta? ¡No, quiero dulces! —decía con enojo, sin darse cuenta de que le había arrancado uno que otro mechón de cabello.

—¡Jungkook! —dijo enojado. El omega lo soltó y empezó a comer el poco de azúcar artificial y en diferentes formas. Viendo resentido como su alfa se sobaba la cabeza.

—Alfa malo. —dijo viéndolo enojado.

—¿Malo? ¿Yo? Ven aquí maleducado, te enseñaré a no volver a hacer eso.

Jungkook comenzó a correr por las bancas de la iglesia con una sonrisa y Jimin persiguiéndolo por detrás. Park amaba ver la forma en la que su omega sonreía, se veía tan puro, tan inocente, como un pequeño en plena niñez, siendo feliz y aparentando nunca haber sufrido en su vida. Sacudió la cabeza, corriendo detrás de su chico, que estaba ya acorralado contra una esquina. Jimin no perdió tiempo en abrazarlo y darle pequeños besos en sus mejillas sonrojadas. Y es que... el amor que ellos sentían era tan hermoso, que se habían convertido en el sustento del otro. Tan fácil de entender; la tierra no era nada sin el mar, las joyas que tenían como ojos no brillaban en la ausencia del otro. Su compañero de vida estaba declarado, ahora ni el mismísimo creador podía separarlos.

—Te amo...—dijeron al unísono, como sabiendo que el otro iba a decir las mismas palabras, era inevitable, ellos lo sentían. Ellos lo necesitaban.

♦♦♦

La Señora Min se caracterizaba por una sola cosa: no saber qué esperar de esa mujer. Yoon Gi la miraba fijamente a lo largo de donde estaba sentado junto a su alfa. La omega estaba viendo ropa de bebé en una tienda, le había pegado muy fuerte la noticia que iba a ser abuela, que estaba deseando que el embarazo de su hijo pasara rápido para poder disfrutar de su nieto.

—Está muy emocionada. —dijo Nam Joon viendo a su suegra, cuando ella les señaló una linda pijama con una sonrisa a lo lejos. Yoon Gi sonrió conmovido al verla actuando como una niña emocionada.

Don't You Hurt Me Jikook (Adap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora