5. La tormenta

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Momo se había levantado temprano esa mañana. Era el día de la mudanza así que debía estar a la hora en el nuevo edificio donde vivirá lo que dure su carrera en Corea.

Tomó un autobús en dirección al departamento nuevo. Ella había mandado todas sus cosas la noche anterior así que, sólo tenía que llegar al lugar y comenzar a ordenar. Al menos eso era lo que ella creía.

-Buenos días – saludó al guardia del departamento.

-Buenos días, señorita... mmm...

-Hirai, Hirai Momo.

-Disculpe. ¿En qué puedo ayudarla?

-Soy la becada de la clínica Minatozaki. He venido por el nuevo departamento.

-Buscaré sus datos, deme algunos minutos.

Momo se quedó esperando en el sofá que estaba frente a la pequeña sala que tenía el guardia en el primer piso del edificio. Se dio cuenta que era un lugar céntrico, que la universidad no quedaba tan cerca como ella creía. Su cabeza comenzó a pensar en las diferentes formas de llegar a sus clases temprano en la mañana. Todo el mundo que la conocía, sabía que Momo no era una persona que suele levantarse a las 6 o 7 de la mañana para llegar a una clase de las 8. No, ella no era ese tipo de persona.

-Disculpe la demora – el guardia había vuelto a hablar.

-No se preocupe ¿Tiene la llave?

-Con respecto a eso. Según los datos que tengo de la universidad aún no confirman el lugar donde vivirá.

-¿Qué? Es eso imposible. A mí me llegó el correo notificándome de que ya podía vivir acá. Mande todas mis cosas anoche.

-Sus cosas siguen acá señorita Hirai. Lamento no poder ayudarla pero no se puede quedar acá. No es un tema que pueda solucionarle yo. Necesita ayuda de la clínica y de la universidad.

-No se preocupe – Momo tomó su celular y miró la hora. Eran las 10 de la mañana - ¿Qué se supone que haga? – Momo decidió llamar a Mina – contesta por favor – la arquitecta se volvió a sentar en el mismo sofá.

-Hola – Mina contesto - ¿Por qué me llamas tan temprano?

-Tengo un problema.

-¿Estas bien?

-Si, si lo estoy. Es sólo que creo que hubo un problema con mis papeles en la clínica y en la universidad. Me estaba por mudar pero, el guardia del edificio me dijo que mis papales aun no llegaban.

-No lo puedo creer.

-No sé qué hacer. Eres la única persona que conozco en Corea.

-Se de alguien que te puede ayudar. Espera unos 20 minutos.

Momo comenzó a sacar sus cosas de la habitación donde la tenían guardada. Esperaba que Mina llamara a una mudanza y la ayudara a llevar sus cosas nuevamente a donde solía vivir. Gracias a Dios había pagado la renta por dos meses más y se las podía arreglar por el momento.

-Esta es la última caja señorita.

-Gracias, de verdad se lo agradezco.

Momo miró nuevamente la hora en su celular y ya serían las 12. Comenzó a preocuparse más de la cuenta – maldita sea Mina – volvió a sacar su celular para llamar a su mejor amiga pero entonces, un camión tocó al bocina y atrás de él venía un auto que no reconocía.

-¿Señorita Hirai? Soy el conductor de la mudanza. Déjeme ayudarla con sus cosas.

-Si... claro... - Momo estaba algo confundida. Ella ni siquiera le había dicho al tipo la dirección a la que se tenía que dirigir – Disculpe – la japonesa se acercó nuevamente al chofer - ¿Dónde llevara mis cosas?

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