I want to fix it [Maylor]

Capítulo 5

Los dos se dirigían al cumpleaños del mejor amigo de Roger, Syd Barrett.

Finalmente llegaron.

— ¡Feliz cumpleaños, Syd! —exclamó el rubio dirigiéndose a abrazarlo.

— ¡Gracias, Rog —sonrió el contrario.

La fiesta prosiguió con normalidad, por fin parecía como si arreglaran sus diferencias y todo volvía a ser como antes.

Parecía.

Brian lo sacó a bailar, sonreían y reían nuevamente, como cuando eran novios y llevaban tan solo meses amándose.

En más de una ocasión se besaron dulcemente, mientras seguían bailando.

— Iré al baño —dijo Roger disponiéndose a besar su nariz e irse al lugar anteriormente mencionado.

— Claro, bebé, te espero aquí.

Brian comenzaba a aburrirse de esperarlo, así que comenzó a tomar de las cervezas que ofrecían en la fiesta.

Terminó pasándose de la línea, y antes de siquiera percatarse, se encontraba ebrio buscando al rubio por la fiesta.

Lo vio conversando con Syd animadamente y se acercó por detrás a besarlo con pasión.

El castaño se notó indignado y sacó su celular para fotografiarlo, Brian no se percató de aquella acción.

Roger se separó y le dio una abofeteada sonora en el rostro, Brian confuso se echó hacia atrás pero volvió a besarlo.

— ¿¡Por que diablos sigues besando a mi novia?!

¿Qué?

— ¡Qué diablos!

— P-Pero si es Rog...

— ¡No! ¡Es ni novia! —reclamó Syd levantándose probablemente para golpearlo.

Brian se alejó rápidamente del lugar, donde encontró a Roger.

Al verdadero Roger.

— ¿Bri? ¿Por qué estás tan agitado? —preguntó el rubio tomándolo de las manos.

— N-Nada, ¿bailamos? —preguntó abrasándolo frenéticamente por la cintura y acercándolo a él para besarlo de forma algo brusca.

— S-Sí —respondió atontado—. Pero... en serio, ¿sucede algo?

El rizado negó, y durante toda aquella noche fingió como aquello jamás pasaba.

(...)

— Fue una buena fiesta —comentó Roger contento—. Lo mejor fue estar contigo... extrañaba cuando no discutíamos tanto —lo besó de forma dulce y el mayor se tensó.

— Claro, estuvo estupenda —sonrió falsamente y lo besó.

Estaban en ello, cuando el teléfono de Roger vibró.

— Espérame un poco, amor —le dijo depositando un último beso en sus labios para tomar el celular.

— ¡E-Espera! —lo abrazó por la espalda y comenzó a besarlo en la mejilla y en el cuello para que no tomara el objeto—. No te dejaré ir.

Roger rió levemente en una risa juguetona y alegre.

— Solo un segundo —sonrió y lo desbloqueó.

Era una imagen, una imagen que Syd le había enviado.

Lo siento mucho, Rog. —decía.

La sonrisa que Roger tenía en el rostro se borró inmediatamente y se levantó para alejarse del rizado.

— ¿¡Me engañaste?!

— N-No puedo explicarlo... —intentó hablar el rizado, Roger comenzó a caminar por la habitación mordiéndose las uñas y comenzando a llorar.

— ¡M-Me engañaste! —lo interrumpió en un sollozo—. ¡M-Me prometiste fidelidad y me engañaste!

— F-Fue un accidente, lo juro... estaba algo ebrio y te confundí con ella... lo prometo...

— ¿Y por qué diablos no me dijiste nada en la fiesta?! —lo interrogó—. ¡Actuaste como si todo estuviese bien! ¡Me hiciste creer que todo comenzaba a estar bien otra vez! ¡Que por fin volvíamos a ser felices y a amarnos como cuando éramos novios! ¡Que por fin ibas a volver a respetarme y a ser el Brian del que conocí y del que me enamoré!

— R-Rog...

— ¡Me mentiste! —sollozó mientras amargas lágrimas seguían cayendo de sus azules orbes, como si el mar se desbordara—. ¡Ya siquiera te conozco! ¿Con quién me casé?

— ¡Te casaste conmigo!

— ¡Me casé con Brian, el Brian preocupado, el Brian atento, el Brian cariñoso...! ¡No me casé contigo! ¡No me casé con Brian el infiel! ¡No me casé con Brian el "no me importa nada"!

Brian intentó abrazarlo para calmarlo, el rubio simplemente lo alejó.

— Vamos... perdón... sólo fue un beso, ¿sí? Tampoco fue tanto...

— ¿¡Disculpa!? —exclamó Roger totalmente indignado—. ¡Me engañaste!

— Lo tengo claro, para que dejes de repetirlo —masculló el contrario.

— ¿¡Es una broma...?! ¡Agh!

El rubio se colocó las manos en la cara con desesperación.

— Ya no puedo más así —dijo.

— Vamos... resolvámoslo, siempre lo resolvemos, ¿no?

— Ya no.

— Por favor, ¡no exageres! Hablémoslo y...

— Quiero el divorcio.