chapter: thirteen

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Liam







Llámame loco, pero todo el camino a Nashville me preocupo por Zayn. Incluso cuando el taxi desde el aeropuerto se estaciona frente al estadio, sigo imaginando cosas que podrían estar mal. Tal vez el avión de Jess podría aterrizar durante su escala en Denver. Tal vez Zayn se sintió mareado, se golpeó la cabeza y terminó tumbado en el piso en un charco de su propia sangre… Maldición. Tengo que dejar de permitir que mi imaginación me afecte. Normalmente no soy aprensivo. Pero mi sentido arácnido está incómodo, y no puedo entender por qué. Es probablemente la conmoción de verlo tan enfermo en el hospital. Tal vez no lo he superado todavía.

Escribo la información del vuelo de Jess en la aplicación de la aerolínea una vez más y parece que aterrizó sin problemas hace horas. A menos que ella perdiera su conexión y su teléfono está sin batería…

El guardia de seguridad me abre la puerta, le pago al taxista y le muestro mi identificación al guardia. Él levanta la vista rápidamente, sus pobladas cejas elevándose.

—Usted es el tipo de la prensa.

Desafortunadamente.

—¿Dónde puedo encontrar el vestidor de los visitantes? —le pregunto.

Se sacude su sorpresa y abre la puerta. —Por este pasillo. Verá las señales a la izquierda.

—Entendido. Gracias.

—Buena suerte ahí fuera —dice mientras empiezo a dirigirme al final del pasillo.

—Uh, gracias. —El nuevo paranoico en mí realmente pasa un minuto preguntándose qué quería él decir con eso. ¿Necesito suerte extra hoy? ¿O es lo mismo que le dice a todo jugador que entra por la puerta?

Mierda. Espero que nuestra práctica sea sudorosa y extenuante. Necesito salir de mi jodida cabeza.

No fue tan difícil encontrar el vestuario, porque puedo escuchar las voces de mis compañeros de equipo cuando me acerco a la puerta.

—¿Así que las entradas de la temporada están vendiendo sus asientos a bajo precio? —La voz de Eriksson pregunta.

—No están baratas —le contesta Forsberg—. Pero esos asientos nunca se entregan. Hay tipos esperando una década por un abono de la temporada. Pero los próximos juegos están a la venta por los cientos de asientos.

Dejo de caminar tan rápido que mi bolsa de lona me golpea en el trasero.

—Pero qué importa, ¿verdad? No es como que vamos a jugar en un estadio vacío el lunes.

—No —Forsberg está de acuerdo—. Frank Donovan dijo que el club está comprándolos todos a su valor nominal y donándolo a algunos grupos, como LGSQ.

—¿Querrás decir LGBT?

—Ni idea. Estoy bastante seguro de que había una Q.

—¿Liam?

Me doy vuelta y veo a Frank llegando por el pasillo detrás de mí, con otro hombre a su lado.

—Hey —digo rápidamente, dándole un incómodo saludo con la mano. ¿Hay alguna posibilidad de que no me viera de pie fuera de la puerta escuchando?

—Liam, ¿está todo bien?

No… ninguna posibilidad de que él no lo notara. —Por supuesto. Mejor que nunca.

—Excelente.

El otro tipo se adelanta para ofrecer su mano. La sacudo, preguntándome si se supone que debo saber quién es.

╚ ≪ • 𝓾 𝓼  ❈ 𝐙 𝐈 𝐀 𝐌 • ≫ ╝ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora