J o i e .

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; ; B a b y _  y o u ' l  l_  b e _  o k .


El tenue resplandor de la reina nocturna despojaba de la oscuridad la antes desolada estructura, una silueta andrógena se proyectaba en el friolento suelo, una danza que inspiraba un viaje de sentimientos propios. Al igual que su ondulado y corto cabello, las cintas en sus cuatro brazos se agitaban mediante movimientos rápidos.

Ella danzaba en la soledad de la habitación, su silueta se delineaba por la pobre luz de la noche, de complexión delgada, musculosa y atlética. En un paso, arqueó la espalda, alzó la cabeza y extendió sólo dos de sus cuatro brazos. En un suspiro cerró su único ojo de pupila fusionada, el dije de su collar se separó por segundos de su pecho. De pronto, una lágrima dejó un camino húmedo por su mejilla, reprimió un sollozo y continuó danzando.

En giros, saltos y otros pasos lo recordaba, seguía amándolo en las noches más frías u oscuras, cuando la luna era la única testigo de su profunda desolación, refugiada en las sábanas, apretando aquel collar que colgaba en su cuello.

...

---- ¡Atrápame si puedes!

Exclamó una pequeña niñita de cuatro brazos, volteando la cabeza para retar a su mejor amigo.

---- ¡Oye!

El niño de cinco ojos reclamó cuando su boina fue arrebatada, aceptando el desafío con una sonrisa ladeada, echando a correr detrás de ella.

Esos dos juguetearon por encima de un puente, siendo parte de una imagen que reflejaba el río, como si fuera un espejo fiel a la realidad, se apreciaba el pintoresco paisaje junto con los colores del precioso crepúsculo.

Eran amigos desde hace unos meses, ¿quién diría que la misma curiosidad sería la causa para juntar a dos almas en una sana y preciosa amistad?, ella se encontraba cazando caracoles cerca de una casa decorada con pilares de piedra en cada esquina, que dada su antigüedad estaba decorada con algunas plantas. El propietario de tal construcción se había ido, dejándola sin mantenimiento durante un largo tiempo. Se había convertido en uno de los lugares donde ella acostumbraba visitar en busca de más insectos para contemplar de cerca. En esa ocasión miraba de cerca una telaraña maravillada por la naturaleza de tal animal, escuchó cómo una rama se rompía junto con un quejido de dolor lo suficientemente alto como para escucharlo con claridad. De inmediato, giró la cabeza, tomó una rama fuerte y resistente que estaba entre unos arbustos, dispuesta a investigar, se acercó con precaución hasta que apartó de su vista las hojas de los arbustos, encontrándose con un chico de cinco ojos parecidos a la miel más pura, los cuernos de carnero en su cabeza resaltaban gracias a su cabellera larga y ondulada que reposaba en sus hombros. De contextura gruesa, el contorno de su rostro circular, piernas carnosas, brazos y labios gruesos, estos ligeramente rojizos, de caderas anchas.

Aquel joven de cabello rubio con mechones rosados estaba acariciando su rodilla de la cual hileras de sangre resbalaban conformando una herida superficial.

---- Oye, ¿estás bien?

Preguntó ella dejando la rama de lado, acercándose a él para ayudarlo. Como respuesta giró la cabeza dejando ver bien su rostro, era sin dudas hermoso, sólo se limitó a recoger un poco más las piernas.

---- No voy a hacerte daño, déjame ver.

Se colocó de rodillas y cuando estuvo a punto de examinar su herida, él recogió por completo las piernas desviando la mirada.

---- Estoy bien, no necesito ayuda.

Su voz era hechizante, suave, tranquila, como el sonar de un arpa pero, sin dejar de ser grave y masculina. Se levantó y la miró de reojo, ella hizo lo mismo, aunque, apartó la mirada a la rama rota.

Viaje de memorias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora