Reconciliación

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Diego no era una persona paciente. Él lo sabía. Todos lo que lo conocían lo sabían, y los que no, él se encargaba de dejárselos claro. Entonces no podía entender cómo era que esa chiquilla se sentara frente a él y Francisco y se negara a responder una pregunta directa. No era algo complicado, solo tenía que decirles que demonios estaba pasando.

-Por favor Zoe-decía Francisco casi suplicante-Se que es tu hermano y ustedes se guardan secretos, pero esto se les está yendo de las manos y queremos saber...

-Que demonios está pasando con esos dos-termino Diego con voz demandante.

La chica solo se quedó callada de brazos cruzados frente a ellos. Tenía su rostro perfectamente neutral, sin delatar ningún tipo de emoción que pudieran utilizar para obtener información. Si antes estaba frustrado ahora estaba a punto de estallar. Esto era inútil, no sacarían una sola palabra de ella. Francisco también debió de sintirlo porque solo suspiró y se sentó pesadamente en la silla que tenía detrás de él.

-Esta bien, Zoe. Podés ir a clases.

La rubia se levantó, tomo bruscamente su mochila y salió de la oficina del director deportivo dando un portazo. Diego cerró los ojos y se masajeó lentamente las cienes, ¿Que demonios había hecho mal en la vida para merecer tratar con adolescentes?

-No vamos a sacar ningún tipo de información de ella-dijo Francisco con pesar-...Y Gabo tampoco quiere decirme nada.

-No entiendo porque estamos indagando, de todos modos.

-Porque son nuestros hijos y la están pasando mal, nos necesitan.

-Si nos necesitaran vendrían a hablar con nosotros-estrategicamente dejo de lado la parte en que en realidad Lorenzo sí le había pedido un concejo. En su defensa, el chico no le había contado nada específico y él había respondido las malditas preguntas, ¿Que más se supone que debía hacer?-Dejalos, ya se les va a pasar.

-¡Dos semanas, Diego! Llevan dos semanas enteras sin dirigirse la palabra.

-¿Y?-el director deportivo miro a su pareja con exasperación-¿No me dijiste que están jugando bien juntos?

-...si. Tengo que admitir que la pelea no les impide ser un gran equipo.

-Entonces no entiendo porque te estás entrometiendo en sus vidas. Peleados y todo juegan bien, la casa esta en paz... Dejalos, ya se les va a pasar.

-¡La casa esta en paz porque tú hijo básicamente se mudó a la casa de Valentino!

-¡Y el tuyo a lo de Ezequiel! Repito, ¿Y?-dijo Diego, y Francisco lo miró con fastidio-La casa jamás estuvo tan tranquila.

Los ojos claros de Francisco se clavaron en los oscuros de Diego con enojo. Tal vez no debería meterse en la vida amorosa de los chicos, pero esto estaba más allá de ellos dos, esto afectaba a todos los que vivían en esa casa.

-¿Por qué mejor no hablamos sobre el partido de las Águilas?-Diego cambio de tema-Félix ya debe de estar por llegar con los chicos.

-Si...cierto-el director técnico frunció el ceño-Están armando un equipo muy bueno para este campeonato.

-Lo sé-gruño el mexicano-¿Crees que tiene algo que ver con los jugadores que se fueron de los Halcones el año pasado? ¿O sobre las jugadas filtradas del campeonato anterior?

-No sé...pero es algo muy extraño. Esperemos que Amadeo y Dimitri puedan descubrir que fue lo que pasó con eso...no confío el volver a subir las jugadas nuevas al sistema-el entrenador estaba pensativo-Decime paranoico, pero, no dejo más información en el iad.

Él no es mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora