C a p í t u l o_1

193 10 13
                                    

;; W on d e r l a n d .

En un lugar donde todos aquellos que pasaron por los males causados por ajenos a su situación, por las desgracias a las que fueron destinados, aquellos que no fueron aceptados por la raza humana vivían en paz bajo la protección y el cuidado de una hechicera, ésta se dedicaba a capturar planetas y encerrarlos en esferas que cuelgan de sus cuernos o, simplemente reposan en el interior de un cuarto custodiado por ella. Los más miserables les regalaba una nueva vida en los exteriores de esos sitios: un planeta inmenso que contaba con sinfines de ecosistemas diferentes, desde los más fríos hasta los que regalaban miles de bancos de peces coloridos. Las apariencias engañaban, las criaturas de ese sitio podían ser realmente peligrosas. Por otro lado, había tantos secretos en ese sitio que debías fijarte hasta en el más simple reflejo.

Aquella hechicera de cabello azafranado, ojo oscuro como el mismísimo roble, con sus prendas sencillas podía patinar por los anillos de Saturno si se le apetecía, danzar entre las estrellas felizmente, jugar a las escondidas entre los planetas, vivir como la niña que jamás pudo ser. Solía tomar los rescates como simples videojuegos en los que debía derrotar al más fuerte "Jefe final", alguien de mente similar a la de un niño pero, con el corazón más grande que un océano profundo. Ella solía ver cosas que los demás no, quizás era eso lo que la hacía tan especial.

A pesar de estar rodeada de miles de especímenes día a día algunas veces la soledad la atacaba, sentía que algo le faltaba a pesar de ser feliz, no encontraba qué hacer, su corazón exigía cada vez más cuando la noche caía, cuando la reina en su palacio eterno la miraba desde las alturas siendo testigo de cada suspiro o mirada baja. Cuando ella se recargaba de uno de los grandes árboles parlantes que le preguntaban cómo le había ido o cómo estaba, tratando de mantener una conversación agradable con aquella muchacha, obteniendo como respuesta frases sencillas que ocultaban aquellos sentimientos que invadían su cabeza en las noches más frías. No todo era feliz en ese mundo, no para ella al menos.

...

En uno de sus paseos diarios acariciaba con la yema de sus dedos un collar que guardó consigo toda su vida, o al menos lo que recordaba de ella pues, había olvidado su pasado. Sus pies descalzos por el césped azul oscuro dejaban pequeñas huellas que se iban borrando lentamente. De los altos y violáceos árboles podía ver a algunas criaturas reposando o acurrucándose en sus fuertes ramas. Se refugiaba en las sombras que se curveaban en su anatomía cuando cruzaba por algunas, el sol, que en ese lugar era una sonrisa comenzaba a ocultarse de a poco hasta dejar todo el ambiente siendo iluminado por débiles lucecillas azules que resplandecían en las lagunas, de a poco, la reina nocturna que estaba representada por un ojo de pupila rasgada que despedía algunas lágrimas negras como nubes miraba a Briggitte, la heroína de la que se ha hablado.

---- ¿Qué debo hacer para dejar esta soledad atrás?

Murmuró para sí misma con la mirada gacha.

No esperó ni esperaría respuesta de nadie, más bien siguió con su lento caminar, divagando por los hermosos caminos coloreados con ese pasto oscuro, luces y plantas de todos los colores. Era un sitio mágico diseñado por ella misma. Un viaje de memorias la invadían de vez en cuando pero, algunos fragmentos eran simplemente difíciles de entender o ver...Era como si tuviera la mente de alguien más.

---- No lo entiendo... ¡Tengo muchos amigos! Juego con ellos, y río con ellos...

Hablando sola, tomó asiento en un hongo gigante decorado con motas fosforescentes que contrastaba con el ambiente, meciéndose en donde estaba.

---- Son realmente lindos conmigo, ¿Esos no son amigos? Ya sabes, los que te hacen reír y juegas con ellos.

Miró a la luna, encorvándose pensativa con la mirada gacha

Viaje de memorias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora