10: Comprender la lujuria

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Yuri

Hizo un juego de palabras con su nombre. Ya que Clow en ingles significa puertas. Sin embargo, no sé si quiera que conozca mis fantasías eróticas, como él dice. Más siendo un depredador sexual. Con sinceridad ni idea la razón de decirle que sí, será que al salvarme la vida encendió algo en mí, pero eso no justifica mi accionar. Últimamente le he permitido demasiado.

Estamos en una especie de despacho, ya no hay nadie aquí, me tira sobre la mesa y nos seguimos besando. Si pudiera entender lo que pienso lo haría, pero estoy confundida. Clow es un hombre guapo, no necesita violarse a nadie, creo que es por eso que no lo comprendo. Aunque nunca me he acostado con un hombre solo porque sea sexy y teniendo en cuenta que hace poco que perdí a mi pareja, no entiendo tal actitud inconsciente y estúpida. Puede que solo sea una distracción. Sí, eso debe ser. La falta de cariño debe ser la razón. De igual forma, pienso que busqué el efecto en el lugar equivocado. He perdido mi blusa en alguna parte de la habitación y siento los labios de Clow sobre el hueco de mis pechos. Desciende por uno de mis senos donde está el sostén y mordisquea despacio mi piel. Puedo ver la lujuria con la que sus ojos observan mi cuerpo. De un momento a otro noto como su boca me lastima, primero mi pecho luego el pezón que muerde cuando hace a un costado una parte del corpiño, mientras que su mano presiona fuerte mi otro seno. Se nota que no mide lo que hace y le encanta.

Técnicamente no es delicado en absoluto.

Ahora entiendo por qué llega al punto de no tener sexo consensuado, estoy segura de que ha habido mujeres que han aceptado y tenido relaciones con él, pero después se han arrepentido. Aun así, nada lo justifica. Ni esa razón ni otras, las cuales en este momento no importan.

―Duele ―le aclaro aunque no tiene mucho sentido decirle eso a un depredador sexual.

Agarra mi rostro con ambas manos, dejando mis pechos enrojecidos en paz, y une sus labios con los míos nuevamente. Siento su lengua desesperada, que no me deja respirar, podría decir que hasta llega a mi garganta. Me sostengo de su chaqueta de manera fuerte, en un intento desesperado de resistir tanta presión sobre mí. Siento su erección sobre mi falda y noto que toma mi taser, tirando aquella arma hacia atrás en el suelo, ya que la tenía oculta ahí debajo.

Aunque sinceramente no iba a usarla, después de todo no soy una cobarde ni quiero huir. No se me cruzo en ningún momento por la cabeza golpearlo. Debo ser masoquista o algo, porque su agresión no me ahuyenta en lo más mínimo.

―¡Ah! ―gimoteo cuando mete rápido sus dedos en mi pelvis y siento como los adentra a mi vulva sin compasión, avanzando en un movimiento veloz hasta mi clítoris.

Sigue siendo agresivo, ya que sus actos no son nada sutiles, así que observa mi reacción sonriente.

―¿Ya te arrepentiste? ―pregunta desafiante, pienso que está esperando que le diga que sí, que quiero huir, para sentirse poderoso, ya que no hay forma de escapar de esto.

A los depredadores les justa tener el control de sus víctimas y asustarlas, sometiéndolas hasta llegar al límite o incluso pasarlo.

―No ―digo determinada y parece confundido ante mi respuesta, pero luego se muerde el labio inferior, para concentrarse en el toqueteo que se centra dentro de mis bragas mojadas.

Recién ahora me doy cuenta que están empapadas. Flexiono mis piernas y respiro con agitación.

―Chinita ―susurra en mi oído estando excitado ―no sabes las ganas que tengo de partirte en dos, no cierres esas piernitas ―aclara a modo de orden y tironea de mis bragas para lanzarlas al suelo también.

Agarra un preservativo del bolsillo de su chaqueta, que la verdad no me sorprende que lo tenga y abre el cierre de su pantalón, para bajarse el bóxer y ponerse el condón. Observo todas sus acciones sintiendo la respiración agitada de mi cuerpo y la traspiración que emana de mí, por el calor que es abundante. No quiero imaginar cuando ese buen pene esté dentro mío, voy a arder en llamas. Me sobresalto cuando me toma de la cintura y hago un pequeño gimoteo, el cual provoca que él se ría, aunque no detiene su acción. Se apoya presionando su entrepierna contra la mía y siento entrar la punta de su miembro. Al principio parece lento pero luego chillo cuando empuja sin piedad adentrándose hasta el fondo de mí. Ni hablar cuando empieza a moverse. Me sostiene del cabello y tironea de este cuando me embiste sobre aquella mesa. Mi trasero se golpea varias veces contra la madera.

Muchas partes de mi cuerpo están adoloridas e irritables, pero no me molesta en absoluto. Lo admito, debo ser masoquista.

Clow

Mi pene ha estado esperando por esto durante mucho tiempo. Aunque sinceramente nunca había llegado tan lejos con el sexo consensuado. No estoy amenazando a nadie, estoy sobre una mujer y me deja hacerle lo que quiera, sin chillar.

Se siente raro.

Me encanta, porque su piel está limpita, suavecita y su color claro lo he manchado de morado, y a pesar de eso no se queja ni quiere huir. Rodea sus piernas en mi cintura, incluso aunque le duele, porque se nota en sus gestos, pero esos me encienden aún más. Quiero probar tantas cosas en ella.

Meto mis dedos en su ano mientras la embisto y la hago perder la cordura, ni la dejo pensar de tanto toquetearla.

―Ay, Clow ―gime y chilla para mí.

―¿Qué? ―Me río y muevo mis dedos dentro de su trasero ―¿Ya te rendiste? Todavía puedo jugar más ―La beso mordiendo su labio.

―Oh ―gimotea ―no... ―Respira agitada ―puedes hacer lo que quieras ¡Ah! ―Su espalda se enarca sobre ese escritorio y me deleito con la hermosa visión mientras mi excitación va en aumento.

Que no me rechace, me confunde y me vuelve loco a la vez.

Quito mi pene de su vagina y giro a Yuri de espaldas hacia mí, vuelvo a meter mis dedos en su ano, toqueteándolo de manera apresurada. Continuo sin ser sutil, me relamo los labios y mojo su traserito con mi saliva. Este es un prostíbulo, seguro encuentro algo grasoso para introducírselo allí. Abro el cajón del escritorio en donde estamos teniendo sexo, mientras bloqueo el movimiento de las manos de ella hacia atrás. Encuentro un lubricante, lo abro rápido y empapo todo su agujerito con la crema, ella hace un gemino en alto, después empujo para entrar mi pene, para luego tirar el pomo.

―¡Ouh! ―chilla otra vez ―¡Ah! ―Más cuando me empiezo a mover dentro de su trasero, muevo sus piernas con las mías para que las abra más ―¡Cielos! ―Cierra los ojos cuando tironeo de su cabello de nuevo y la embisto más veces.

Agarro sus brazos y los estiro hacia atrás, meneo mi pene dentro de su ano y lo disfruto a una alta manera, entonces me corro, haciendo que su cuerpo hierva de ardor, por el calor que emana mi miembro.

La giro por segunda vez, y me adentro en su vagina de nuevo, agarro su cuello, entonces vuelve abrir los ojos, cuando mi rostro está cerca del suyo y la sigo embistiendo, nuestras caras se mueven al compás de las arremetidas sin dejar de vernos. La observo seriamente mientras veo su cansancio, yo también estoy exhausto, pero me encuentro disfrutando tanto que siento que puedo con este segundo round un poco más. He dejado su cuerpo de una forma desastrosa, pero lo he convertido en una obra de arte. Siente que se asfixia porque sigo presionando su cuello, y sonrío.

―Que masoquista eres, Chinita ―La suelto dejando esa zona roja y alzo su pierna hasta mi hombro, apoyando a mi obra maestra de costado, para embestirla de ese lado también.

Presiono su clítoris a la vez que golpeo una y otra vez mi pene en su entrada, voy a desfallecer de tanta lujuria, pero no me importa, no tengo duda de aclarar que es uno de los mejores sexos que he tenido.

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Me la mató okno jajaja pero que intenso xd

Perversa Oscuridad: Redención [#5.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora