Novena Parte.

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Narra Samuel.

Jesús me había confesado que estaba enamorado de Herny y yo no sabía qué decirle.

- Vale... Jesús, debes tener en cuenta de que si Lex no te quiere, pues, debes dejarlo seguir. Me sorprende bastante que te acuerdes de eso si me dices que estabas hasta el tope - Rasqué mi nuca.

- Yo... Yo sé que cuando Lex se pone muy pedo no sabe lo que hace y al día siguiente no recuerda nada... - bajo la cabeza.

- Jesús... - él volvió la vista a mi, tenía sus ojos al borde de lágrimas.

- Samuel, yo no sé qué hacer - puse mi mano en su hombro y me quedé callado.


Regresé al hotel donde supuse que se encontraría Silvia, pero no estaba.

Le resté importancia y comencé a preparar mis cosas porque me iría en la noche.

Suspiré cansado. Fui hacia la cocina y encontré una nota de Silvia, pero no la leí.

Saqué una botella de agua del congelador y empecé a divagar en mi mente. De repente, Elyas apareció en mi cabeza y me volví a preocupar por él, así que lo llamé tres veces y ninguna de esas veces atendió el móvil.

Fue cuestión de segundo para que llamaran a la puerta. Fui a atender y cuál fue mi sorpresa que Elyas se encontraba detrás de esta.

- Elyas... Pasa - cabizbajo, se adentro en mi habitación.

- Tengo que hablar contigo -

- Vale... ¿Qué pasa? - empezó a toser un poco.

- Tomaré una botella - aclaró su voz.

Fue hacia el pequeño frigorífico que había y sacó una botella, luego la dejó en la mesa y vio la nota de Silvia.

- ¿Volviste con ella? - me levanté y quite con suavidad el papel de su mano.

- Sí... ¡Pero... - me interrumpió.

- Me dijiste que ya no soportabas más su comportamiento infantil - fruncí el ceño.

- Sí, pero hay cosas que no te puedo decir. Son cosas privadas y que no te incumben - pareció molestarse.

- Pensé que éramos amigos - suspire un poco cansado.

- Lo somos, Elyas, lo somos - me senté en la orilla de mi cama. Masajee con mis dedos el puente de mi nariz - solo que no quiero meterte en problemas sin sentido - Elyas se hincó delante mío y me hizo verle.

- Sabes que puedes confiar en mi - le sonreí y asentí con la cabeza.

Nos quedamos callados un momento. No era incómodo, pero tampoco me gustaba estar en silencio.

- ¿Qué era eso tan importante que me tenías que decir? - tragó saliva y se alejó un poco de mi.

- Bueno... - carraspeó un poco - Tú sabes que... Pues, que soy gay y... - se sonrojó - Me gusta alguien - lo dijo casi en un susurro.

- Vaya... ¿Quién es? - se sonrojó aun más, si es que se podía.

- Bueno... Es... - empezó a ponerse nervioso - Es una persona que, pues, tú conoces y... -

- Venga, tío, Elyas - me desesperé un poco levantándome y poniendo enfrente suya.

- Es muy complicado para mí - se puso aun más nervioso - No quiero perder mi amistad con esa persona - lo miré a los ojos un poco estresado.

- Venga, sientate - lo senté en la esquina de la cama y yo me senté en una silla enfrente de él - Relájate y dime, sabes que yo no diré nada - Elyas suspiró y me vio directo a los ojos.

- Eres tú... Tú me gustas bastante... -

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Un Planeta Llamado Nosotros - ElygettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora