Capítulo 7

603 76 19
                                    

— No puedo creer que todo haya terminado —dijo secando sus lágrimas.

— Demonios... yo tampoco —suspiró el de rizos cortos y ojos azules—. Lo siento mucho, Rog...

— No importa... —respondió sin lograr dejar de llorar—. Es solo que... pensé que sería eterno.

— Por supuesto que lo pensaste, están...

— Estábamos.

— Están, Rog, aún no te divorcias —dijo Syd tras la interrupción—. Están casados, prometieron amarse hasta el último aliento.

— ¡Y te juro que eso era lo que quería! —sollozó—. ¡Te juro que sólo quería que estuviéramos juntos por siempre y que por fin pudiéramos arreglar nuestro matrimonio!

Syd abrazó fuertemente a su amigo, odiaba verlo sentirse mal, puesto que para Barrett, el rubio era casi su hermano.

— ¡Intenté de todo! Lo sorprendí, intenté no enojarme tan fácilmente, conversar las cosas..! Y ¿qué consigo? Q-Que me sea infiel...

— Tranquilo... —suspiró el contrario—. Puedes quedarte aquí el tiempo que sea necesario, ¿bien? Estaré feliz de alojarte en mi casa.

— Gracias, Syd —dijo sinceramente limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano.

— No hay de qué.

(...)

Se había ido.

¿Cómo lo había permitido?

Había desaparecido de su vida, como un fantasma, como una ilusión. Una ilusión a la que había amado más que a nadie, y por haber sido un tonto la había perdido.

Había perdido a su ilusión favorita, y quizás ya no podía hacer nada para recuperarla.

— Fui un imbécil —dijo mirando la foto de su boda mientras las lágrimas se deslizaban a través de sus mejillas—. Perdóname... vuelve a mí, por favor... 

Pensó que cuando Roger le diera los papeles del divorcio, él simplemente no los firmaría.

No, en lugar de ello lo tomaría por la cintura, lo acercaría y lo besaría como cuando comenzaban a salir y todo eran rosas y cielos azules. Sí, eso quizás le diera alguna oportunidad.

O tal vez haría que Roger lo abofetee y se vaya nuevamente.

Sin saber qué hacer, se lanzó a la cama, aún llorando, y se aferró a la almohada donde el rubio había posado su cabeza por aquellos dos años.

— Perdóname... perdóname, perdóname por favor... —musitó repartiendo besos desesperados sobre la tela del objeto, como si del rostro de Roger se tratase y con ello lograra que este volviera a él.

Sin embargo, aquello era claramente inútil.

Quizás Roger no volvería, y aquello era claramente su culpa.

I want to fix it [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora