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Dos suaves golpes en la puerta me hicieron despertar. Mis ojos dolían por haber llorado tanto tiempo. Me incorporé en mi cama y me senté encarando a la puerta.

-Pasa.-

NamJoon entró con indecisión a mi nueva habitación. Estaba vestido con una camisa blanca, que acentuaba sus fuertes pectorales, y unos pants negros. Su cabello gris estaba completamente desordenado. Nunca lo había visto así.

-Hola.- Se sentó en la cama. Sentí como su lado se hundía.- Lamento no haberte recibido cuando llegaste, estaba en la ducha y cuando salí tu ya te habías encerrado en tu cuarto.-

-No hay problema.- Jugué nerviosamente con la liga que tenía alrededor de mi muñeca.

-¿Quieres hablar de lo que pasó?- La mirada en sus ojos era sincera.

-Creo que HoSeok ya te lo dijo todo.-

-En realidad, como tú, se encerró en su cuarto pero con YoonGi.-

-Oh.-

-Si no quieres decírmelo no hay problema.- Se levantó de la cama pero lo tomé de la muñeca.

-No.- Lo obligué a sentarse de nuevo.- Es solo que no se como decirlo sin ponerme mal.-

-Puedes llorar, no te voy a juzgar.-

-Bueno...Cuando llegué a mi casa mis papás me estaban esperando, mi padre pudo oler el alcohol y empezó a regañarme, diciendo que todo esto era por la situación de Tae.- Mis ojos empezaron a lubricarse por las lágrimas que se estaban formando.- Me prohibió ir a verlo mientras viviera en su casa, entonces le dije que me mudaría y...me golpeó.- Toqué el lugar del impacto, incapaz de decir algo más por el nudo que comenzaba a formarse en mi garganta.

-¿Te...golpeó?- Apretó los labios y su cara adquirió un tono rojizo.

Asentí. Todas las imágenes se acumularon en mi cabeza y salieron por mi boca en forma de un sollozo. NamJoon vaciló, pero al final me envolvió en un abrazo, intentaba tener el menor contacto físico conmigo.

-Lamento que esto pasara.-

-No fue todo.- Recargué mi cabeza en su pecho sin devolverle el abrazo y deje que mis lágrimas humedecieran su camisa.- Mi madre no dijo nada cuando me golpeó, tampoco dijo nada cuando corrió a mi hermano de la casa después de verlo con YoonGi.- Mi mamá, una de las personas que más amaba, no me defendió.- Ojalá hubiera sido yo la atropellada por el auto.- Nada de esto hubiera pasado si Tae hubiera dejado que pasara lo que tenía que pasar.

-¿No crees que hubiera sido igual?- Levanté mi cara para verlo. El enojo había invadido su semblante.- Si tú hubieras salido lastimada ¿No crees que nos hubiera lastimado igual? Lo hecho, hecho está y me alegro de que al menos uno de ustedes esté bien.- Hubieran sido palabras dulces en otra boca, en la suya sonaban como un regaño.

-Lo siento.- Bajé la cabeza.

-No me pidas perdón, solo no vuelvas a desear esas cosas.- Aún no dejaba de abrazarme.- Bueno...¿Quieres que te prepare algo de comer? Dime cualquier cosa que quieras y la prepararé para ti.-

-Quiero cerveza y tteokboki.-

Me dejo de abrazar y rió sarcásticamente.

-Estás loca si crees que te voy a dejar tomar después de ayer.-

Sonreí con nostalgia. Se preocupaba como Tae lo hizo la última vez que estuve con el.

-Supongo que tendré que ir al bar de ayer entonces.- Me levanté de la cama. Y caminé a la puerta. NamJoon se apareció frente a mi y me cargó como saco de papas. Y caminó conmigo hasta la cocina.

-Quiero verte intentarlo.-

Al final si tomé cerveza, pero sin alcohol. Le hice berrinche a NamJoon y se fue al supermercado a comprarlas. Mi hermano y YoonGi no salieron en todo ese tiempo. NamJoon y yo estábamos viendo una película con los pies apoyados en la mesa mientras bebíamos.

-Oye.- Volteé a verlo.- Lamento todo lo que hice, desde tu graduación hasta lo de hace unos días. No soy de esas personas que saben controlar sus celos, intentaré mejorar para que me aceptes de nuevo...como amigo.-

-No pasa nada, ya no me importa, después de todo lo que estás haciendo por mi, tendría que ser demasiado rencorosa para seguir enojada contigo.- Sonreímos.

Esta es la típica escena de película en la que ambos chicos se miran fijamente y luego se besan, sin embargo ninguno de los dos se movió. Ambos sabíamos que si lo hacíamos, abriríamos una caja de Pandora, la cual sería imposible cerrar después. Gracias a dios un teléfono me impidió seguir pensando en eso.

-Espera, iré a contestar.- Se levantó y se fue a su cuarto.

Minutos después regresó muy agitado.

-Vámonos.- Mi cara era un signo de interrogación.- Sacaron a Tae de cuidados intensivos, ya puedes ir a verlo.- Me levante lo más rápido que pude y corrí a la entrada a ponerme mis zapatos.

Nos fuimos en el auto de Nam y dejamos a Hobi y a su novio en casa.

-Que bueno que llegan, está en el cuarto 475.- La madre de los Kim nos recibió con un abrazo.

Asentí y me subí al elevador. Detuve la puerta para que Nam entrara.

-Ve tu, creo que deberías estar a solas con el.- Levantó el pulgar y me sonrió.- Fighting.-

Asentí y deje solté la puerta. Los nervios me invadieron al estar frente a la puerta de su habitación. Iba a tocar, pero sería algo estupido de mi parte. Mi mano temblorosa tomó el pomo de la puerta y lo hizo girar. Ahí estaba el, tendido y conectado a diversas máquinas. Su hermoso cabello estaba cubierto por una venda. Su cara estaba intacta excepto por un rasguño en su mejilla derecha. Me acerqué con lentitud a él.

-Hola osito.- Siempre insistió en que lo llamara así, sin embargo me rehusaba. Ahora no se si algún día llegará a escucharme.- Te extraño mucho ¿Sabes?- Arrastré una silla a su lado. Tomé su mano y la besé.- Tienes que despertar Tae, todavía me debes mis besos.- Mis lágrimas mojaban su fina mano.- Me prometiste muchos besos y los quiero ahora ¿Me oíste?- Dejé caer mi frente en el colchón.- Por favor despierta.- Ahogué todos los sollozos que amenazaban con salir de mi garganta.

Me levanté y me acerqué lentamente a sus pálidos labios. Esos dulces labios que siempre tenían sabor a fresa, aún estando así. Moví mis labios sobre los de el sin obtener respuesta. Esta vez mis sollozos no pudieron ser ahogados.

-Lo lamento mucho Tae.- Acuné su cara en mis manos.

-¿Qué demonios te pasa?-

[]E R R O R[] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora