22: Confundir sentimientos

763 98 9
                                    

Clow

Yuri ha oído mi conversación con Kei. No sé cómo sentirme, solo regresé porque necesitaba ver con mis propios ojos que la Chinita estaba bien. Ahora ni idea de qué forma debería reaccionar antes sus declaraciones.

Me acerco hasta la camilla e ignoro su acotación, de igual forma intento que no se note que vine corriendo agitado hasta aquí, por todo lo que acaba de pasarme en este último tiempo.

―¿Cómo estás? ―Toco la barandilla de la cama.

―Todo lo bien que se puede estar en un hospital ―Se ríe ―. Ahora dime, si le creíste a Kei, ¿por qué regresaste? ―insiste con el tema.

Frunzo el ceño.

―Me molesta decirlo pero el Chino Teñido tiene razón, soy un agresor sexual y eso no va a cambiar nunca, tú misma lo viste una vez. Solo volví porque tenía que asegurarme de qué estabas bien, eres mi socia después de todo ―enfatizo en lo último.

Ella suspira.

―Clow, no tienes que aclararme que trabajamos juntos y nada más, yo tengo claro mis sentimientos por ti, lo que no significa que tengas que apartarme, yo decido por mí misma, además, confío en ti ―Sonríe.

―Haces mal ―dictamino severo ―. Sé que eres muy permisiva en la cama, debido a tus fantasías sexuales masoquistas, pero eso no quiere decir que un día no quieras parar y yo... ―Bufo y miro hacia un costado ―bueno, haga lo que se me plazca, eres una presa fácil si estás amarrada ―declaro.

―Yo decido eso ―repite ―. Te lo he dejado en claro varias veces, de hecho ya ha pasado que te has detenido cuando te lo pedí ¿Qué mejor prueba que esa? ―Alza una ceja.

Alzo la vista para mirarla fijamente, luego me acerco a su rostro.

―Que me detenga una vez, no significa que lo haga en otras ocasiones ―expreso fríamente.

―Solo intentas alejarme.

―¿Y? ¿Y qué si es así? No es como si importara realmente ―Me aparto y me agarra de repente de la manga de mi chaqueta.

―¡A mí sí me importa, Clow! ―exclama afligida ―¡Yo quiero ayudarte, entiéndelo!

―Yuri... ―Suspiro ―nadie puede, excepto yo mismo, y la verdad, no creo que merezca esa redención que intentas plantear.

―Me... me dijiste algo muy bonito aquella vez que estabas borracho, y respetaste que no te lo contara al día siguiente. Con sinceridad Clow, yo valoré todas tus buenas acciones, ¿por qué tú no?

―Porque no remedían lo que hice, y en todo caso, ¿qué mierda te dije? Seguro fue una estupidez sin sentido. Esto no es un cuento de hadas, Chinita.

―Me expresaste que cuando estabas conmigo no te sentías un monstruo ―confiesa sin titubear ―. No te lo aclaré en ese momento porque no estaba segura de mis sentimientos por ti, pero ahora sí, Clow yo quiero ser tu fuerza, solo déjame intentarlo.

―No sé qué estaba pensando cuando te dije eso, sin embargo no hay nada entre nosotros, no asumas que yo te necesito, porque no lo hago, yo no tengo sentimientos por ti.

Sus ojos se humedecen.

―¿Y los tienes por Mercedes Becker? ―pregunta con tristeza.

―Eso es una obsesión ―Bufo ―, y no tiene remedio, solo puedo evitarla y ya, nada más.

―Clow... ―Yuri presiona la manga de mi chaqueta ―yo...

―Basta ―digo cortante y me suelto ―. Terminemos esta discusión aquí, necesitas descansar ―Me giro hasta la puerta, entonces me retiro.

Avanzo por los pasillos hasta la salida y me detengo al cruzar la puerta, miro el cielo tan solo unos instantes, ya que estoy confundido.

¿Qué me pasa? ¿Tanto me molesta rechazarla? No podía verla así, tenía que irme. Suena a huir, pero no comprendo lo que ocurre, como para tener que quedarme allí con esta maldita confusión. No voy a negar que me gusta la Chinita, de hecho me encanta, sin embargo no puedo considerarla, incluso aunque me preocupa su bienestar a veces.

¿Y si realmente siento algo por ella? En el hipotético caso de que fuera así, es mejor que ella no lo sepa, no debería ni pensar en mí, no lo merezco. Además sé que pronto voy a morir, así que no tiene sentido ni plantearse esto. Todo terminara en dolor de cualquier forma.

Estoy pensando demasiado.

De manera impulsiva, me giro y vuelvo a entrar al hospital. Necesito sacarme estas dudas antes de plantearme tantas cosas en mi cabeza. Llego al cuarto y antes de tocar la manija, la puerta se abre.

―Clow ―dice ella sorprendida y con sus mejillas ruborizadas ―volviste, otra vez.

―¿Qué haces fuera de la cama? ―Frunzo el ceño.

Gira su vista enojada hacia un costado.

―No quiero permanecer ni un instante más aquí, no me siento bien, quiero irme.

―Hasta que el medico diga que no puedes largarte, no lo harás ―dictamino.

―Tú no eres nadie para darme órdenes ―Vuelve a mirarme.

Entrecierro los ojos, luego la agarro del brazo de repente. Se sobresalta cuando la adentro en el cuarto y cierro la puerta detrás de nosotros. Forcejea pero no logra mucho, ya que le duele la herida. Entonces la empujo contra la pared, siento su respiración al acercar mi rostro al suyo.

―Chinita, no te vas a ir ―aclaro.

En sus mejillas crece un rubor.

―Suéltame o gritaré.

Sonrío de lado.

―¿Por qué? Si a ti te gusta que te domine.

―Ya me involucre demasiado contigo ―Baja la vista avergonzada.

Recorro mis manos por su bata de hospital y hace un jadeo, lo que provoca que vuelva a observarme.

―¿Y qué tiene? Tu cuerpo no se está quejando ―le aclaro.

―Clow... ―Se muerde el labio inferior ―¿Qué intentas probar? Hace unos momentos me estabas rechazando, pero ahora vienes y haces esto, no entiendo ―Respira agitada.

Apoyo mis labios en su cuello y lo chuponeo.

―Si te dijera que no estoy seguro, ¿me creerías?

―Su... supongo.

―Déjame follarte, Chinita. 

Perversa Oscuridad: Redención [#5.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora