5. Los amantes sin nombre

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12:00 hrs.

No hubo tiempo para saludos. El hombre fue expedito cuando ordenó. 

-Usemos este auto. Los propietarios regresarán en tres semanas; para entonces, podríamos estar muy lejos.

Brock había arrancado el geolocalizador antes de robar la ambulancia y el hombre hizo lo mismo con el Gran Torino. Cuando se aseguraron de que el área fuera segura, ahogaron la ambulancia en el Potomac. Tras hundir una fortaleza voladora gigante en el mismo río hacía algunas semanas, una tonelada de metal o dos no serían gran cosa.

El hombre abrió el portaequipaje y Brock entró con una expresión encantada, sin saber si lo estaban secuestrando o rescatando.

-Amo tu estilo, cariño.

El hombre regresó en silencio hasta su refugio, que resultó ser una hermosa casa moderna no muy lejos de DC.


12:12 hrs.

Cuando llegaron, el hombre estacionó el auto en el garaje, aseguró la puerta y volvió a abrir el maletero. Brock Rumlow descendió y se quitó el cubrebocas y la cofia. Su cabello estaba despeinado y una sonrisa exhausta brillaba detrás de las cicatrices. Su expresión era medio feliz y medio expectante. "Bueno... este soy yo ahora", parecía decir.

El hombre contempló a Brock, no solo con una sonrisa cariñosa, que significaba "Lo sé. No cambia nada", sino también con una mirada ansiosa, como si sus siguientes palabras fueran "Y te amo más que nunca .

La vista de su amante hizo que el ex agente se sintiera repentinamente desnudo. Poco a poco, y teniendo cuidado de mantener la casa silenciosa y oscura, ambos entraron en la sala de estar. Finalmente, el hombre habló.

-¿Por qué estás aquí, Brock?

-Porque me secuestraste, imbécil. -Dijo como si fuera verdad.

Una pálida sonrisa adornó la cara del hombre. -Claro. -Respondió. Habían estado atrapados en la jungla de Indonesia, o escondidos en una azotea durante días en el invierno noruego. Sin importar nada; Brock siempre había sabido hacerlo sonreír.

Por un momento, un vívido recuerdo brilló en la mente del hombre. Dos días antes del comienzo de la operación Insight, él y Brock se habían reunido en los sótanos de Hydra. Su manejador había estado planeando su escape durante años, y esta sería la fase final. Entonces, le entregó un GPS programado con la ruta a su punto de encuentro. -Recuerda, Winter. Después de esta misión, nos encontraremos allí y estarás conmigo para siempre. Había dicho Rumlow, acariciando las suaves mejillas del soldado entre sus manos.

El hombre aún podía sentir el suave toque de Brock cuando se separaron ese día.

-Me refiero a que podrías estar fuera del país ahora, pero me esperaste debajo del puente, donde dijiste que estarías... Aún cuando ya no soy el mismo. -Explicó.

-Yo solo... necesitaba saber que estarías bien, bebé... Necesito que seas libre. -Las palabras sabían amargas en su lengua. -Finalmente lo eres. Por cierto, no gracias a mí, pero Hydra se ha ido, y podrás tener tu venganza. -Brock suspiró con cansancio. -Por eso estoy aquí.

-La tendré. Destruiré a Hydra y la quemaré hasta sus cimientos. Puedes estar seguro de ello. -La voz del hombre era suave y peligrosa como los pasos de un jaguar en la noche.

-¿Debería estar asustado?.

-¿De mí? Tú no. Nunca. -Rumlow estaba seguro de que el hombre ante él ya no era simplemente el Soldado del Invierno.... y se sintió realmente asustado. Por supuesto, podía manejar la tortura y la muerte; él era el desgraciado Brock Rumlow, líder de las Unidades de Fuerza Especial de STRIKE y de Hydra, pero jamás había imaginado esto.

97 MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora