Capitulo 11: El fondo del pozo. Demencia

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Vanessa habla” fue entonces cuando sentí cosquillas en los labios, como cuando pasas tiempo entumecida y vuelves a caminar, cuando pude mi voz sonó casi en un jadeo, sus ojos estaban aun más fríos y horrorosos de temor, esos hermosos ojos azules. Los estaba asustando. El tocaban la piel de mi brazo y trazaba los dedos en mi rostro.

-Vanessa respóndeme…

-¿Qué...? – aun incapaz de moverme.

-¿Vanessa? Por Dios estás tan pálida… ¿Hace cuanto que no te alimentas?

Eso era una pregunta interesante, sentía que habían pasado semanas y semanas desde la última vez que me alimente de sangre. Eso me pasaba, estaba seca, me estaba muriendo. Por mi tonta sensación de vacio era eso, estaba secándome.

-No... Lo se… ayúdame a leva...

Cuando intente sostenerme de los pilares del balcón para subir caí aun con más fuerza y el me atajo, Dios… no eso era humillante, no delante de un vampiro guapo por favor.

-Vanessa, esto es completamente estúpido y descuidado de tu parte, quédate tranquila no puedes ni moverte, vamos a mi cuarto tengo muchas raciones de sangre allí.

Bien, eso no se oía nada bien, absolutamente nada bien, pero de nuevo mis labios estaban fríos y dormidos no podía responder. Damián trato de pasar desapercibido, finalmente escuche un “clic” de la puerta y algo suave debajo de mí.

Camino por toda la habitación, podía oír sus movimientos rápidos de vez en cuando oía cosas plásticas sonar unas contra otras, y luego, algo caliente en mis labios.

Gloriosa sangre fresca.

Tan pronto como había suficiente en mi organismo yo mismo se la arrebate de las manos y comencé a extraerla, perdí el control de la sangre, había muchas bolsas quizás tome unas seis en un momento y finalmente caí sentada en la cama. Damián estaba mirándome fijamente, sorprendido.

Eso fue muy humillante, lo que había hecho.

-Damián yo, disculpa, será mejor que, me vaya…

-Esta bien Vanessa, entiendo, soy vampiro quizás en algún momento me ponga también así no tienes que preocuparte, solo… no vuelvas a dejar que tu cuerpo vuelva a estar así… en verdad me asustaste… te estabas matando ¿lo hacías agrede?

-No, claro que no…

-Pues casi lo haces, por inanición – el me miraba fijamente y serio. – no vuelvas hacerlo…

Hubo algo en mi estomago que sintió abandonar para subir a mis mejillas, había algo en la forma en que me hablo que me hacia sonrojar quizás era la forma en como me miraba.

Se acerco a mi rostro y parecía estar limpiándolo, eso se sintió incomodo no quería darle ideas de algo a pesar que sabia y se veía que solo lo hacia con la intención de quitarme la sangre derramada.

-Yo puedo hacerlo… déjame. – dije moviéndome buscando un pañuelo que el me extendió y limpiando como podía.

-Deberías ver a un medico, ¿quieres que llame al doctor?

Oh, claro y dejar que venga a su cuarto para que piense cualquier cosa. NO gracias.

-No, esta bien… solo quiero irme a casa. ¿No hay problema?

-En absoluto, lo que quieras, vamos, despídete de papá, si quieres y te llevo. Necesitas descansar.

Caminamos hacia afuera y casi nadie pareció percatarse de nuestra aparición o desaparición. Caminamos hacia Russel quien sonrió cuando me vio.

Angel Nocturno (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora