Capítulo 1: "Princesa de Berk"

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Bueno pues aquí les traigo el primer capítulo, no los distraigo más y los dejo leer.

Los personajes no me pertenecen, solo juego con ellos para diversión y sin fines de lucro.

Capítulo 1: "Princesa de Berk"
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— Éste es el reino de Berk, un reino que se distingue por ser próspero y ofrecer una gran calidad de vida a sus habitantes, incluso desde hace varios años, extranjeros de todo el mundo han venido para quedarse aquí y formar una vida. Me queda claro que hoy en día ya casi no quedan reinos en el mundo, la mayoría ya ni siquiera se llaman reinos, ahora son estados. Estados que forman países. Por lo que me ha pasado por la mente la idea de adoptar una forma de gobierno demócrata, como en el resto del mundo, convertir a Berk en un país. Las cosas seguirían casi igual, sólo que la gente podría elegir a sus gobernantes, en lo personal pienso que no habría problema, si mis descendientes se vuelven buenos gobernantes, podrían postularse como candidatos y tal vez la gente los elija — terminó de decir Astrid, la hija del actual rey Hofferson, la princesa del reino de Berk.

Astrid era una joven de 19 años de edad, bastante atractiva, la cual ya tenía varias propuestas de matrimonio, las cuales ya la tenían harta pues su padre no dejaba de insistir en que aceptara una.

Desde hace varios meses, Astrid estaba pensando en cambiar la forma de gobierno del reino de Berk, pasar de la monarquía a la democracia, pues en casi todos los países del mundo ésta era la forma de gobierno, que además tenía sus ventajas y desventajas, como todo.

En este momento se encontraba reunida con el consejo real, planteándoles el tema y pidiéndoles su opinión.

— Con todo respeto su alteza — habló uno de los miembros del consejo — no creo que su padre esté de acuerdo, ¿que pasará con él y con usted? —.

— Mi padre podría ser el primer presidente de Berk — explicó Astrid — establecemos un periodo de tiempo en el que el presidente ocupe el puesto, y cuando ese tiempo pase, se harán elecciones para que el pueblo elija a uno nuevo —.

— Sé como funciona la democracia — replicó el miembro del consejo — pero sigo sin creer que a su padre le guste la idea —.

— Trataré de convencerlo, el es un buen gobernante así que podría lanzarse de nuevo coló candidato cuando el periodo termine, estoy segura que la gente votaría por él — dijo Astrid con seguridad.

— No parece tan mala idea, aunque sería difícil iniciar ese proceso — opinó otro miembro del consejo.

— Podría ser difícil, pero no imposible — explicó la princesa — hacer eso nos permitiría tener tratos con más países, países que no aprueban la monarquía —.

— En eso tiene razón su majestad — dijo otro miembro.

— De todas formas solo quería comentarles la idea, aún no den nada por hecho, tengo que hablarlo con mi padre — les dijo Astrid.

— De acuerdo princesa, si eso sería todo entonces nosotros nos retiramos — dijo el más viejo de los del consejos.

Poco a poco, todos comenzaron a abandonar la sala, hasta que la princesa se quedó completamente sola en ese lugar del castillo, el usado para las reuniones. Astrid siempre se caracterizó por ser una persona ruda e intrépida, pero al mismo tiempo era gentil, y no toleraba las injusticias. Se esforzaba por ser una gran gobernante y asegurar el bienestar de su pueblo, por esa razón fue que pensó en cambiar la forma de gobierno, convertir a Berk en un país, el reino había crecido mucho en los últimos años, aún así sería un país muy pequeño, en caso de que se adoptara el nuevo gobierno que Astrid proponía. Pero había una razón más, que su padre últimamente le insistía demasiado en que se casara, y que tuviera descendientes, ella no se sentía lista para eso, quería disfrutar de su juventud, aunque no podía hacerlo seguido debido a toda la responsabilidad que tenían. No quería pensar en marido e hijos, ya tendría tiempo para eso después, por eso trataría de convencer a su padre de que adoptaran la nueva forma de gobierno, para no tener que casarse tan pronto. En momentos como ese, sola y sin saber qué hacer, se preguntaba qué habría allá afuera, como sería dejar de ser una princesa y vivir una vida normal, como la de cualquier habitante del reino. Deseaba poder salir del castillo sin que sus guardaespaldas estuvieran vigilándola con cada paso que daba, que la gente no la viera como alguien superior, sino como alguien igual a ellos. ¿Podría pasar eso alguna vez?, Astrid negó con la cabeza, esas cosas sólo eran producto de su imaginación, algo que no sucedería. Decidió dejar de pensar tonterías y enfocarse en su trabajo.

El secuestro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora