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Después de unos minutos sentí que alguien golpeaba a la puerta, así que fui a ver quien era.

El Erick.

Salí corriendo a abrirle la puerta, ni ahí con estar en pijama, hacia caleta de frío y él afuera.

-Hola- lo saludé, no tenía ni idea de qué decirle, si nunca alguien me había venido a ver así.

-Perdón la hora- se disculpó -Es que leí que cuando una mina se pone triste le gusta comer nutella, pero no encontraba en ningún lao'- me sonrió, entregándome un frasquito de la crema.

-Gracias weón, me voy a poner a llorar- le respondí con honestidad, últimamente estaba súper sensible.

Sin pensarlo lo abracé con fuerza, como si con eso todos mis problemas desapareciesen.

-Oye pero pasa nomás, estai en tu casa- dije reaccionando después.

Si igual la idea tampoco era ser maleducada po', que diría el Charles si me viera.

-Gracias, igual debe ser raro que haya venido así nomás, pero me dieron ganas de darte un abrazo po'-.

-Yaa más tierno, además yo igual quería un abrazo así que no hay problem-.

-¿Y como estai? ¿seguís con la penita?-.

-Un poquito, estaba tratando de dormir-.

-Anda nomás, cualquier cosa voy a estar acá-.

-Oye pero como se te ocurre, si querí podí dormir en mi cama, igual cabemos los dos-.

-¿Segura?-.

-Si po', tampoco es como que fuéramos a hacer otra cosa- me reí.

-No po', y mañana si no querí ir no vayai nomás, nadie te obliga-.

-Tampoco creo que sea tan malo, cualquier cosa digo que me siento mal y me retiro-.

-Ya, llámame nomás y te paso a buscar-.

-Pero weón ¿tú pasai en tu casa que tení tanto tiempo para estar conmigo?-.

-Me lo hago po' princesa-.

-Yaa, buenas noches, sueña con los angelitos- dije apagando la luz, para que no vea que me había sonrojado por su culpa.

-Descansa, y cualquier cosa estoy pa' ti siempre- me sonrió, para acto seguido abrazarme, apoyando mi cabeza en su pecho, y sintiéndome segura por primera vez en el día.

Amor prohibido [Erick pulgar y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora