Encontrar(nos)

Capítulo 19

Día 86

Cuando Andrei había besado por primera vez a Alonso había sentido que cumplía un sueño, cuando habían comenzado su relación estaba encantado con cada cosa que tuviese que ver con él y cuando decía que estaba enamorado de él, sentía que tenía muchísima suerte y que pertenecerle era lo mejor que le pudo pasar, tanto que quería cumplir con todos sus caprichos y ser digno de su amor.

Cuando había besado por primera vez a Hernán había sentido fuegos artificiales en el estómago, cuando habían dormido juntos y con eso comenzado su "relación" ya estaba encantado con cada cosa que hacía y cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de él, sintió que el suelo se abría bajo sus pies pero aún así no caía, porque estaba flotando prendido de su mirada.

Nunca estuvo enamorado de Alonso porque el amor no era así, el amor no se basaba en presiones y no era unilateral, el amor no cosificaba, ni limitaba ni era algo que se usara como un arma de manipulación. Ahora lo entendía porque lo conocía, el amor era paz, era sentirse cómodo y libre con otra persona, el amor era respeto, confianza y compañerismo. El amor era plenitud y compleción.

En ese barco se había encontrado a sí mismo y había encontrado el amor verdadero en Hernán. Había encontrado la felicidad. 

¿Por qué eso lo asustaba y confundía tanto?

---

Día 87

- Te sientes tan rico Andrei... - gruñó Hernán mientras lo embestía con fuerza y dejaba una marca sobre su cuello, lo tenía tomado de las caderas, como a Andrei le gustaba, firme, para que cuando el placer fuera demasiado no pudiese moverse hasta hacerlo acabar - mierda... ¿cómo te puedes sentir tan bien? siempre te sientes mejor que la última vez...

Andrei no respondió, sólo gimiendo y enterrando sus dedos con fuerza en los costados de su abdomen, sintiendo como los músculos del moreno se contraían por el esfuerzo y movimiento, lo que sólo lo excitaba más. Él había comenzado eso, había besado a Hernán mientras estaban abrazados sobre la cama y antes de que pudiese notarlo su mano había viajado a la entrepierna del moreno respondiendo a la súplica que se repetía en su cabeza, sentirlo tan profundo que no pudiese decir donde comenzaba uno y terminaba el otro, quería experimentar ese sentimiento pertenencia y al mismo tiempo libertad que sentía cuando estaba con él, quería sentir que podía expresarle cuanto lo amaba sin tener que decirlo y romper la burbuja, porque ese no era el lugar ni el momento, ni lo que Hernán había ido a buscar.

- Y eres tan hermoso... y tan malditamente sexy...

Andrei deslizó sus manos por su espalda y lo tiró del cabello para quitarlo de su cuello y darle un beso desesperado, el moreno aumentó su ritmo cuando sintió sus lenguas entrelazarse sacándole el gemido agudo que había estado esperando escuchar, ese que le demostraba que estaba haciendo un buen trabajo y que el castaño lo estaba sintiendo tan bien como él. 

Andrei sentía que en cualquier momento las palabras brotarían y se dejaría en evidencia, le diría que lo amaba y arruinaría lo que quedaba del viaje porque lo cambiaría todo, sentía como el orgasmo crecía en su vientre, dejándolo cada vez más cerca del precipicio; no podía mirar a Hernán a los ojos mientras se corría, era su momento más vulnerable y estaba seguro de que si se permitía ver un ápice del cariño que el moreno siempre tenía para darle, nada controlaría su lengua y se estaría declarando antes de que Hernán tuviese las fuerzas de salir de su interior.

- Dame la vuelta... lo quiero por atrás... - le dijo entre jadeos contra la boca - hazlo, estoy muy cerca...

Hernán obedeció de inmediato siempre dispuesto a satisfacerlo, girándolo con expertiz y tomándolo firme para darle una estocada profunda, sabía que a Andrei le gustaba rudo en esa posición y los gemidos y maldiciones que escaparon de su boca mientras apretaba las sábanas con fuerza le confirmaron lo mucho que lo conocía.