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Después de hablar un poco con el Edu y de despedirme de mi tía, tomé un uber y me fui a mi casita.

Por una parte estaba feliz porque al fin había logrado superar a mi ex, por fin sentía que estaba lista para volver a ser feliz de nuevo, y eso estaba haciendo.

Y por otra también estaba feliz, porque aunque el Charles me había dejado "botada", saber que había hecho todo eso solo por tratar de ayudarme, hacía que no sintiera ningún tipo de molestia hacia él, al contrario, esperaba que en este momento estuviese comiéndose con el Edu.

Almorcé algo simple, una ensalada, mientras buscaba algo para ver en netflix.

Terminé decidiéndome por Mulán, y sonreí al recordar que cuando pequeña siempre había querido hacer una maratón de las princesas con quien fuese mi pareja.

Me llegó un mensaje de mi mamá, pero decidí ignorarlo, nada bueno podía venir de él, y no estaba dispuesta a arruinar mi día por algo que no me importara.

Decidí leerlo solo desde la barra de notificaciones:

Mamá: Hija tenemos que hablar

No quería contestar, pero si no fuese importante me habría ignorado como lo ha hecho desde que se fue, así que decidí contestarle.

No quería contestar, pero si no fuese importante me habría ignorado como lo ha hecho desde que se fue, así que decidí contestarle

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DiosAl fin algo bueno que haga esta mujer

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Dios
Al fin algo bueno que haga esta mujer.

Decidí escribirle de inmediato al Charango, no vaya a ser que esté en pleno taki taki y yo llegue a interrumpir todo.

Decidí escribirle de inmediato al Charango, no vaya a ser que esté en pleno taki taki y yo llegue a interrumpir todo

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Weón estaba mal mal mal

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Weón estaba mal mal mal.

Cuando chicos, más de una vez nos imaginamos viviendo juntos, pero por cosas de la vida cada vez lo veíamos más lejano, hasta hoy.

De solo imaginar todas las cosas que haríamos, los consejos que me daría, las veces que me escucharía, las veces que me cuidaría cuando me sienta mal y viceversa, mi corazón se comenzaba a acelerar.

El único problema sería el Erick, ¿podríamos volver a dormir juntos, o sería un recuerdo?, si dependiese de mí, sería lo primero sin dudar.

Pero como no lo era, sólo quedaba esperar y ver qué decidía el destino.

••• horas más tarde

Al llegar a la casa del MarcianO, me recibió en la entrada junto a la tía.

-Bienvenida mijita, uste' sabe que nosotros somos gente sencilla, pero espero que acá se sienta cómoda, en familia, porque eso somos-.

-Muchas gracias tía, usted sabe que la quiero mucho y que estoy muy feliz de estar con ustedes, gracias por recibirme a los dos-.

-Yaa la enanita, tranqui que contigo estamos en todas, y pasa nomás con confianza si como dice mi mami, erí de la familia-.

Ya que son tiernos, me dieron caleta de ganas de llorar pero me aguanté porque no quería que se me corriera el rímel.

Con ayuda del Charles llevé mis maletas a la que ahora sería la habitación que compartiría con él.

Pasamos la tarde ordenando mi ropa, y eligiendo mi outfit para más tarde.

-Ya pero prométeme que te vai' a cuidar- me dijo serio, ayudándome a elegir un polerón.

-Te lo prometo, mira ya viene llegando, por si le querí ir a decir algo a él también-.

-Voy- dijo, saliendo de la habitación y yendo hacia la entrada, para recibir al Erick.

-¡Era broma! ¡No seai así!- dije, siguiéndolo por toda la casa.

Al llegar al living me lo encontré hablando con el Erick lo más tranquilo posible, y al verme no pudo evitar reír.

-¿Sí?-.

-Ándate a la chucha- dije, levantándole el dedo de al medio.

-Ya que delicada, se me cuidan que aún no quiero ser tío- se despidió el Charles, para luego cerrar la puerta.

-No sé que le pasó, pero tranqui que no te voy a embarazar-.

-No lo pesquí', anda picao' porque salimos sin él-.

-Quien no se pondría celoso si salgo con la media princesa-.

-Ya, sin mentir a la otra-.

El resto del camino fue escuchar al Erick decirme weas lindas para subirme el autoestima, y yo cantando cualquier wea.

Porque obvio, íbamos escuchando música con mis audífonos.

Amor prohibido [Erick pulgar y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora