Capítulo 7: "Rosas"

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Hola, espero que se encuentren muy bien, aquí estoy de vuelta con un nuevo capítulo. Perdonen por no actualizar la semana pasada, en las notas finales del capítulo explico la razón. Sin más que decir por el momento, disfruten la lectura.

Capítulo 7: "Rosas"
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La vida da muchas vueltas, eso ya es bien sabido por todos. Un día te llevas terriblemente mal con alguien y al otro las cosas cambian. De repente a esa persona le da por ser amable, por calmar un poco las cosas, y es normal confundirse. ¿Has pasado por eso alguna vez?
La rubia miró aún con confusión al castaño, dudando bastante de sus intenciones. Era una broma, seguramente era eso, tal vez la quería saber de ahí para volverla a humillar entre todos, nunca se sabía, no quería confiarse con esa gente.

— Estoy esperando, decide ya — repitió Hiccup por cuarta ocasión.

Después de un par de parpadeos, finalmente aceptó.

— Está bien, pero si se trata de una broma o planeas hacerme algo, te vas a arrepentir — lo amenazó.

— Ya no nos sirves, si quisiera hacerte algo ya lo hubiera hecho — le comentó.

Hiccup se dió la vuelta para disponerse a salir, la rubia se levantó de la cama, ya estando de pie miró en dirección al joven con mucha atención y completamente a la defensiva. El castaño se acercó a la puerta y la abrió, quedándose del otro lado sosteniéndola abierta, en una ademán de esperar a que la rubia pasara.
Suspiró profundamente y entonces caminó en esa dirección, mejor adelantar lo que sea que tuviera que pasar, cuanto antes lo hiciera mejor, así no se mortificaba tanto estando a la expectativa.
Una vez que cruzó la puerta, avanzó a paso lento, sintiendo la presencia de Hiccup a sus espaldas. No iba a mostrarse intimidada, ya estaba cansada de llorar, ya no les daría el gusto.
Acabaron llegando al gran salón, que lucía un poco más vacío de lo usual. Varios dragonianos estaban en su habitación, otros haciendo guardia y otros haciendo unas pequeñas reparaciones en algunos sitios importantes de su pequeño hogar. En general el ánimo estaba un poco decaído, debido al fracaso anterior, tanto que muy pocos notaron la presencia de la rubia, y aún con eso, no les interesaba mucho que digamos. Siguió a Hiccup hasta que se paró frente a una mesa, supuso que quería que se sentara allí. Así lo hizo, el joven la miró ahora hacia abajo.

— ¿Quieres que te traiga agua o algo? — ofreció.

— No — respondió ella a secas.

Apenas iba a comentarle otra cosa cuando vio de reojo un movimiento que le llamó la atención, al levantar la mirada observó a Fishlegs haciéndole señas para que lo siguiera.

— Quédate aquí, tengo que ir a hacer algo — le dijo — si te quedas tranquila no pasará nada, más te vale no intentar algo — le advirtió, luego se alejó de ella para reunirse con su amigo, ella lo miró alejarse.

Genial, ahora estaba sola, en medio de ese lugar y expuesta a esa gente, esperaba en cualquier momento recibir un golpe, un insulto, algún objeto lanzando en su dirección, miró hacia la mesa, ligeramente asustada y sin saber en realidad que hacer.
Tan ida estaba que no notó que otra persona se sentaba junto a ella, hasta que habló.

— No sabes cuánto me alegra verte aquí — le dijo Camicazi.

Rápidamente tomó asiento frente a ella, mirándola con una gran sonrisa. La otra tenía una expresión muy seria en su rostro la cual no cambiaba.

— Todavía se me hace muy extraño todo esto — confesó.

— Aquí entre nosotras — la chica se inclinó ligeramente hacia ella — yo le hice la sugerencia a Hiccup de que te trataramos mejor, y por lo visto la quiso seguir — dijo gustosa.

El secuestro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora