C a p í t u l o_8

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; ; W o n d e r l a n d.

Cuando regresó a su planeta portando una bolsa de champiñones puso manos a la obra para poder recrear el platillo que recordaba haber probado en la misma aldea del herrero ya fallecido. Dándose el lujo de disfrutarla en un almuerzo, sólo que ahora acompañada de Le courage.

Al caer la noche volvió a admirar aquella reina nocturna, sin despegar los ojos de ella en ningún momento, suspirando mientras los recuerdos de ese día se proyectaban en su mente, ¿quién era ella? Aún sentía su mirada penetrante, aún podía recordar ese precioso ojo de pupilas fusionadas, su piel era parecida a la de un dulce caramelo de fresa, tan rosada como la de un algodón de azúcar, de labios que tenían la pinta de ser tan suaves como un malvavisco, le parecían encantadoras las pecas que adornaban sus pómulos, como si fueran diminutas chispas claras de chocolate. Adoraría poder apreciarla mejor, poder contemplar mejor su belleza.

Las luces provenientes de las plantas era casi lo único que la dejaba percatarse de cada detalle de su entorno a pesar de su leve intensidad, quizás lo suficiente como para despojar de la oscuridad a cada cosa que estuviera cerca de ella, dándole un brillar perceptible a su mirar. Estaba abrazando las rodillas, escondiendo parte parcial de su rostro entre sus brazos, se fijó en una pequeña flor la cual acarició con el dedo.

---- ¿Qué, qué pasa?

Formuló una criatura de voz característica cuando Briggitte comenzó a frotar su cabeza en forma de margarita,

---- ¿Qué necesitas?

Agregó colocando sus pequeñas manitos sobre su dedo, tallando después uno de sus ojos con una de estas.

---- Oh, lo siento, vuelve a dormir.

Se disculpó ella, aunque, luego optó por acariciar el lateral de su rostro con el mismo dedo, sonriendo al ver su expresión. Empezó a prolongar las caricias hasta que la pequeña criaturita volvió a dormir.

Exhaló un profundo suspiro cerrando su ojo desnudo.

¿Puedes oírme?

Déjame salir aunque sea una vez, por favor.

Briggitte, encontrémonos en nuestro lugar secreto.

Frunció totalmente el ceño, llevando las manos a su cabello, entrelazando los mechones con sus dedos.

---- ¿Qué haces aquí?

Se enderezó por completo y giró la cabeza encontrándose con el híbrido, brindándole una sonrisa.

---- Ya sabes, pensando.

Recargó su mentón en su palma.

---- ¿Qué hay de ti? ¿No deberías estar dormido?

Como respuesta soltó una risilla nasal, se sentó a su lado después, contemplando los inigualables paisajes que estaban al frente de él. La reina nocturna deslizó su pupila de luna menguante hasta que halló a esos dos juntos, abriendo aún más su ojo. Le courage tragó saliva, se encogió de hombros mientras que una pequeña ventisca silbaba agitando el cabello de Briggitte, apartando los mechones que cubrían a duras penas el vendaje sobre su ojo. Ella sólo exhaló un suspiro.

---- Ella no te conoce.

Comentó bajando los hombros levemente.

---- Está acostumbrada a los mismos pueblerinos al igual que las mismas criaturas que llenan este mundo y le dan vida con su presencia.

---- ¿Y eso es malo?

---- No, para nada, la saca de la monótona vida que está destinada a llevar. Desde aquí puedo ver la melancolía en su pupila, el cansancio en su ligero brillar, el pesar en sus lágrimas negras que caen y se disuelven en el aire pintando nubes del mismo color.

Viaje de memorias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora