Juntos (final).

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Dejé salir un gemido suave al sentir besos húmedos siendo esparcidos en mi cuello. Mantuve mis ojos cerrados disfrutando la agradable sensación. Entonces sentí esos mismos labios que besaban mi cuello, posarse en mis labios con un roce.
- Buenos días - su voz ronca hizo que mi estómago revoloteara, siempre me había gustado su voz pero cuando hablaba recién despierto sonaba tan... sensual.
- Buenos días - abrí los ojos para encontrarme con los suyos mirándome con amor. Porque ahora lo sabía y podía decirlo con seguridad; él sentía amor por mí como lo hacía yo por él.
Acaricié sus hombros hasta que coloqué una mano en su cabello y lo empujé con suavidad hacia abajo para alcanzar nuevamente sus labios.
- Sabes a menta - le dije con media sonrisa.
- Acabó de lavar mis dientes, pensé también en meterme a bañar - plantó un beso en mi mejilla -, pero luego te vi dormida en la cama, desnuda - un camino de besos descendía hasta mis clavículas -, con solo una sábana cubriendo tu perfecto cuerpo - un hormigueo se hizo presente en mi cuerpo junto con calor, mucho calor. Con una mano Stephen comenzó a apartar la sábana de mi cuerpo, mi respiración se aceleró - y pensé qué tal vez sería mejor quedarme un rato más contigo.

No dejaba de esparcir besos por las partes de mi cuerpo que quedaban al descubierto, la sábana estaba a un centímetro de dejar mis pechos al aire pero él no terminó de retirar la sábana y así la mantuvo unos segundos, uniendo su mirada con la mía, parecía que estaba pidiendo permiso para continuar y sabía que era porque hacía solo unas horas había perdido la virginidad y él no quería hacerme sentir presionada y solo buscaba cuidarme; con una mano terminé de apartar la sábana de la parte superior de mi cuerpo a lo que él sonrió de lado y se inclinó para volver a besar mis labios.
No tomó demasiado tiempo para que Stephen estuviera completamente erecto y yo extremadamente mojada; ni siquiera fue necesario algo de "juego previo" pues necesitábamos estar unidos con desesperación.
Se abrió pasó lentamente, entrando por completo en mí; era menos incómodo que la primera vez, de hecho casi no se percibía, esta vez el placer era mayor cada que Stephen me embestía, con un ritmo lento, luego acelerado para volver a bajar la velocidad, estaba jugando conmigo; la incomodidad se desvaneció por completo después de unos minutos y ahora solo disfrutaba gimiendo con descontrol, al igual que él.
Después de que ambos termináramos juntos, nos quedamos en la cama unos minutos hasta que le dije que tomaría un baño, él se ofreció a acompañarme, acepté y estuvimos en la bañera al menos media hora, mirándonos, hablando de cualquier cosa, completamente normales, aunque ya no era lo mismo y eso a mí me encantaba; éramos él y yo, como solíamos ser siempre, con la diferencia de que ahora sabíamos lo que sentíamos el uno por el otro, ya no lo estábamos escondiendo más y ahora todo estaba claro; estoy enamorada de él y él está enamorado de mí.

Una hora después nos encontrábamos en el restaurante del hotel esperando a toda la familia de Stephen. Tenía un poco de nervios porque sabía que nos harían explicar todo lo que ha pasado entre nosotros y cómo es que ahora estamos juntos, no tenía ni la menor idea de cómo contar lo que sucedió, creo que ni siquiera yo estaba segura de cómo pasó todo.
Los vi llegar casi al mismo tiempo, Clarissa, los hermanos de Stephen y Lea; empecé a jugar con mis dedos como suelo hacer cuando estoy nerviosa y ansiosa, se estaban acercando y en mi mente parecía que lo hacían en cámara lenta.
- Oye - Stephen tomó mis manos entre las suyas, deteniendo mis movimientos, provocando que lo mirara -, ¿estás bien?
- No, estoy nerviosa - confesé.
- No tienes porque estarlo - rió ligeramente y yo lo fulminé con la mirada, haciendo que callara.
- Por supuesto que sí, no sé qué podrían estar pensando, ayer prácticamente vieron toda nuestra... escena - un ligero color rojo pintó mis mejillas recordando que nos habían visto al bailar y luego besarnos apasionadamente en medio de la pista de baile; además de que nos desaparecimos rápidamente y para ellos era evidente que tendríamos sexo, algo que no era el plan al principio pero terminó sucediendo.
Stephen solo rió y se acercó a besar mi frente para luego ponerse de pie y recibir a su familia educadamente, yo me puse de pie para hacer lo mismo, saludando a cada uno con un beso en la mejilla. Acto seguido todos tomamos asiento.
- ¿Y Howard? - preguntó Lowell a su madre.
- Está totalmente rendido - respondió Clarissa -, lo dejé dormido después de avisarle que desayunaría con ustedes.
- Debe estar sumamente cansado - comentó Lea y Clarissa asintió.
- Lo está por eso dejé que durmiera, también porque está tarde nos iremos a nuestra luna de miel y será un viaje algo largo, prefiero que descanse ahora.
- ¿Se irán hoy? - preguntó Stephen con un ligero tono de sorpresa.
- Así es.
- Nosotros también - agregó Jared -, Lea, Lowell y yo nos iremos después de dejar a mamá y Howard en el aeropuerto - un "oh" fue lo único que salió de los labios de Stephen y por unos segundos pareció desconectarse, estaba pensando en algo pero antes de que pudiera indagar, Lea habló.
- Bueno, ahora lo importante - compartió una mirada cómplice con todos en la mesa menos con Stephen y conmigo, era hora - cuéntennos todo.
- ¿Sobre qué? - decidí que hacerme la loca era la mejor opción, Stephen sabía lo que estaba haciendo y solo sonrió, aguantando una carcajada.
- Deja de fingir que no sabes de qué hablo - rió Lea.
- De todos modos haremos que uno de los dos hable - le siguió Clarissa. Mis mejillas se tiñeron de rojo.
- No no, esperen, tengo una idea - casi gritó Lea haciendo un ademán con las manos para que todos prestáramos atención -; que cada uno de nosotros cuente su teoría y que ellos nos digan al final quien se acercó más - una sonrisa enorme se extendía en su rostro, estaba divirtiéndose con mi sufrimiento pero pensándolo, tal vez no era tan mala idea.

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