Capitulo 20

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Dos meses habían transcurrido desde la partida de lo que una vez fue un sol en su vida.

Si bien pensaba que lo había perdido, sin quererlo, lo volvió a encontrar sin saber que la vida volvería a quitárselo sin piedad alguna.

No obstante, lo que era diferente a esa ocasión es que en estos momentos no estaba completamente sólo.

???: ¿Estas bien?

Hiei desvío levemente su mirada hacía el lugar de donde había provenido aquella voz.

Hiei: Lo estoy. Has preguntado eso en cada ocasión que nos vemos ¿No te aburres de recibir la misma respuesta, Kurama?

El mencionado simplemente rió mientras se colocaba al lado del más bajo.

Kurama: Solo quiero estar seguro.

Respondió finalmente sin que la sonrisa abandonara sus labios.

Hiei: ¿Como está ella? *Preguntó después de unos segundos de silencio*

Kurama: Está bien, no te preocupes. Incluso me preguntó cuando irás a verla.

Recibió como respuesta un simple “hump” por parte de Hiei.

Aunque las cosas con su hermana y Kurama estuvieran bien después de hablar varias semanas, sin embargo, las aguas aún estaban un poco agitados entre él, Yusuke y Kuwabara.

Kurama intento por todos los medios arreglar las cosas pero simplemente ninguno de los tres se prestó para eso.

Ni siquiera después de que ambos cabeza hueca recibieran la carta que Asahi dejo para ellos, incluyendo al pelirrojo.

Y no pidiendo, no, no, sino exigiendo fervientemente que se disculparan con Hiei.

Si bien no fue la mejor forma de pedirlo los tres sabían que tenían bien merecidos cada uno de los insultos que ella les había escrito.

Siempre teniendo uno en común, escrito en mayúscula y remarcado fuertemente con la pluma.

“Trio de estúpidos ¿Que esperan para arreglar las cosas? ¡Les jalare los pies mientras duermen sino lo hacen rápido”

Cabe recalcar que en su momento no entendieron hasta que hicieron el comentario y Botan les dijo que esa chica había fallecido hace unas semanas.

Yusuke y Kuwabara se asustaron mientras que Kurama se preocupó y en contra de todo pronóstico fue a buscar a Hiei.

Se disculpó, recibió y acepto cada uno de los insultos que él tenía para arrojarle sin objeciones.

Hablaron e incluso le ayudó a encontrarse con Yukina para que pudieran arreglar las cosas.

Poco a poco su relación de hermanos se fue restaurando.

Hasta llegar al presente, donde se encontraban justo ahora.

Hiei: Con ese idiota ahí con ella ni siquiera podría llegar sin maldecirlo.

Antes sus palabras Kurama soltó una leve risita.

Kurama: Si cambias de opinión solo debes decírmelo, te ayudaré lo mejor que pueda.

Hiei lo observó por unos segundos para después volver a ver al frente, justamente el atardecer que posaba frente a ellos.

Kurama: Ya es hora de irte ¿no?

Sin responder, Hiei giro sobre sus talones y, dándole la espalda al pelirrojo, comenzó a caminar.

Kurama: ¿Algún día me dirás algo sobre ella?

Al saber a quién se refería frenó su andar y sin darse la vuelta respondió:

Hiei: No.

Kurama: Lo sabía *rió un poco* Nos veremos luego.

Se dio la vuelta y se marchó silenciosamente del lugar.

Chasqueó la lengua con molestia al escuchar aquella risita.

Sabía lo que insinuaba pero perdería mucho tiempo reventando la burbuja del pelirrojo. Por lo tanto solo lo dejaba imaginar lo que quisiese.

Aunque él no quiso a Asahi de esa manera si la quiso mucho y lo sigue haciendo porque...

ella fue alguien...

muy importante en su vida.

Alguien que nunca olvidará y que agradecerá siempre su peculiar encuentro.

Hiei: Vaya que fuiste una mujer de carácter...

Soltó una leve risita al recordar lo que Kurama le contó sobre las cartas que recibieron.

Eso sí que no se lo esperaba.

Si... pensándolo bien, no estaba sólo después de todo. Todavía tenía a Kurama y a Yukina.

Desafortunadamente también a cierta plaga que aparecía de vez en cuando.

???: ¿De que te ríes?

Su risa se detuvo. Reconoció la molestia presencia a pesar de no haber visto todavía de quién se trataba.

Parecía que el hecho de haberlo solo pensado lo había invocado. Maldijo internamente.

Es que no podía ser otro sino el mocoso malcriado de Kabel.

Hiei: Talvez de tú ridícula voz.

Respondió indiferente comenzado a caminar de nuevo.

Kabel: Mi voz podrá ser ridícula pero al menos yo no tengo una apariencia ridícula.

Se defendió el chiquillo flotando algo lejos para evitar cualquier acto agresivo hacía su persona.

Hiei: Maldito mocoso *masculló entre dientes sacando lentamente su espada*

Kabel: Excelente idea vamos a ver al doctor.

Propuso aterrizando frente al imiko.

Hiei: ¿Por que deberíamos? Nadie está herido.

Kabel: Para que te revise la cabeza por si te falta un tornillo.

Aclaro encogiéndose de hombros y mostrándole la lengua. Hiei sin pensarlo mucho balanceó su espada hacía el azabache menor.

Kabel no esquivó, ni siquiera se movió dejando que la espada cortara un poco su brazo.

Kabel: Ahora hay alguien herido, vamos.

Hiei: ...

¡Hijo de...!
¿Con que ese había sido su plan?

Antes de que pudiera reclamar el menor salió corriendo. Sin tardar mucho corrió, persiguiéndolo.

Talvez si le cortaba un poco, solo un poco, el pie se detendría.

Aunque era una molestia muy en su interior pensaba que era mejor que estar solo siempre.

Sin notarlo una leve sonrisa se posó en sus labios.

Ella le dijo que no hiciera nada estúpido.

Si perseguir a un niño sobre los techos no era algo estúpido no sabía que no lo era.

A pesar de ello, él seguiría adelante, tal como ella lo hizo.

Seguiría viviendo hasta que algún día pudieran volverse a encontrar.

Hasta entonces... nos vemos...















Fin

Aceptarme como soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora