Capítulo 13

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Cuando llegó a la casa, Roger estaba sentado en la puerta con la vista perdida. Suspiró con cierto alivio al verlo, pensó que lo más probable sería que se fuera nuevamente.

— Perdóname, mi amor —dijo sentándose a su lado—. Me dieron trabajo extra a última hora, mi jefe insistió mucho... debí avisarte... ¿Roger?

Roger no lo miraba. Seguía con la vista perdida y una sonrisa leve en el rostro mientras apoyaba los antebrazos cruzados en sus rodillas.

— ¿Qué pasa?

— ¿Entramos? —de pronto se giró para verlo a los ojos con una amplia sonrisa en el rostro.

Brian lo miró algo confundido, pero asintió y los dos entraron a la casa. Brian comenzó a disculparse muchas veces y Roger lo abrazó fuertemente al entrar.

— Tranquilo, Brimi —dijo—. Todo está bien.

— ¿Ah? ¿De verdad? —se asombró. Él asintió.

— Sí —dijo radiante.

Los días siguientes pasaron así, con Roger estando más amoroso de lo normal. Abrazándolo cuando podía, durmiendo sin apartarse de él y besándolo siempre que tenía la oportunidad. A Brian esto no le molestaba, al contrario, le encantaba, pero comenzaba a intrigarle la actitud de su esposo.

— ¿Bebé? —preguntó entrando al baño, su marido empezaba a tardar. Lo encontró frente al espejo y él se dio vuelta a sonreírle.

— ¿Qué pasa, Brimi?

— ¿Todo bien?

Él asintió sonriendo y achinando los ojos. Brian besó su frente y volvió a darle privacidad.

Roger salió unos minutos después, aún contento.

— Bri, tengo que...

— Espera —lo interrumpió mientras terminaba un informe de su trabajo—. Solo me falta terminar una última parte y estaré...

De pronto la luz se cortó y con ello se apagó el computador de súbito.

— ¡No! ¡Diablos, diablos, diablos, esto es para mañana mi jefe va a matarme! —exclamó intentando prenderlo, solo logró que cuando encendiera, se reiniciara—. ¡No, no, no, no!

Roger miraba desde el marco de la puerta con rostro algo preocupado y las manos juntas. Brian se notaba desesperado, y el computador volvió a encender.

— Dime que sigue ahí, por favor... —se decía a sí mismo, cuando entró al programa, notó que faltaba todo lo que había avanzado ese día—. ¡No! ¡Maldita sea, maldita máquina de porquería!

— B-Bri...

— ¿¡Qué quieres!? ¡Estoy ocupado! ¡Hazme un favor y vete!

Roger lo miró con los ojos llorosos y se fue sin decir palabra lo más rápido que pudo. Pronto Brian reaccionó y se golpeó internamente.

— Diablos, no, espera Rog, por favor... —lo siguió rápidamente, sin embargo, el rubio se había encerrado en la habitación.

Estuvo toda la noche tocando su puerta para que abriera. Toda la noche, sin cesar. Roger siquiera respondía.

A la mañana siguiente, la puerta de la habitación se abrió. Brian se había quedado dormido apoyado en esta, por lo que se cayó y terminó mirando hacia el techo de la casa, y claro, a Roger que lo miraba desde arriba con los ojos hinchados. Rápidamente se puso de pie.

— Roger, por favor, por favor, yo...

Roger solamente miró al suelo y bajó a hacerse desayuno. Brian suspiró.

Todo el día estuvo pidiéndole perdón. Sabía a lo que se debía, dos peleas tan seguidas y el temor que de seguro le había provocado al rubio el que volvieran a separarse. No quería que fuera así.

En la noche, Roger volvió a encerrarse en la habitación y esta vez él durmió en el sofá. ¿Por qué estaba tan sensible últimamente? Cada vez que salía al baño o a comer algo, lo hacía abrazándose a sí mismo o con la vista gacha. Estaba claro que no quería repetir ese círculo vicioso que existió anteriormente.

La mañana del segundo día, mientras Brian hacía su desayuno con aire de melancolía, Roger estuvo dispuesto a hablar.

— ¿B-Brian? —preguntó nervioso. El nombrado rápidamente fue a su encuentro.

Lo primero que hizo fue disculparse, una y otra vez, besar sus manos que seguían juntas, sin despegarse, y dar abrazos que no fueron correspondidos las primeras veces.

— Te prometo que no será como antes —dijo—. Yo... me volví loco por una estupidez, incluso logré recuperar el documento, y...

— Qué bien —interrumpió Roger.

— No me refería a eso —dijo al instante—. Prefiero recuperarte a ti...

—Gracias.

— Rog, por favor no volvamos a esto... sé que fue culpa mía y te juro que me siento un idiota por eso, pero...

— Vamos a tener un bebé —lo interrumpió mirándolo a los ojos por primera vez en aquel momento.

I want to fix it [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora