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Ver a la luz de la luna en DongHyuck era tan hermoso, dejaba ver su piel perfecta a luz de la oscuridad, esos lunares que forman constelaciones tan peculiares y raras que tiene DongHyuck, lo hace ser especial para Mark.
Mark se tuvo que ver forzado a levantarse de la cama en la madrugada a un viaje a la cocina de su casa. No había nadie más que ellos, sus padres en algún lugar de la ciudad disfrutando su aniversario. Mark abrió el refrigerador sacando el cartón de leche fría para tomar de ella y dormir a gusto con su ángel.
Se sentó en una de las sillas de la mesa para tomar su leche, el silencio de la noche es tan pacifico, puede hasta escuchar como el viento entra a su casa muy fuerte.
– ¿Qué hago conmigo ahora? ¿Que se supone que haga para que DongHyuck este seguro? – Dejo su vaso medio lleno en la mesa de la cocina.
– Nada, no le hicimos nada malo a DongHyuck, verdad. Es un bebe llorón por no soportar aquellas embestidas. – Dejo su vaso un poco más bajo de lo que lo tenía.
– Yo creo que debemos hacerle un arreglo amoroso a Hyuckie y pedirle perdón.
– Eso no, eso es anticuado. Mejor regala le un regalo caro para que se dé cuenta cuánto vale.
– ¿Valer? no vale para nada ya, hay que cambiarlo por otro maldito chico, es molesto con sus cursilerías.
– ¡Oigan! Esto no tiene que ver nada en DongHyuck, es en mí ¡EN MI, MALDITA SEA!
El ruido que provoco el refrigerador al cerrarse hizo reaccionar a Mark de sus personalidades hablándole e irse a dormir de nuevo a su cama que lo esperaba DongHyuck.
– Soy tan malo, que mierda puedo ser. – El castaño llego devastado a su cama acostándose con DongHyuck para luego abrazarlo y aferrarse a él con sus piernas y manos.
– Pero tú me haces sentir menos mierda, DongHyuck. Que ciego eres por andar conmigo. – Lo ultimo que dijo en la noche Mark para dormir.
Despertando no encontró con él a DongHyuck en su cama si no un papelito que dejo que decía que se tuvo que ir temprano para que sus padres no sospecharan que durmió con él.
Mark no quiso mover ni un dedo o hacer el intento de moverse de su cama, se quedó acostado en la cama mirando su techo como si tuviera algo de divertido e entretenido ver.
– ¿Será bueno romper con Hyuckie? – A Mark se le comenzaron a cristalizar los ojos de la nada.
– ¡SÍ!
– Malditos desgraciados, maldito desgraciado que tengo que ser con DongHyuck.
