Capitulo 17

371 37 58
                                    

Él sol de la mañana se había ido en un pacífico y plácido sueño, no hubo dolor, no hubo arrepentimientos, la tristeza se transformó en alegría y el dolor en amor aunque solo hubiesen sido por unos momentos realmente logró brillar intensamente.

Dr.Mabo: Al menos esta vez sí pude decir adiós.

Estaba en su oficina mirando unas papeles en sus manos, tres para ser exactos.

Dr.Mabo: Está vez no solo estuve esperando a que pasará... esta vez pude hacer... aunque sea algo por ellas...

Era inevitable, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, cubrió su rostro con las manos y solo dejo salir toda aquella culpa que sentía.

Vamos no se ponga así, todo estará bien.

Dr.Mabo: No se como podías ser tan positiva con los demás... Fue una gran fortuna poder conocerte... Asahi.

Miró hacía la ventana observando como el sol poco a poco iba saliendo, para los demás sería un nuevo día pero para él era otra amarga despedida.

Dr.Mabo: Cumpliré tu última petición.

Sonrió con tristeza que no podía ocultar pues ¿como le iba a ser posible ocultar tal sentimiento?
Abrió un cajón de su escritorio mirando la bolsa, ahora limpia, que él pelinegro le había dado.

Dr.Mabo: Ni siquiera te quedaste para poder agradecerte aunque debí esperarme eso, lo bueno es que te la di antes.

Rió un poco al pensar en el korime y la agradable experiencia que tuvo al poder conocerlo. Aquella bolsa de tela desgastada contenía una gran cantidad de piezas de oro o joyas.

Él no lo sabía realmente nadie lo sabía, los repentinos robos que habían ocurrido en el mundo espiritual tenían una razón, Hiei no sabía que más hacer y al mostrársela oportunidad se unió a un grupo de bandidos a los cuales ayudó a entrar y salir del castillo de Koenma, fue un solo robo donde al final los bandidos pensaban en matarlo para quedarse con su parte aunque eso era lo que él esperaba, al matarlos regreso los objetos más valiosos y se quedó con los que realmente no necesitaban en el castillo, al venderlas en el mercado negro del mundo humano consiguió el dinero para poder ayudar de una manera distinta a la chica y al doctor, no importaba si era tomado de nuevo como un criminal tenía cosas más importantes por las cuales preocuparse, solo quería que ella estuviese bien solamente eso... lo demás no era importante, ella debía estar bien, tenía que y aunque a final se marchó... ella estuvo bien.

***

Yamaha: ¿¡Donde!? ¡¿Donde está?!

Los furiosos gritos del castaño resonaban como el peor y más insoportable sonido que se haya escuchado en el hospital.

Yamaha: ¡¿Donde demonios esta su cadáver?!

La cara desfigurada del patético hombre espantaba a las enfermeras que lo evitaban, era imposible saber que ese era él hombre que había llegado a penas en una ocasión, lo tomaron por loco.

Dr.Mabo: Señor Yamaha

Lo llamo con indiferencia observándolo.

Dr.Mabo: No debería hacer tanto ruido, este es un hospital muestre algo de decencia por favor.

Yamaha: Miserable déjate de juegos ¡¿Donde está su cadáver?!

Pregunto gritando de nuevo y tomando por el cuello de la bata al doctor.

Dr.Mabo: Eso no es de su incumbencia.

Expresó sin inmutarse y zafándose de manera brusca del agarre en su bata.

Yamaha: ¡¿Que dice?!

Dr.Mabo: Este documento dice que legalmente soy el padre de Asahi por lo que cualquier asunto que este relacionado con ella no le concierne a usted.

En efecto, los documentos habían sido arreglados antes de la desafortunada muerte de la chica aunque si la firma de su padre tuvo que ser falsificada para realizar nadie se arrepintió de hacerlo. El castaño al leer aquello tomo con fuerza la hoja y la hizo pedazos.

Dr.Mabo: No importa, solo era una copia.

Aquel comentario lo hizo enfurecer más, como un perro con rabia.

Yamaha: ¡Maldita sea, esa idiota ni muerta deja de arruinar mis planes!

Estaba a punto de golpear al mayor cuando es tomado por los guardias de seguridad, los cuales llegaron ahí gracias a las enfermeras.

Yamaha: ¡Sueltenme, los arruinare, destruiré este miserable hospital!

Lanzaba amenazas al aire mientras era arrastrado por los guardias hasta la salida.

El doctor suspiró, dio media vuelta y empezó a caminar para poder irse a su oficina pero al escuchar una voz decir su nombre se detuvo girándose a donde había escuchado aquella voz.

???: Necesito hablar con usted, soy la abogada de la joven Asahi.

El no se opuso y ambos fueron a su oficina para poder hablar en privado.

Dr.Mabo: Por favor tome asiento.

Ella se sentó y el hizo lo mismo, quedando uno frente al otro dejando el escritorio del mayor en medio de ambos.

???: Bueno estoy aquí para hablar sobre la herencia de Asahi, vine hace unos meses a hablar con ella para ver los asuntos sobre su testamento y hace unos días antes de que falleciera ella me envió una carta con un chico, ahí decía que la herencia que si madre le dejo sería dada a este hospital, eso fue acordado la primera reunión que tuvimos y...

Ella hizo una pequeña pausa para sacar un documento de un portafolio que traía consigo.

???: Este documento tiene establecido que la mitad de la herencia será para su padre y según lo que estuve investigando usted fue su padre político además de que la conoció desde pequeña debido a que la enfermedad que tenía su madre fue tratada por usted ¿cierto?

Él solo asintió con la cabeza sin poder creerlo lo que escuchaba.

???: Necesito se presente a mi bufete para poder hacer los trámites correspondientes, eso es todo.

Finalizó ella levantándose de su asiento, acción que el doctor realizó dirigiéndose ambos hacia la puerta, se despidieron y nuevamente él quedó solo en su oficina

Dr.Mabo: Esa niña...

Tómelo como un regalo.

Sonrió levemente, al fin pudo entender las últimas palabras que Asahi le había escrito en aquella carta.

Dr.Mabo: Gracias...

Aceptarme como soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora