22.- El comienzo de una verdad

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Si había algo que hacía que Sana perdiera su paciencia era despertar sola en una cama después de haber hecho el amor toda la noche. Apenas despertó, sintió el vació al lado derecho de la cama. Giró todo su cuerpo y entonces lo confirmó. Jihyo no estaba ahí. Se sentó en la cama y fijó su mirada en el espejo que había frente a la cama. Observó su cuerpo desnudo, solamente cubierto por las finas sábanas. Tenía el cuello marcado al igual que sus pechos.

-Supongo que fue real – susurró mientras sonreía al recordar todo lo que había hecho con su amiga la noche anterior.

-Despertaste – La voz de Jihyo la hizo girar hacia la puerta - ¿Cómo dormiste? – Jihyo estaba apoyada en la puerta solo con una bata.

-Hubiera sido mejor si al despertar hubieras estado en la cama.

-Sé que no te gusta eso – Jihyo sonrió – pero tengo una explicación.

-¿Si? Entonces... - Sana dejó caer las sábanas de su cuerpo y gateo hasta la orilla de la cama – que te parece si me lo explicas de cerca – Sana podía ver claramente como la mirada de Jihyo se oscurecía – ven – Sana estiró su mano y Jihyo comenzó a caminar hacia el cuerpo de la japonesa casi por inercia - ¿Entonces?, ¿Cuál es tu excusa?

-Yo... creí... - Sana no pudo evitar sonreír al notar la forma tan lujuriosa en que Jihyo la miraba – Dios, como puedes ser tan hermosa – Los brazos de Jihyo se ferraron a las caderas de Sana y sus rostros se encontraban a centímetros.

-No debes dejar a una dama sola en la cama – Jihyo casi tembló cuando Sana abrazó su cuello – ni mucho menos, cuando esa dama sigue tan cachonda – Jihyo se lamio los labios.

-Me encanta las marcas que dejé en tu cuerpo.

-A mí igual.

-Hoy día es el cumpleaños de Nayeon. Creí que nos demoraríamos más al salir de la cama si despertábamos juntas.

-¿Cuál es la parte mala de eso?

-Que probablemente hubiera estado toda la tarde en esa cama fallándote.

-No digas que me vas a follar si no lo harás.

-Lo haré, pero en la noche o mañana, o pasado.

-¿Qué quiere decir eso?

-Creo que las dos sabemos que es lo que quiere decir – Sana sonrió – debemos ordenar esto. Ya son las 2 de la tarde.

-¿Tanto dormí?

-Si – Jihyo se acercó y besó los labios de Sana – ordenaré el departamento.

-Entonces yo me ducharé e iré a comprar las cosas para la noche.

-Claro... te dejé el desayuno hecho para cuando salgas de la ducha.

-Muchas gracias Jihyo – las dos chicas se miraron – no eres la única que tiene preguntas en estos momentos.

-Lo sé, lo veo en tus ojos.

-Creo que podremos hablar después del cumpleaños de Nayeon ¿Te parece?

-¿Promesa? – Jihyo levantó su dedo meñique.

-Promesa – Sana junto su meñique con el de Jihyo, dejó un tierno beso en los labios y se fue a la ducha. Este día había empezado genial. Sana no quería que se arruinara por nada en el mundo, ni mucho menos con Jihyo.

Nayeon no podía creer que lo temprano que era y ya estaba de pie, vestida y desayunada. Odiaba que su abogado, odiaba que en su día de cumpleaños la haya hecho levantarse a las 8 de la mañana, para estar en una reunión con él a las 9.

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