Un Planeta Llamado Nosotros - Elygetta

Decimoprimera Parte.

Narra Elyas.

Tomó mis muslos con sus manos mientras nos seguíamos besando. Me recostó con delicadeza en la cama. Metía sus manos por debajo de mi playera, tocando con sus manos cálidas mi espalda.

Se acomodó encima mío, poniendo una pierna a cada costado. Se deshizo de su playera dejando a vista su bien trabajado cuerpo. Me quedé embobado contemplando lo que veía.

- ¿Te gusta lo que ves? - asentí mientras pasaba la yema de mis dedos por su trabajado abdomen.

Tomó el inicio de mi playera y me la quitó. Me dio un poco de vergüenza mostrar mi cuerpo. Comparado con el de él, era muy robusto.

Me sonrojé a más no poder. Intenté evitar su mirada, pero él tomó mi barbilla.

- Eres hermoso, Guille - me quedé helado. Los ojos se me cristalizaron.

Samuel se me quedó viendo. Lo quité de encima mío y tome mi camisa del suelo. Me la puse y caminé a la salida.

- Elyas... Por favor, lo siento - tomó de mi muñeca una vez más.

- No... Samuel, basta... Por favor... - soltó mi mano y salí de ahí llorando.

(...)

Estuve caminando más de una hora, sin rumbo. Me sentía pésimo. Samuel me llamó más de diez veces, pero no contesté.

No sabía a dónde ir. No quería llegar con Elisabeth, seguramente estaría estudiando y no quería interrumpirla. Llegué a un parque y me recosté en el césped. Veía las nubes mientras recordaba aquel momento que había pasado con Samuel, aquel beso que tanto había esperado. Quién diría que terminaría solo en un lugar apartado.

Veía a la gente pasar, era impresionante lo raro que era ver a las personas cuando te han roto el corazón.

- ¿Elyas? - reconocí esa voz y la busqué. Sonreí.

- Valle - me levanté y corrí hacia él.

Lo abracé, lo abracé porque necesitaba uno. Y qué mejor que el abrazo de un viejo amigo.

- ¿Qué haces aquí? - comenzamos a caminar despacio.

- Vine por el cumpleaños de un amigo, solo unos días, pero yo creo que me iré antes - suspire pesadamente mientras veía el suelo.

- Me refiero a aquí, en el parque - sonreí.

- Una larga historia - reí un poco.

- Vale, entonces déjame invitarte el almuerzo - asentí mientras sonreía.

(...)
- ¿Y qué haces tú acá, Valle? -

- Visitar a la familia, ya sabes... - se rascó la nuca nervioso.

- No tienes familia acá -

- Sí... Es... Familia lejana, ya sabes - seguía nervioso.

- No, Valle, no tienes familia aquí. ¿Por qué no me dices? -

- Vale... Supe que estarías aquí, y quería verte - se sonrojo.

- ¡Oh! ¿Por qué querías verme? -

- Sabes perfectamente que me gustas mucho, y siempre me has gustado - no me veía. Mantenía la mirada en sus manos.

Me quedé pensando en lo que me había dicho Elisabeth, que debería conocer nuevas personas.

Tomé la mano de Valle y lo miré a los ojos con ternura. Él me veía confundido, pero con una chispa de emoción.

- ¿Quieres que... Bueno, nos conozcamos más? - sus ojos se iluminaron casi al instante y él comenzó a asentir con la cabeza.

Terminamos de almorzar y lo acompañe hasta donde se estaba hospedando. Lo dejé en la puerta y nos despedimos con un beso.

Cuando me iba a ir, él tomó de mi muñeca y me atrajo hacia él. Quedamos muy cerca, y me abrazó.

- Gracias por la oportunidad, prometo no defraudarte - me dio otro beso en la mejilla y se adentro en su habitación.

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