Capítulo 12

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Dejó las llaves sobre la mesa. Roger ya le había dicho a Syd por chat, quien se mostró muy contento y entusiasmado, deseándole suerte.

— ¿Quieres que te prepare algo para comer? —preguntó Brian, él asintió y dijo que le ayudaría.

Se sentía extraño. Aquella era y a la vez no, su casa. Vivió allí por más de dos años, pero tras haberse ido por tanto tiempo... resultaba realmente extraño.

Entraron a la cocina.

— ¿Qué quieres de cenar?

— Hm... no lo sé.

— Bueno, la lasaña es tu favorita, ¿qué te parece hacer una? —propuso y Roger asintió.

Comenzaron a juntar los ingredientes. Roger dijo que ayudaría con la masa, mientras que Brian dijo que haría la salsa.

Mientras trabaja en ello, sintió como Brian lo abrazaba por la cintura y le daba un dulce beso en el cuello. Sonrió ante el tacto y dejó que Brian besara su mejilla todas las veces que quiso. Le hubiese gustado que no parara, y que si parara, lo hiciera solo para posarse en sus labios, pero la salsa comenzó a quemarse y tuvo que ir a verla.

Tras un rato cocinando, en el que numerosas veces se besaron y se abrazaron, hasta que la lasaña estuvo lista y se sentaron a comer.

Los recuerdos del periodo de recién casados llegaban a su mente, pero esta vez sin nostalgia. Sonrió.

Y estuvieron largo rato besándose en el sofá, hasta que decidieron irse a dormir y tras cambiarse de ropa, se metieron en las sábanas y se abrazaron del otro. Todo volvía a ser perfecto, de pronto.

Despertaron al otro día, cuando la luz del Alva comenzaba recién a asomarse. Roger sentía nuevamente el olor del contrario y el estar durmiendo sobre su pecho, y no evitó sonreír.

— ¿Dormiste bien, pequeño? —le preguntó Brian acariciando su cabello.

— De maravilla —sonrió Roger felizmente—. Extrañé esto.

— Diablos, yo también.

— Te extrañaba, Bri.

— Yo también a ti, mi amor.

— Creo que ya no quiero divorciarme... —dijo en un bostezo.

— Yo tampoco —lo abrazó fuertemente debido a la felicidad que le provocaron aquellas palabras. Roger sonrió—. Perdóname por todo lo sucedido, bebé. Por favor.

— Tranquilo, Bri... todo está bien —dijo y se reacomodó en sus brazos.

Les hubiese gustado estar así toda la mañana, pero Brian debía ir a trabajar y no le quedó más remedio que levantarse.

— Quédate un rato más conmigo, mi amor... —pidió el rubio.

— Oh, sabes que me encantaría, pero... llegaré tarde.

Roger le suplicó con la mirada que se quedase y Brian sonrió.

— Al diablo, no es como que me vaya a morir —dijo y volvió a acostarse junto a él para luego besarlo.

(...)

Los días pasaron. Roger había vuelto a vivir en su nueva casa y estaba radiante nuevamente. Brian también lo estaba. Eran felices con poco, la compañía del otro, y el de rizos había demostrado haber cambiado notoriamente.

Sin embargo, la perfección no existe.

Dos meses y tras semanas después, debido al trabajo, Brian dejó a Roger plantado en un restaurante.

Llegó cuando el rubio tomaba sus cosas para irse, con notoria desilusión.

— Roggie, espera, no te vayas, por favor —pidió arrepentido siguiéndolo.

— No importa —musitó.

— Por favor, bebé, te lo ruego.

— Solo quiero estar solo un poco, ¿sí?

Brian suspiró y se pasó las manos por el rostro, no quería hachar todo a perder de nuevo.

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Más corto pero se viene lo choro ahora 😎🤙🏻

I want to fix it [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora