Capítulo 7

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Día 29

Cuando Hernán despertó estaba solo en su habitación, recordaba haberse dormido con el castaño sobre su pecho luego de que volviesen de bailar y tuvieran sexo rudo y demandante, pero no había rastro de que Andrei hubiese estado ahí, incluso sus ropas que habían quedado esparcidas por todo el suelo habían sido levantadas y descansaban sobre uno de los pequeños sofás. De no ser por lo exigidos que se sentían todos sus músculos, dudaría de que realmente pasó y no fue sólo un sueño.

- Hernán... soy yo - la voz de Andrei tras su puerta lo hizo reaccionar, era la hora en la que se reunían para desayunar.

- Pasa - le dijo queriendo salir rápido de la cama pero el tirón en sus músculos se lo impidió; Andrei entró cerrando la puerta tras de sí y no pudo evitar reírse de él.

- ¿Seguías dormido? ¿tan agotado te dejé? - le dijo con una sonrisa pícara trayendo todos los recuerdos de la noche anterior a la cabeza de Hernán.

- ¿Cómo lo quieres?

- Por atrás...

- Dios... Andrei - le dijo con un jadeo mientras el castaño se subía a la cama y se afirmaba en sus manos y rodillas dándole una completa imagen de su trasero.

- Tú preguntaste...

Hernán no pudo resistirse en darle una nalgada y ubicarse tras él para penetrarlo de una vez haciendo al castaño gemir - No puedes simplemente decir eso, sabes lo que me provocas...

- Eso quería... provocarte... - respondió con la voz entrecortada porque Hernán lo estaba embistiendo con fuerza, tal como él quería y no había tenido necesidad de pedir - sí... así... dame más duro...

- Creo que me dio un desgarro cuando intenté salir de la cama - le dijo riendo.

- ¿Quieres que pida el desayuno a la habitación?

- Estaba bromeando, podemos ir al restaurante.

- Lo sé, pero me gustaría que desayunáramos aquí - Hernán lo observó porque a pesar de haber entrado siendo el mismo Andrei de siempre había algo más en su expresión. 

- Estás raro...

- ¿A qué te refieres?

- No lo sé aún, pero te pasó algo... - Andrei bajo la vista a sus pies lo que preocupó a Hernán haciéndolo salir de la cama y llegar a su lado - puedes decirme...

- ¿Mientras comemos?

- Está bien, pide el desayuno, me daré una ducha rápida y vuelvo.

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- ¿Vas a decirme qué sucede? - preguntó el moreno al notar que Andrei comía y no decía una palabra, él no era silencioso, solía hablar y hablar hasta que ya no sabía de que seguir hablando y en ese momento era casi una estatua.

- Sé que dijiste que podía hacerlo y apoyarme en ti, pero no me siento bien haciéndolo, sólo te traigo problemas, viniste aquí a relajarte, a descansar de tu vida que no te hacía feliz y yo sólo te traigo preocupaciones que no te corresponden, y lo siento.

- No seas ridículo... - le dijo tomando su mano a través de la mesa - me gusta apoyarte, somos amigos Andrei, para mucho más que tener sexo y pasar un rato agradable en este viaje, me gustaría que cuando acabe podamos seguir siéndolo, por eso cuando digo que puedes decírmelo hablo enserio, aprecio tu compañía y quiero mantenerla cuando estemos fuera de este lugar, en la vida real.

Andrei giró su mano dándole un apretón y soltó un suspiro antes de hablar, se sentía tan seguro cuando había dejado a Alonso y cuando se lo había confirmado por teléfono, sabía que no lo amaba y que había tomado la decisión correcta pero eso lo hacía sentir tan estúpido por estar pasando un mal rato por su culpa, sabía que Alonso no merecía que lo hiciera, pero había comenzado a sentir la presión que sentía en su antigua vida, las expectativas y el miedo a lo incierto, y eso lo había alcanzado esa mañana, cuando se había deslizado fuera de la cama de Hernán.

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