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-Hija, despierta.- Unas manos me sacudieron ligeramente, haciéndome abrir los ojos de golpe.

-¿Dónde está TaeHyung?- Intenté levantarme, pero mi mamá me empujó levemente para que volviera a recostarme.- Necesito ir al hospital.- Forcejee para que me dejara ir.

-Tienes que descansar, ayer te alteraste mucho. Además Tae sigue en el quirófano, en cuanto salga te llevaré ¿Si?- Acarició mi cabello.

-No, llévame ahora. Está así por mi culpa, está así porque me salvó. No es Justo que yo esté aquí mientras el está allá.- Hice caso omiso de mi madre y me levanté.

-No te voy a llevar y esa es mi última palabra.-

-No hace falta, te veré luego.- Salí de mi cuarto y fui a tocar la puerta de mi hermano.

Abrió. Sus ojos estaban rodeados por unas grandes ojeras.

-Ah, ya despertaste.- Se talló un ojo con el dorso de la mano.

-Llévame al hospital.-

-Vamos.- No hubo oposición por su parte.

Bajamos las escaleras juntos y subimos a su auto.

-Pensé que te pondrías a llorar tan pronto como despertaras, NamJoon dijo que ayer te veías realmente mal.-

-Creo que ya agoté todas mis lágrimas, además, llorar no va a sanar a Tae.- Mi voz sonaba fuerte, pero por dentro me derrumbaba lentamente.

-Tienes razón, debería decirle eso a NamJoon, ayer pasé toda la noche intentando consolarlo, sigue repitiendo que todo fue su culpa.-

Quería responderle que era verdad, que todo era su culpa, pero no serviría de nada. Me quedé callada.

-Por favor intenta perdonar a Nam, sabes que no es una mala persona, el no quiso que esto pasara.-

-No estoy enojada con el por Tae, y en todo caso, él es quien debería disculparse, no tú.-

Ninguno dijo nada más. Nos quedamos en silencio hasta que Hoseok estacionó el auto frente al hospital. Me bajé corriendo del auto. Los padres de Tae estaban sentados en la sala de espera. La Señora Kim se aferraba a su esposo con todas sus fuerzas mientras el acariciaba suavemente su cabeza.

-Hola.- No me pareció una palabra apropiada para saludar, sonaba tan...alegre.

La Señora Kim levantó la cara y se levantó de su asiento. Me envolvió en un cálido abrazo, tal como una madre haría con su hija. Lágrimas calientes comenzaban a emanar de mis ojos.

-Me alegra tanto que estés bien, no se que hubiera hecho si tú también te accidentabas.- Supuse que NamJoon le había contado todo.- Los doctores dicen que saldrá en una hora aproximadamente. Parece que no ha habido complicaciones.- Sus palabras sonaban inseguras.

-Lo siento mucho Señora Kim, si hubiera visto antes al auto yo hubiera podido...- Me hizo callar.

-No hubiera cambiado nada, hubiera sido uno por otro. Estoy orgullosa de mi hijo por haberte salvado.- Me dió palmaditas en la espalda y se separó de mi. Las lágrimas seguían cayendo de los ojos de ambas.- Deberían ir con Nam, está en la cafetería.-

-Vamos.- Mi hermano me tomó la mano y nos fuimos.- Si quieres no hables con el, pero es mejor dejar a sus padres solos por ahora.- Asentí aún sin poder hablar por miedo a que mi voz se quebrara.-

Entramos a la lúgubre cafetería y mi hermano nos guió hacia la mesa donde estaba NamJoon.

-Espérame aquí, te compraré galletas y leche con chocolate.- Me hizo sentarme a un lado de su mejor amigo y se fue.

-Lo siento.-

-¿Por qué?-

Silencio.

-Ni siquiera lo sé, solo tengo este sentimiento de culpabilidad que no me deja tranquilo.- Sus ojos estaban inyectados de sangre.

-Cuando sepas la razón te perdonaré.- Mi voz sonaba temblorosa.- ¿Hace cuanto que Tae está ahí dentro?-

-Tres, tal vez cuatro horas. Pero es la segunda cirugía a la que entra, ha estado en el quirófano desde que llegó.- Sacó un paquete de pañuelos y se sonó la nariz. Puso el paquete en la mesa y lo empujó hacia mi.- Creo que los necesitas.-

No Estaba de humor para pelear o para ser sarcástica, así que simplemente le agradecí con una reverencia.

-Volví, ten tus galletas.- Puso un envase pequeño de leche y unas galletas de chocolate a mi lado.- ¿Quieres algo más?- Se sentó cerca de mi.

-No.-

-Bien, ¿Y tu Nam?-

-No.-

-Está bien.-

Nos quedamos en silencio. Lo único que se oía era el crujido de las galletas cuando las mordía. Unos tacones resonaron a nuestras espaldas.

-¡Chicos ya salió!- Me levanté tan rápido como mis piernas me permitieron y seguí a la Señora Kim hasta la unidad de cuidados intensivos.

-Solo la familia entra.- Un enfermero nos detuvo en la entrada.

-Señor, por favor déjelos pasar solo esta vez.- La mamá de Tae unió las manos en forma de suplica.

-Lo lamento señora.- El enfermero volvió a lo que estaba haciendo antes.

-Está bien, entren, esperaremos sus noticias en la sala de espera.- Mi hermano me rodeó con el brazo y volvimos a la sala de espera.

Empecé a morderme las uñas porque nadie venía a decirnos nada. ¿Murió?. La mera idea de su muerte hacía que mi corazón se estrujara.

-Mira, ya viene Nam.- Frotó mi brazo.

Me levanté y corrí hacia el.

-¿Cómo está?¿Está despierto?- Lo tomé por ambos brazos y lo sacudí.

Las lágrimas estaban presentes en sus ojos.

-T/N, él...-

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Ups. ¿Ustedes que creen? ¿Se va a morir o no?

[]E R R O R[] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora