Cuarta Parte.

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Narra Samuel

Nada más entrar, Lexosi me recibió con un abrazo cálido.

- Vegetta, tío, ¡qué gusto verte! - comencé a saludar a los demás chicos.

- ¿Cómo fue tu viaje? - dijo Herny.

- La verdad es que muy bien... - sonreí un poco triste.

- ¿Estás bien, Vegetta? - preguntó Jesús un tanto preocupado.

- Sí, sí... Solo estoy pensando, tuve problemas antes de venirme de Andorra - suspiré y tomé el menú - ¿Ya pedisteis? - intenté cambiar de tema.

- Vegetta... Sabes que puedes contar con nosotros - Arsilex me sonrió.

- Sí, chicos, yo lo sé, pero no quiero arruinar este momento con vosotros. Estoy bien - les sonreí a todos.

- Ya hemos pedido, esperamos que no te moleste - negué con la cabeza mientras llamaba a una meseta con la mano.

- Ustedes tranquilos, ahora mismo pido yo y no hay problema - todos asistieron y comenzamos a platicar.

Pasamos una noche muy tranquila y divertida.

- Tío, Vegetta, ¿quieres que te llevemos? - Jesús se ofreció a llevarme al hotel en el que me estaba quedando.

- Gracias, Jesús, pero me iré en Uber. No quiero molestarte - el menor negó e insistió en llevarme.

Al final dejé que me llevara a mi hotel. Cuando llegamos, Jesús me dijo que tenía que hablar seriamente conmigo.

Nos quedamos en su auto y esperé a que comenzara la conversación, pero se quedaba callado. Así que decidí comenzar la conversación yo.

- ¿Qué pasa, Jesusito? - él me miró. Tenía las lágrimas a punto de caer.

- Tú sabes que soy gay, Samuel... Y me gusta alguien... - me acomodé en mi asiento, de modo que quede frente a él.

- ¿Y qué pasa con eso? ¿No seré yo, verdad? - reí un poco para quitar la tensión.

- No, no. El problema aquí es que es alguien que no es gay y que... Tú lo conoces - fruncí el ceño.

- Puedes decírmelo, Jesús, sabes que no diré nada y que puedes confiar en mi - le sonreí para tranquilizarlo.

- Es Herny, Vegetta - alce ambas cejas.

- ¿Herny? ¿Nuestro Herny? ¿La aspiradora? - él asentía mientras reía.

- Sí, Vegetta, ese Herny - le sonreí.

- Me gustaría ayudarte con él, pero nunca he estado con un chico y... -

- ¿Y Willy? - me interrumpió y yo me sonroje.

- Y-yo... W-willy... Nosotros... No - estaba muy nervioso.

- Oh, yo pensaba que si llegaron a estar juntos - se sonrojó.

- No, sólo somos buenos amigos - reaccioné y suspiré - Ya es muy tarde, Jesús. Intentaré ayudarte con tu situación mañana - Jesús asintió un poco triste y se despidió de mi.

Entré a mi habitación y me dejé caer en la cama. Tomé mi celular y tenía llamadas perdidas. Fui al registro de llamadas y tenía una llamada perdida de mamá, otra de Willy y cinco de Silvia. Igualmente, de esta última, tenía muchísimos mensajes.

Envié un mensaje a mamá diciendo que estaba cenando y ahora me encontraba en el hotel; a Willy le envié un mensaje para saber qué era lo que necesitaba y a Silvia, a ella la dejé en visto.

Al poco rato dejé mi celular en la mesita de lado, me puse mi pijama y acosté para poder dormir tranquilamente.

*Al día siguiente*

Me desperté un poco más temprano que mi alarma. Me levanté y me decidí a darme una ducha rápida, pero el sonido de mi móvil interrumpió mi entrada al baño. Vi la pantalla del celular y era Silvia. Suspiré cansado y contesté.

- ¿Qué necesitas? - dije fríamente.

- Perdóname, Samuel... Regresa conmigo, prometo no volver a hacer una escena de celos como la del otro día... - no hable nada - ... Te he estado enviando mensajes y te he llamado... -

- ¿Y no has pensado en la razón por la cual no he atendido ninguna de tus llamadas o mensajes? -

- Atendiste esta llamada - suspiré.

- ¿Qué quieres? -

- Regresa conmigo - no quería parecer grosero ni nada, pero el tener que escuchar su voz me causaba un resentimiento total. No quería seguir escuchándola.

- Espero seas muy feliz, Silvia - colgué sin más y me metí a dar mi ducha.

(...)
Después de desayunar, decidí dar una vuelta por Barcelona.

Esperaba relajarme en mi caminata, y así fueron los primeros minutos, pero al rato de ir caminando sin prestar atención a quién iba caminado enfrente mío, choqué con una chica rubia, un poco más baja que yo.

- Lo siento mucho - dije avergonzado mientras la chica se acomodaba sus gafas de sol.

- No te preocupes, no iba prestando atención realmente - me sonrió y por alguna razón me recordaba la sonrisa de Elyas, una sonrisa muy linda, por cierto.

Nos quedaos viendo a los ojos mientras sonreíamos, hasta que se quito las gafas y me extendió la mano.

- Elysabeth - se presentó. Alcé ambas cejas. Es la prima de Elyas.

- Samuel, Samuel de Luque. Un gusto - tomé su mano y me acerqué para darle dos besos.

- Sí, lo sé. Te conozco por mi primo. Elyas habla maravillas de ti - me sonrojé.

- Te ha mencionado, pero nunca a querido dar más detalles de ti. Ahora entiendo porqué - la observé de pies a cabeza, realmente era bella.

- Bueno, fue un gusto Samuel. Espero volver a verte pronto - iba a pedirle su móvil - ten - me dio una tarjeta con su número de móvil - ya que Elyas tiene miedo de presentarme tendré que hacerlo por mis propios medios - le sonreí.

- El gusto fue mío, Elysabeth - nos despedimos con dos besos en la mejilla.

Ambos tomamos nuestros caminos. Yo me dirigiría al hotel, quería comprobar que los vídeos estén correctamente subidos y con orden.

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Un Planeta Llamado Nosotros - ElygettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora