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-¿Cómo?- Mis ojos se abrieron mucho.

NamJoon comenzó a agitar las manos frenéticamente.

-No me refería a eso. Salir como amigos.- Estaba rojo como la manzana que acababa de comerme.

-Ahh.- Recuperé el aliento que había perdido con aquella pregunta.- ¿A dónde quieres ir?-

-Vi un anuncio de una piscina con olas artificiales, es un curso de surf, pensé que sería divertido pero si no quieres está...-

Lo interrumpí.

-Si quiero, suena divertido.-

Sonrió, satisfecho con mi respuesta.

-¿Te parece hoy por la tarde?-

-Perfecto.-

•••

¿Dónde hay un traje de baño cuando lo necesito? Solo tengo uno y es de pandas, ponérmelo sería suicidio social.

Frustrada, abandoné mi habitación para decirle a NamJoon que no podía ir con el hoy. Sin embargo me llevé una sorpresa.

-¡Santo cielo!- El abdomen de NamJoon me atacó de la nada. Di la vuelta para salir corriendo, pero en medio de mi carrera, el dedo meñique de mi pie dió contra la pata de la mesa.- ¡Maldita sea!-

Caí al suelo por el impacto. NamJoon corrió a mi lado, aún sin camisa, y se agachó a mi altura.

-¿Qué pasó?-

¿Tu que crees imbecil?

-Me pegue con la pata de la mesa.- Abrí los ojos solo para encontrarme con sus abdominales frente a mi cara. Por dios, se veían tan bien formados que podría lavar mi ropa ahí.

Me ayudó a levantarme y recostarme en el sofá.

-Espérame, voy por el botiquín.-

Revisé mi dedo en lo que él volvía. Estaba lleno de sangre, creo que se me cayó la uña. NamJoon volvió con el botiquín y sacó el alcohol de la caja.

-¡No!- Pretendía ponérmelo en la herida abierta.- ¿Quieres matarme del dolor?-

Su expresión se tornó apenada y me sentí mal por gritarle.

-Perdón.- Puse mi mano en su brazo para tranquilizarlo.- Ayúdame a ir al baño.- Extendí mis dos brazos para que me ayudara a pararme, pero en lugar de eso me cargó como un mono.- No me refería a esto, pero bueno.-

Sentía sus abdominales en mi barriga. ¿El sentirá mi abdomen flácido como yo siento el suyo? Ruego a Dios porque no sea así.

-Déjame sentada en la orilla de la bañera.- Acató mis órdenes.- Ahora abre el agua y déjala hasta que esté tibia.- De nuevo hizo lo que le dije para luego sentarse a mi lado.

-¿Por qué te caíste?- Buscó mi mirada.

-Si vamos a hablar, ponte la camisa.- Intenté con todas mis fuerzas concentrarme en el dolor de mi pie para no verle los abdominales de nuevo.

-Así que fue por esto.- Se señaló a si mismo y rió levemente.- ¿Qué nunca le viste el abdomen a nadie?-

-Mira, Hobi no cuenta y tu hermano tenía el abdomen flácido como yo.- Reparé en que hablé de Tae en pasado.- Tiene.-

-Lo se.- Sonrió y sus hoyuelos se marcaron ligeramente.- Algunas veces a mi también me resulta difícil hablar de él en presente.-

Nos quedamos en un silencio incómodo. A ninguno de los dos nos gustaba hablar de Tae, era demasiado triste.

-El agua ya está lista.- Puso la mano bajo el chorro de agua.

-Lo demás puedo hacerlo yo sola, ya puedes irte.- Negó con la cabeza y me atrajo hacia sí.

-Yo te hice caer, yo te curo.- Sonrió de nuevo. Si no deja de hacerlo me va a volver loca.

Puso mi pie sobre su pierna. Hizo una cazuela con su mano y dejó caer el agua en mi herida. Un alarido de dolor escapó de mis labios. NamJoon me tomó la mano y acarició el dorso de esta con su pulgar.

-Tranquila, aquí estoy.- Dijo antes de dejar caer la segunda ronda de agua sobre mi dedo.

Es el peor dolor físico que he sufrido en mi vida. NamJoon siguió limpiando mi herida lentamente para no hacerme daño, nunca soltó mi mano. Terminó y fue por vendaje, el cual colocó con cuidado sobre mi dedo. Nos quedamos sentados en la orilla de la tina.

-Lista.- Revolvió mi cabello burlonamente.- Que chica tan caliente fuiste hoy ¿Quieres una paleta?- Me habló como a una niña pequeña.

-Te tomo la palabra, pero quiero un helado, no una paleta.-

-Te llevaré a tu cuarto y luego voy por tu helado.- Me sorprendía que siempre cumpliera mis caprichos, sin embargo tengo una ligera corazonada de él porque.

Se agachó frente a mi y rodeé su cuello con mis brazos, esperé a que me levantara pero eso nunca pasó. Retrocedí un poco mi mirada para encontrarme con la suya, clavada en mi cara.

-¿Qué pasa?- Nuestras caras estaban a unos pocos centímetros.

-Tienes una cara muy peculiar.-

-¿Tomó eso como un insulto o un halago?- Le jalé la oreja levemente.

-Tu cara es peculiarmente hermosa.- Mis mejillas comenzaron a arder.- Me gustas. Me gustas mucho y no sabes cuantas ganas tengo de besarte ahora.- Normalmente en la televisión este sería el momento donde el chico besa a la chica, pero nosotros nos quedamos estáticos. Tae abandonó mi cabeza por un momento y me permití imaginarme cómo sería si mis labios se juntaran con los de NamJoon.

Tan solo eran unos centímetros, si me movía un poco podría probar aquellos carnosos labios.

Unos centímetros y ambos iniciaríamos algo que luego no podríamos frenar.

[]E R R O R[] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora