97 MINUTOS

6. Los amantes sin nombre II

12:40 Hrs.

Brock todavía tenía la boca llena del miembro flácido de Winter. No podía evitar mirar a esta criatura; su hermoso rostro aún estaba sonrojado, y el ritmo de su pecho era rápido y superficial después de su delicioso orgasmo. Brock no se atrevió a moverse. Incluso su aliento sobre el bajo abdomen de Winter era casi inexistente. Invariablemente, cada vez que lo miraba así, algo se apoderaba de su mente.

"Entonces, ¿así es como se siente el amor?" Solía ​​preguntarse cada vez que este hombre magnífico se estremecía en sus brazos. Levantó la vista, con la nariz aún apoyada en el suave arbusto de Winter.

Había sabido la respuesta durante un largo tiempo.

Dos manos desiguales se extendieron y colocaron caricias lánguidas en la cabeza de Brock, cardándolo tiernamente y rozando su rostro. Entonces, un par de ojos grises lo miraron sonriendo y Brock supo el siguiente paso.

Rumlow soltó con reverencia el miembro de Winter  y se arrastró contra el cuerpo de su amante, extendiendo besos sobre su vientre y su pecho, antes de yacer sobre él. Acarició delicadamente el cuello del joven, llenando sus pulmones con el aroma de su amado, mientras Wint lo mantenía en un cómodo silencio con sus brazos y piernas. Ninguno de ellos rompió el momento.

12:45 Hrs.

-Déjame complacerte ahora. -Dijo Winter con una chispa traviesa en sus ojos. Luego, tomó la mano de su amante y se puso de pie, guiándolo. Rumlow lo siguió.

Mientras caminaban completamente desnudos escaleras arriba, ambos supieron que compartían la misma fantasía. Una vida normal y una rutina cómoda juntos. Dulces noches en los brazos del otro, y mañanas perezosas haciendo el amor.

Cuando llegaron al enorme dormitorio, Wint cerró la puerta con llave y caminó hacia la mesita de noche, abriendo el cajón superior. Contenía una botella de aceite de rosas. Rumlow lo miró alzando las cejas.

Un breve recuerdo brilló en la mente de Winter. Sonrió con cariño.

-¿Qué sucede, Wint? -Preguntó Rumlow.

-¿Te acuerdas de Bulgaria?

-Claro, su ciudad capital, Sofía tiene 1.2 millones de habitantes  y su idioma oficial ...

Winter no pudo evitar estallar en carcajadas, al tiempo que trepaba espontáneamente sobre el torso de  Brock, sellando su boca con besos.

-Nunca dejes de ser el adorable hijo de puta que eres, Brock. -Dijo, escondiendo su rostro en el cuello de su amado, todavía riéndose.

Brock se quedó allí, sosteniendo su tesoro en sus brazos. "Cargarlo siempre ha sido tan fácil" , pensó. -Por supuesto que recuerdo Bulgaria, cariño. Nuestra misión en el Valle de las Rosas. Nuestra primera vez. La recordaré hasta mi último aliento. -Murmuró.

¿Cómo podría olvidarlo? Esa noche, lograron la misión en un tiempo récord y obtuvieron cinco horas, un verdadero lujo, escondiéndose en una bóveda de pétalos. Una suave lluvia comenzó a verterse sobre el valle y la fragancia de rosas estaba por todas partes. Había sido un verdadero sueño para ambos. Brock habría tenido unos treinta y tantos años y utilizó cada gramo de su conocimiento y energía para hacer el amor con su Winter una y otra vez hasta que quedaron increíblemente débiles y satisfechos. Aquella vez se prometió a sí mismo que haría cualquier cosa por ese hombre.

-¿Sabes, Brock? Después de eso, cada vez que Hydra me llevaba a la cámara criogénica solía soñar. Estábamos tú y yo entre los pétalos frescos, y en cada sueño recordaba esto. -Todavía sonriendo, el joven caminó los últimos pasos hasta los pies de la cama. Con un movimiento rápido  presionó las palmas de sus manos contra el pecho de su antiguo manejador. Arrojó a Brock sobre la cama.