chapter: fifteen

153 15 3
                                    

Liam





Zayn no se siente bien.

Han pasado tres días desde que fue dado de alta del hospital. Físicamente puedo verlo cada vez más fuerte. No está durmiendo tanto durante el día. Preparó el desayuno esta mañana sin colapsar por agotamiento. Ha dejado el apartamento para realizar caminatas cortas. Pero cuando lo arrastré a nuestro restaurante favorito, el que descubrimos la primera mañana después de que Zayn vino a vivir conmigo, fue un completo desastre. Justo después de que hicimos nuestro pedido, algunos chicos de la universidad se acercaron rápidamente a pedir nuestros autógrafos —en plural—. Luego un par de personas nos tomaron fotos. Zayn se puso furioso y empezó a toser.

Nos fuimos sin comer y le sugerí que fuéramos a ese lugar de comida china que nos gusta. —Solo vamos a pedir —dijo.

Su cuerpo está sanando, eso lo sé con seguridad. Pero no tengo idea de qué piensa o qué está sintiendo. Está cerrado a mí. Alterna entre gritarme y disculparse por gritarme.

No puedo recordar la última vez que nos besamos. Que realmente nos besamos y no solo los besitos rápidos que nos hemos dado esta semana. Creo que fue durante su primera estancia en el hospital. Sí... en la ducha. Esa había sido una muy buena ducha.

¿En la que estoy en este momento? No tan buena. Estoy en un cubículo con paredes tipo cantina, lo que significa que tengo dos compañeros de equipo a cada lado. Mirándome. No de una manera pornográfica o mira-esa-polla, aunque honestamente, preferiría miradas lascivas a sus miradas de gran preocupación.

—Ya no nos hablas. —El agua corriendo por todas partes no amortigua la nota de acusación en el tono de voz de Eriksson.

—Claro que sí —respondo mientras me enjabono el pecho.

Por el otro lado, Hewitt es rápido para contradecir mi afirmación. —No, estás siendo antisocial.

¿Quieren que sea social? ¿Cuando mi novio está triste en casa, gritándome cada vez que puede? Tienen suerte de que esté apareciendo en nuestros juegos. Mi mente está tan concentrada en Zayn que es un milagro que todavía recuerde cómo jugar hockey.

—Blake dice que tu chico está mucho mejor —comenta Eriksson.

Me enjuago el jabón y alcanzo el champú. —Sí. Lo está.

—Entonces, ¿por qué ese rostro triste?

Mi renuencia a confiar en ellos hace que me tome mucho más tiempo enjabonar el cabello y enjuagarlo. Espero que el tiempo sea lo suficientemente largo para que se olviden de la pregunta, pero todavía me están mirando cuando mis ojos finalmente se abren de golpe.

—Vamos, Payne, escúpelo. ¿Qué está pasando en casa? —Eriksson suelta una risa autocrítica—. No puede ser peor que lo que estoy pasando ahora mismo.

El recuerdo de sus problemas maritales derrumba mi vacilación. A la mierda. Mis compañeros me han dado su apoyo desde que las “noticias” de mi orientación sexual estallaron. Me han preguntado constantemente cómo está Zayn. Han tenido que lidiar con mi rostro agrio en cada juego, y me siento como un imbécil por seguir manteniéndolos al margen.

—Zayn está deprimido —confieso. Esas dos palabras parecen quedar suspendidas en el aire lleno de vapor. No las he dicho antes en voz alta. Diablos, ni siquiera he pensado demasiado en ello, pero ahora me doy cuenta de que es muy cierto. Zayn no está simplemente triste. No esta desanimado. Está deprimido. Las palabras salen antes de que pueda detenerlas—. Todavía no puede volver al trabajo y anoche su equipo ganó otro juego sin él. No ha recuperado toda su fuerza. No puede hacer ejercicio, va en contra de las indicaciones del doctor. No puede salir del edificio sin ser acosado por uno o dos reporteros. —Mi garganta se cierra del todo—. Creo que me está culpando de todo.

╚ ≪ • 𝓾 𝓼  ❈ 𝐙 𝐈 𝐀 𝐌 • ≫ ╝ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora